Publicado en La Estrella de Panamá Vida y cultura

DE NINGUNA PARTE

Por Mariela Sagel, en La Estrella de Panamá, 31 de octubre de 2021.

Tapa del libro «De ninguna parte, por Julia Navarro»

La última novela de la escritora española Julia Navarro, “De ninguna parte” es tan apasionante, vibrante, como adictiva.  El tema que ha abordado en esta nueva obra, que fue lanzada con toda la maquinaria de la editorial Plaza & Janes y coincidió inmediatamente con la Feria del Libro de Madrid, en el parque El Retiro, es pertinente en estos momentos que se plantean tantos conflictos en la región en torno a la religión y los fundamentalismos.  Julia, gran amiga de Panamá, se luce más que esplendorosamente con este libro que, contrario a los anteriores más recientes, superan las 1,000 páginas.  En éste solamente tendremos que leer          páginas, que no querremos soltar porque, como dije, captura la atención desde la primera página.

     Julia Navarro es una de las novelistas más importantes de España actualmente, y ya uno de sus libros, “Dime quién soy” fue llevado a serie y acabo de verlo y está impecable, producida por Movistar, en 9 capítulos que narran la vida y andanzas bastante azarosas por el mundo de Amelia Garayoa, enmarcada en los conflictos mundiales que le tocó vivir.  De una factura magnífica y con un reparto espectacular, corroboramos lo que dijo alguna vez en sus viajes a Panamá:  que ella era una pesadilla para los guionistas porque estaba al tanto de cada uno de los detalles.  Esa serie resuma excelencia y no puedo más que aplaudir que la autora sea tan estricta y que el producto sea tan excelente.

     En “De ninguna parte” Navarro se mete en el tema del desarraigo que produce la trashumancia que empuja a muchas personas a migrar de un país a otro y a exponerse a la aceptación o rechazo de los locales.  Abir Nasr es un adolescente que presenció cómo asesinaban a su madre y hermana en el Líbano, por parte del ejército israelí.  En ese momento, jura vengarse de los que perpetraron tan horrendo crimen y se le graba, como en una talla, la figura de quien, según él, ejecutó a su familia.

     Del otro lado está Jacob Baudin, que cumplía servicio militar obligatorio y fue testigo de esa muerte, y en el que también quedó como cincelada en su memoria la cara de Abir Nasr.  Jacob, de padres franceses, se enfrenta el dilema de luchar contra enemigos que no ha elegido y, aunque se traslada a Israel a vivir porque su madre es judía, no logra adaptarse a esa identidad y tiene sentimientos encontrados sobre los conflictos que han llevado a la guerra a los países del área.

     Abir y su hermano, huérfanos, se van a vivir a París con un tío que tiene dos hijos y una esposa supremamente sumisa, a la que no se le permite ni opinar y que viven dentro del más estricto fundamentalismo musulmán.  En ese ambiente, Abir está dentro del asfixiante núcleo familiar y una sociedad abierta que encuentra en el colegio al que asiste.  Su prima, Noura, con la que tiene una gran afinidad, es una rebelde de todos los convencionalismos del integracionismo religioso de su padre y llega al punto de ser repudiada por él por no vestir la yihab, pintarse los labios y usar minifalda.  Logra huir de esa cárcel familiar porque, viviendo en Francia, los tribunales le permiten estar en un hogar que no sea tan estricto.  Quiere ser cantante y tiene una amiga íntima, Marion, que es una mujer hermosa, vital y algo libertaria.

     Abir tiene la desgracia de enamorarse de Marion, y se obsesiona con ella hasta el punto de la locura.  Posteriormente, entra en un grupo que se llama “El Círculo”, de creencias islamitas de lo más atrasadas y, en su insatisfacción y desorientación por no saber dónde pertenece, se muda a Bruselas con su tío y familia.  El Círculo lo entrena para sembrar el terror en el corazón de la Unión Europea, y empieza por enviar un video al canal de televisión internacional exigiendo que se transmita en el programa más popular.  Empieza un relato de lucha de poder entre las diferentes agencias de seguridad de los países europeos, los celos profesionales y la voz sensata que aporta Jacob Baudin, que se une al conglomerado de agencias de inteligencia como parte de los israelíes. 

     Lo que sigue es un relato que no pierde hilo por todos los acontecimientos que se suceden, bomba tras bomba, inmolación tras inmolación, el sacrificio de la propia familia, la relación que tiene Noura con su madre (se ven a escondidas) y la certeza que ella tiene de que la voz del que amenaza con los ataques no es otra que la de su primo Abir.  Se le presenta entonces la disyuntiva de denunciarlo para que no siga muriendo gente, o callar.

     Julia Navarro nos sumerge en las profundidades de la naturaleza humana, con todas sus luces y sombras.  Nos extiende una invitación para que reflexionemos sobre nuestras certezas y eso no es nada fácil, sobre todo a los que tienen creencias condicionadas por entornos familiares estrictos.  El desenlace es de lo más inesperado e impensado, y demuestra hasta que punto nos puede llevar una obsesión.

LA AUTORA

Foto de Julia Navarro

     Julia Navarro no necesita presentación para los lectores panameños.  Ha estado tres veces presentando sus libros y en esas ocasiones el público ha abarrotado donde los presenta.  De una fragilidad aparente, se demuestra la exitosa carrera que tuvo como periodista durante 35 años, trabajando en los principales medios del país, desde la cadena SER así como TVE, desde el cual conducía un programa de entrevistas.  Su carrera la inició desde la transición española y eso le ha permitido tener una mirada analítica de la evolución social de los españoles.  Todavía es reconocida como una magnífica periodista política.

     Fue analista política de la agencia OTR/Europa Press y colaboró con el programa de televisión “Tertulia política” en Telemadrid.  Cuando empezó a escribir ficción, ya no pudo dejarlo y se ha dedicado por completo a la novelística, demostrando en sus ocho novelas hasta ahora publicadas una exhaustiva investigación, tanto histórica como del pensamiento humano.  Sus obras más destacas son “Dispara, yo ya estoy muerto” (2013), “Tú no matarás” (2018) y ahora “De ninguna parte”.  Sus libros se han vendido en más de 30 países.  No se considera una novelista histórica, porque si bien el peso de la historia es importante, ella tiene obsesión porque los escenarios a los que lleva a sus personajes estén bien construidos, respondan al momento histórico que están viviendo y dedica una gran cantidad de tiempo a documentarse.  No le interesa contar la historia, sino los sentimientos de los personajes a los que da vida y, en este caso, conjuga muy bien la estricta disciplina fundamentalista con las responsabilidades de los que en su momento velaron porque no ocurrieran más atentados en el centro de Europa.

     Una novela que no tiene desperdicio y que eleva a Julia Navarro al nivel de gran gran escritora.