Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 12 de mayo de 2019
Las elecciones generales se verificaron, como estaba planeado,
el pasado domingo 5 de mayo y salvo algunas irregularidades que aún se están
ventilando, el proceso fue normal y ejemplar.
Por un estrecho margen ganó el candidato del Partido Revolucionario Democrático
(PRD) en alianza con el Partido Molirena.
Fueron varias las innovaciones que se introdujeron en este período
electoral, las más importantes y saludables, la de acortar la campaña a
solamente 60 días y limitar los topes de las donaciones particulares (aunque
ésta última tiene mil maneras de “bypassearla”, como se dice coloquialmente).
Resulta inexplicable para los que sufrimos los vejámenes y nos
consta la corrupción y el irrespeto del gobierno de Ricardo Martinelli
(2009-2014) que el candidato de su partido, Cambio Democrático (CD) llegara
rozando al candidato ganador. Hay un tufillo de inyección millonaria en
prácticas deleznables y se han visto en esta semana post elecciones reclamos de
personas a las que les prometieron bonos de supermercados y otras prebendas,
que no les han cumplido.
No es una sorpresa, por lo menos para mí, que el candidato
independiente Ricardo Lombana llegara de tercer lugar, sin partido, pues era un
aire fresco, una esperanza en la que creyó mucha gente soñadora que no entiende
o no quiere entender que para hacer gobierno se necesita una estructura de
partido. Fue el mismo fenómeno Rubén
Blades y el mismo escenario, –siete candidatos–, de las elecciones de 1994. La diferencia es que Rubén tenía partido y
sacó 6 diputados, pero abandonó el colectivo y el Papá Egoró desapareció. En la siguiente elección no sacó ni un
representante en la Asamblea Nacional.
El país está viviendo un frenesí de esperanza, porque se acaba
una década de desgobierno que empezó con Martinelli con las obras faraónicas
que no fue capaz de seguir Juan Carlos Varela, que se enfocó en perseguir a sus
enemigos, en corretear sotanas y meterse en líos internacionales donde no tenía
que estar. Fue un gran acierto el
establecer relaciones con China y de una vez por todas terminarlas con Taiwán,
pero ese compinche que tiene con los chinos crea suspicacias, porque no sabemos
la extensión de los compromisos adquiridos.
Ha endeudado al país más que todos los gobiernos anteriores y dejado de
pagar a los proveedores del estado que están al borde de la bancarrota.
El #BuenGobierno del presidente electo, Nito Cortizo lo tiene
muy difícil. Yo fui una de las que pensaba que el candidato era rehén de los
malandrines diputados que están en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de su
partido y de allí que, en su oportunidad, advertí de ese peligro. Pero ha demostrado que no es tal, tanto en la
escogencia de su vicepresidente (en las que hubo presiones muy fuertes de los
gamonales) como en el resultado final, ya que no se plegó a las exigencias del
presidente del colectivo que, disgustado, pidió el voto para Roux saliéndole el
tiro por la culata: la gente, acostumbrada a votar por el candidato a
presidente de su partido se enredó y ese diputado ahora sale, por desgracia,
por una fórmula que hay que revisar a futuro, medio cociente o residuo. Esos que entran a la Asamblea mediante esta
fórmula deberíamos considerarlos como los desperdicios que deja el carro de la
basura al pasar por las calles (cuando pasa).
Una victoria fue la de la campaña #NoALaReelección, ya que
solamente 18 de los 50 diputados que aspiraban a reelegirse lo lograron y con
esfuerzo. Los más emblemáticos se
quedaron, como es el caso del hermano del presidente, el devoto de Santa
Librada (Tito Afú) y otros. Es
interesante que hayan salido 5 candidatos independientes, todos jóvenes y uno
de ellos, Edison Broce, viene de ser suplente independiente de un diputado
panameñista que no se reeligió. Broce
logró pasar una importante ley de reciclaje el año pasado que, hasta la fecha,
ni el Ministro de Ambiente ha tenido la cortesía de implementarla.
La tardía información que proporcionó el Contralor de la
República sobre el uso de fondos públicos en las planillas tan cuestionadas
pudo haber afectado a la candidata Gómez, al revelarse contrataciones que no
tenían ni pies ni cabeza y por montos considerables.
Nuestro país quiere vivir en paz, tener acceso a los servicios
de salud, pagar precios justos por los alimentos, sentirse seguro en las calles
y que los temas judiciales se lleven como se debe. El país requiere de una reingeniería
monumental, casi heroica y esa responsabilidad recae en el gobierno de Nito
Cortizo. Y la estrella que destacó en su
programa de campaña, la educación, tiene que ser la que guíe su gestión. En ella reposa la esperanza de todos.