Por Mariela Sagel, Vida y cultura, 11 de agosto de 2019, La Estrella de Panamá
El viernes 9 de agosto, irónicamente día del abogado, se declaró
NO CULPABLE (lo que no es lo mismo que inocente) al expresidente Ricardo Martinelli.
Fue un momento inédito en la historia de nuestro país, de nuestra más reciente
democracia, donde se evidenció que el sistema judicial está desfasado, colapsado,
carcomido y podrido.
El juicio que se llevó a cabo por más de un año en Panamá
(después que el preso estuvo un año engrilletado en una cárcel de Miami)
culminó entre gritos, rotura de puertas, vítores de los seguidores del maleante
que nos gobernó durante cinco años, para seguirla al día siguiente en alegre tuna
por los centros comerciales más populares de la ciudad. El caso estuvo mal llevado, mal armado y
periciado. Lo que empieza mal, termina
mal. No hay duda de que en el momento en
que se sacó el juicio de la Corte Suprema (que no es una perita en dulce) se
sabía que en un Sistema Penal Acusatorio los responsables lo absolverían.
La frustración de la gran mayoría de los panameños decentes se evidenció a todos los niveles. Nos hemos sentido impotentes, furiosos, tristes pero debemos ahora más que nunca demandar que se evalúe, se revise y se reestructure el sistema jurídico, así como se debe reestructurar el órgano legislativo.
“Robó, pero hizo” es la justificación de muchos de sus
seguidores, que reclaman una vuelta a sus desafueros gubernamentales. El gobierno de Varela, ensañado contra su
exjefe y mentor, montó una procuraduría paralela de ciertos casos y todos, cada
uno, se han ido cayendo, porque no se pueden omitir los procedimientos legales
a capricho de a quién se le aplique.
Muchos son los responsables de esta pantomima de país que nos
han heredado diez años de desgobiernos.
A Martinelli lo victimizaron y ahora es popular otra vez, y “los locos
somos más” van a volver a saltar sobre colchones. Hemos retrocedido no una década sino
varias. Debemos reflexionar sobre cómo
debemos aportar a enderezar el país.
Por Mariela Sagel, Vida y cultura, 11 de agosto de 2019, La Estrella de Panamá
La escritora panameña
Rose Marie Tapia sigue, como todos los años, fiel a su costumbre de presentar
el primer día de la Feria Internacional del Libro su último libro. Y este año no es una excepción: el 13 de
agosto, a las 5 de la tarde, Tapia estará presentando “Se presume culpable”, su
más reciente novela.
Incansable en la
promoción de la lectura, en la creación de nuevas obras y también en su misma
vocación de lectora, Rose Marie lleva a cuestas, con “Se presume culpable” un
total de 23 libros. Generalmente el nuevo relato sale seis meses antes de la
presentación para hacer una preventa, a fin de que los lectores vayan
conociendo la obra.
Esta novela, que es
política, suma a su novelística ya 5 de este género. La novela política es definida en México como
en la que “el escritor se compromete con la política actual del país, ya sea
para explicar alguna situación determinada o para satirizar, protestar o
denunciar hechos como la violencia política, la corrupción, la infiltración de
grupos extranjeros en el país, la manipulación o el chantaje de los políticos,
las amenazas o torturas del régimen, así como el anhelo por una situación
mejor”.
Portada del nuevo libro de Rose Marie Tapia
Sostuve una larga
conversación con Rose Marie en su residencia y comentamos todos los aspectos de
su vida y obras. Aunque nacida en Panamá, vivió desde niña en Chitré, provincia
de Herrera, y allí asistió a la escuela.
Tuvo una salud frágil desde joven, a los catorce años la atacó una
artritis, lo que la hizo más reflexiva, a la vez que dedicó mucho tiempo a la
lectura. Después se le manifestó el
lupus, y más recientemente la intolerancia al gluten, que le afecta las
terminales neurológicas. Su madre, que
era educadora y a quien le dedicó un precioso libro, “Vida de
compromiso”, decía que “en el infortunio está la semilla de la felicidad, hay
que saber encontrarla”.
Empezó a escribir un
24 de junio de 2000, día de San Juan, patrono de Chitré. Su primera novela, “Caminos y encuentros”
tuvo una mención de honor en el Concurso Ricardo Miró de 2000. En ella aborda temas esotéricos para
desentrañar los misterios políticos de los tiempos de Noriega. Allí narra la persecución a los grupos
civilistas y tiene una alta dosis autobiográfica.
Se inició en el género
político con “No hay trato”, que empieza una trilogía (después está “Agenda
para el desastre” y la termina “El retorno de los bárbaros”) donde la
protagonista es una mujer que lucha contra la corrupción. En la segunda trata de un presidente que se
vuelve loco y toma medidas arbitrarias y en la tercera advierte el peligro que
representa para la población que no haya una sociedad de diálogo, de consenso.
Libros de Rose Marie Tapia en casi 20 años, 23 en total
Retoma posteriormente el tema con
“El poder desenmascara”. Con el libro
que presentará el 13 de agosto, “Se presume culpable”, cuando ya lo tenía más o
menos estructurado, detuvieron al ex jefe de policía por tener un arma de
colección en su poder. Ya en “El poder
desenmascara” la autora tenía un personaje que era jefe de la policía, Ramiro
Moreno, que arriesga su vida por defender la del vicepresidente, que tenía que
asumir los plenos poderes en caso de que algo le pasara al mandatario, y
entonces decidió llevar la traición a la narrativa. Traición política que se ve a cada rato. Lo que hizo fue tomar elementos de la
realidad para fusionarlos con la ficción y de esa manera lograr que el lector
reflexione y procure un mejor país, decente y democrático. Desde que vio que apresaron a Gustavo Pérez, supo
que lo iban a condenar. Sin embargo,
Ramiro Moreno no es Gustavo Pérez, y en él recrea la situación y el abuso del
poder violando el derecho del individuo a la presunción de inocencia.
Su método es
investigar, revisar noticias, las redes (que son una gran fuente de
información) pero no se entrevista con sus potenciales protagonistas.
No todas sus novelas tienen matiz
político, pero éstas son muy aceptadas por los jóvenes, porque el ritmo
narrativo los envuelve y ellos empiezan a investigar. Y muchos le preguntan por qué los escritores
en Panamá no escriben más novelas políticas.
Dice categóricamente que “Se necesita mucho valor para hacerlo”. Las
novelas políticas traen controversias. Y
las escribe antes de las elecciones para que la gente tome consciencia. “Nos pasamos cinco años quejándonos, pero
nosotros somos los que ponemos allí a los gobernantes”.
SEMBRADORA DE LECTORES
Rose Marie Tapia empezó organizando
círculos de lectura desde su primera novela, (antes lo hacía en Exedra y ahora
en Gran Morrison). Después fue
llevándolos al interior. Las madres la
leen porque los jóvenes entran al círculo de lectura virtual que hace en
Facebook. Son 6,000 personas que están y
unas 3,600 comentan, aportan. Crea el
círculo de lectura y les da autonomía porque no podría cargar con 359
círculos. En Aguadulce hay uno que se
llama “Millenials” y otro “Las aventureras”, que lo integran personas
jubiladas. Tienen un local gratis, hacen
una verdadera fiesta cada vez que se reúnen.
Cuentan con un fondo de libros que se prestan (en la Universidad
Politécnica). En los colegios están los
círculos que leen el libro asignado por el profesor.
La autora
Ante mi pregunta de si en Panamá se
está leyendo más me dice enfáticamente que sí, si no fuera así ella no vendería
entre 36 mil y 40 mil libros al año. En
total ha editado 470 mil libros, vendidos 416 mil, desde 2001. Con casi 20 años de estar escribiendo,
llegará a la cifra de medio millón de libros editados.
Su público es de todas
las edades, desde niños de 7 años. Si
los padres ven a sus hijos leer, igual hacen ellos. El otro año publicará la continuación de su
libro más leído, “Roberto por el buen camino”.
Como buena escritora, es una lectora voraz, se lee un promedio de 150
libros al año.
Es muy estricta en su
rutina diaria a fin de producir. Empieza a las nueve de la mañana, despacha
correos, hace mandados y de las 2:45 a 5:45 de la tarde se sienta a
escribir. Pero cuando la afecta la
fiebre creativa se puede dedicar a escribir todo el día.
Una vez tiene el borrador lo entrega
al corrector. Es muy consciente de que hay
que trabajar con el hemisferio derecho y corregir con el hemisferio
izquierdo. Cuando termina una historia,
la deja reposar tres meses y entonces la revisa con la mente fría. Y en esos meses empieza otra novela. El profesor Ariel Barría es su editor de
estructura.
Su nivel de organización le permite
entregar el manuscrito a su editor, Servicio de Lewis, incluyendo la portada y de
esa manera abaratar el costo, porque su interés es que los libros sean
accesibles, para que todos puedan adquirirlos.
A través del año hace
presentaciones tanto en la ciudad como en el interior. La presentación oficial siempre es el primer
día de la feria y a partir de allí pasa los seis días del evento en el stand de
Lewis firmando, solo se ausenta para ir al baño. Le traen agua y algo de comer durante esas 12
horas. Antes cruzaba al hotel Sheraton a
almorzar, pero en una ocasión una niña lloró porque pensó que se iba. Firma aproximadamente mil libros al día.
En sus libros hay críticas, se ensalzan
los valores y muchas otras cosas con las que todos se identifican. El hecho de
ser hija de una educadora la compromete con los temas que aborda.
Si bien el éxito llegó con “Roberto
por el buen camino”, el ser del interior y ser mujer le exigió romper una
barrera, porque vivimos en una sociedad machista. Desde joven le gustó
escribir, tuvo un buen profesor de literatura, Roberto Carrizo, que aún viene a
verla en la feria del libro. Se decidió
a dejar su trabajo de gerente en la empresa de su hermano después de 25 años
para dedicarse a la literatura.
Rose Marie Tapia, la super ventas
panameña, no se considera una sobreviviente, sino una superviviente.
Novelas políticas.
No hay trato
Agenda para el desastre
El retorno de los bárbaros
El poder desenmascara
Se presume culpable
Mariela Sagel es arquitecta, ex ministra y escritora. Publica hace 40 años en Panamá y otros países sobre temas políticos, literarios, patrimoniales y de arte. Actualmente es embajadora de Panamá en Turquía.