Facetas Literatura Publicado en La Estrella de Panamá

El precio de escribir

FRANK KAFKA

MARIELA SAGEL

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Facetas, 28 de abril de 2013

Visité la ciudad donde hace 130 años nació el autor de ‘La Metamorfosis’. Las calles y plazas que inspiraron al genio pueden resumirse en este texto..

Casi a diario escuchamos a una u otra persona referirse a una situación específica señalándola como ‘kafkiana’, y solemos repetir el término sin saber a ciencia cierta a qué alude. El diccionario dice que es un hecho absurdamente complicado, extraño, como las que escribía este autor checo, famoso en todo el mundo y al que le rinden merecido homenaje en su natal ciudad checa.
Franz Kafka nació hace 130 años el 3 de julio en la región de Bohemia que se conoce como Praga (1883), en la esquina de la calle Kaprova y Maiselova, que hoy llaman la Plaza de Franz Kafka. Hijo mayor de un matrimonio de ascendencia alemana, tuvo con su padre una relación de conflicto; sus dos hermanos varones murieron de niños y tres mujeres, con una de las cuales el autor estuvo muy apegado hasta el final de su vida.

Estatua en homenaje a Frank Kafka en Praga
EL DILEMA FAMILIAR

De origen judío, recibió su bar mitzvah en 1836. Hermann Kafka era un hombre pragmático y anhelaba que su hijo fuera un hombre de negocios, pero él ya había descubierto su vocación intelectual y se había entregado a la escritura.

El joven Franz amaba a su familia, pero no quería estar muy cerca de ellos porque sentía una invasión a su privacidad y a su vocación por la literatura. Toda la vida estuvo marcada por su dependencia emocional hacia su núcleo familiar, donde regresó cuando le fue diagnosticada la enfermedad que lo mató, la tuberculosis, a la edad de 40 años, en 1924.

Hizo estudios de derecho, de los cuales obtuvo un PhD y mientras tanto seguía escribiendo. Se había hecho muy amigo de Max Brod, un compañero de clases que era todo su opuesto: sociable, recalcitrante sionista, y ligado al mundillo literario porque era también escritor, crítico y editor del Prager Tagblatt.

Fue una amistad que duró toda la vida y gracias a ella, desoyendo la petición que hizo Kafka de que sus escritos fueran destruidos a su muerte, Brod logró publicar no solo sus novelas (algunas inacabadas) sino artículos y abundante correspondencia que mantuvo con su hermana, con sus novias y en sus diarios de viaje. Una pieza clave en la obra de Franz Kafka es ‘Carta al padre’, donde se puede vislumbrar el conflicto interno que mantenía con su familia.

INSEGURIDAD LITERARIA

Kafka escribió sus obras en alemán, pero hablaba y escribía muy bien el checo. Vivió en Berlín varios años y allí inició sus estudios de judaísmo. Ejerciendo como abogado trabajó unos años en la empresa italiana Assicurazioni Generali en Praga. Varias veces estuvo a punto de casarse con la misma mujer, pero no soportaba la idea de tener una vida en común que compaginara con el ejercicio de la escritura y temía en cómo le afectaría la relación matrimonial. Escribir era su vida, pero al mismo tiempo, estuvo siempre inseguro de la calidad de su producción. De allí que instruyera destruirla a su muerte.

Su particular forma de escribir lo ha erigido como uno de los referentes de la literatura universal. En su momento, tanto los nazi como los comunistas ignoraron a propósito sus célebres novelas El Castillo, El Proceso y la muy celebrada La Metamorfosis, y fue André Bretón quien a través de su círculo de artistas surrealistas redescubrieron su valor literario.

El autor de la plaza vieja de Praga, que nació cuando esa región era parte del imperio austro húngaro, ha tenido una influencia determinante en los movimientos literarios modernos, en el existencialismo e incluso el realismo mágico. Es indudable el valor que tiene en la literatura de la primera mitad del siglo 20. De haber estado vivo para cuando empezaron las purgas contra los judíos seguramente su padecimiento habría sido mayúsculo, ya que amaba profundamente a su ciudad natal y le hubiera horrorizado saber lo que ocurrió en los campos de concentración, como el de Terezín, o de cómo terminaron su vida sus hermanas en la década del 40 y en pleno conflicto mundial.

El valor de la obra de Franz Kafka hay que analizarla en el contexto del tiempo en que la escribió, tratando de entender los sentimientos que estaban detrás de ella. Puede ser cataloga como un registro de un momento único en la vida de un ciudadano de Praga, uno que le ha dado fama a su lengua y a su ciudad.