Cultura Literatura Opinión Publicado en La Estrella de Panamá

El Nóbel que peló la cebolla

Domingo 19 de abril de 2015

«El alemán nacido en Polonia, Günter Grass, también falleció el pasado 13 de abril, a los 88 años, era un artista plástico: pintaba, esculpía y grababa.»

Mariela Sagel
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El alemán nacido en Polonia, Günter Grass, también falleció el pasado 13 de abril, a los 88 años, era un artista plástico: pintaba, esculpía y grababa. Causó una gran polémica su libro autobiográfico Pelando la cebolla en 2007, donde reconoce su pasado nazi, cuando perteneció a las juventudes hitlerianas contando con apenas 15 años.

De origen cachubo (‘ni alemanes de verdad ni suficientemente polacos’) tuvo también su dosis de mea culpa. Era inconfundible en su pinta de bigote incontinente y poblado, con una pipa que encendía constantemente. Fue también la gloria viva de la literatura alemana actual y un referente moral desde que en los años 60 insistía en la culpa de una nación como Alemania, que permitió sin preguntas la llegada de Adolfo Hitler al poder y como consecuencia de ello, uno de los detonantes de la guerra más devastadora que haya conocido la humanidad.

Su obra más conocida fue El tambor de hojalata , cuyo protagonista principal era un niño que en un momento dado decidió dejar de crecer (Oskar Matzerath se llama) y se convierte en un enano, un loco sexualmente obseso, un criminal… en cualquier caso una especie de conciencia del Tercer Reich que, con sus redobles, destruye todo orden marcial. Se nota la influencia en su prosa de la novela picaresca española.

El libro fue publicado en 1959 y cuando la tradujeron, la España de Franco la prohibió por blasfemo y pornográfico. Grass también tiene otras obras importantes, incluyendo una trilogía que integra El tambor de hojalata , obra que fue llevada al cine.

Gabo tuvo a Justin Webster, que no cejó en su obsesión por hacerle un verdadero homenaje. Galeano y Grass también encontrarán quien los muestre con sus mea culpas y sus valores profundamente humanos.

Al final, los une a los tres la ternura. Como cantó recientemente Silvio Rodríguez en la Cumbre de los Pueblos, con su Escaramujo : ‘el saber no puede ser un lujo’. Allí están las obras inmortales de los que nos ha llevado el mes de abril: García Márquez, Galeano y Grass.