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El Vaticano ruso

Domingo 1 de noviembre de 2015 

La iglesia rusa tuvo inmensa influencia antes de la revolución bolchevique.

Mariela Sagel
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La devoción religiosa de los rusos es notable y realmente admirable. Un pueblo que pasó varias decenas de años alejado de ritos proscritos por las autoridades bolcheviques -porque, como dijo Karl Marx, ‘la religión es el opio del pueblo’– no ha dejado de practicar el cristianismo ortodoxo que heredó de San Andrés, en el Siglo I, dependiente del Patriarcado ecuménico de Constantinopla (lo que hoy se conoce como Estambul).

La iglesia ortodoxa rusa deriva del cristianismo que se practicó en el Imperio romano de Oriente o Imperio bizantino. De allí sus íconos, su arquitectura distintiva, con cúpulas englobadas revestidas de oro y colores vivos, supremamente elaboradas y la persignación enrevesada varias veces.

Se estima que para el año 1914, un 70% de la población de Rusia practicaba el cristianismo ortodoxo. Pedro I ‘El Grande’ lo separó del patriarcado de Constantinopla, constituyendo el Santo Sínodo y una vez instaurado el gobierno bolchevique, después de la revolución de 1917, el Comisario del Pueblo devolvió el Patriarcado a Rusia, separando la iglesia del estado.

La iglesia rusa tuvo inmensa influencia antes de la revolución bolchevique, los gobiernos imperiales estaban amalgamados con las autoridades eclesiásticas –el cénit fue la influencia que ejerció un monje, Grigori Rasputín, en la corte de los Romanov – y una vez iniciada la reunificación (en 1991) se firmó el ‘Acta de comunión canónica’ entre el Patriarca Alexei II (Patriarcado de Moscú y toda Rusia) y el Metropolitano Laurus (Iglesia rusa en el exilio).

Este histórico evento contó con la presencia del presidente ruso Vladímir Putin y otras personalidades de ese país, poniendo fin a casi 90 años de cisma. La firma tuvo lugar en la Catedral de Cristo Salvador en Moscú, reconstruida en 1994 durante el mandato del presidente Boris Yeltsin. Ahí tuvieron lugar sus exequias, al morir en 2007.

Entre todas las iglesias y manifestaciones religiosas que abundan en Rusia hay un complejo consagrado a la Santísima Trinidad y San Sergio, y fue fundado por un religioso llamado Bartolomé, quien al convertirse en fraile tomó el nombre de Sergio. Fue un hombre virtuoso que se dedicó a ayudar a las comunidades vecinas y allí se fueron estableciendo los templos que constituyen hoy el monasterio que se le denomina el ‘Vaticano Ruso’ en la ciudad de Sérguiev Posad.

LA LAVRA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Este monasterio (Lavra) queda a 70 kms. de la capital de la Federación Rusa, y forma parte a lo que se denomina el Anillo de Oro, una zona turística que incluye un conjunto de ciudades de la región central de Rusia, al noreste de Moscú. La riqueza de esta tierra es la razón por la que los Rus se asentaron allí durante la Edad Media. Hay una gran cantidad de templos emblemáticos en el área.

San Sergio estableció una orden de frailes que de allí partían a evangelizar en los alrededores y siempre fue un buen ejemplo para sus seguidores. Sus sucesores continuaron su obra y construyeron y restauraron los templos que hoy se conocen como la Catedral de la Santísima Trinidad (donde están los restos de San Sergio), la iglesia de San Nikon (sucesor de San Sergio) y durante el reinado de Iván el Terrible se construyó la catedral de la Asunción, símil a la homónima que está en el Kremlin.

Tumba de la familia Godunov

El altar de las iglesias ortodoxas rusas se llama iconostasio y en el caso de la Asunción tiene cinco filas y 76 iconos de los siglos XVI y XVII. Posteriormente se erigió otro templo, el de la Descensión del Espíritu Santo sobre los Apóstoles. Aunque diferentes en su diseño componen el eje del conjunto arquitectónico de este magnífico complejo religioso.

Con los años ha ido en aumento la vocación religiosa y son cada vez más los monjes que ingresan al monasterio, por lo que en el siglo XVII se construyó un Refectorio imponente al lado de la Catedral de San Sergio. Es un caso interesante de arquitectura abovedada que no tiene ningún apoyo intermedio, lo que lo señala como distintivo de la arquitectura rusa.

Posteriormente se construyó la iglesia de San Miqueo (alumno de San Sergio) y así se fue edificando un campanario, una capilla de donde brota un manantial que se dice tiene propiedades curativas y al que se le ha construido un baldaquino sobre una cruz que alberga ese brote milagroso.

También se cuenta con un hospital y una de las emperatrices ordenó construir una iglesia a Nuestra Señora de Smolensk, por un milagro concedido por un icono de esa virgen.

El campanario es el más alto de Rusia y está rematado por coronas imperiales. También se construyeron aposentos para los zares, donde ahora funciona el Museo de la Arqueología Eclesial y la iglesia académica de la Intercesión de Nuestra Señora. Después de una cruenta batalla con los polacos que duró 16 meses, se levantó la Iglesia de San Juan El Bautista, también en el siglo XVII y hoy se utiliza como confesionario para los peregrinos.