Articulos publicados en 2016 La ética y la política Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

ENTRE LA GUERRA Y LA PAZ

Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 4 de septiembre de 2016

El pueblo colombiano enfrenta un gran reto y solo tendrá un mes para evaluar lo que le conviene, ya que se ha convocado un referéndum para el 2 de octubre, a fin de votar por los acuerdos de paz que se lograron firmar el pasado mes de junio, después de 4 años de negociaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y la participación como garantes de representantes de Cuba, Noruega, Chile y Venezuela, además del Secretario General de las Naciones Unidas, entre otros.  Es un momento histórico para la historia de la humanidad, que tendrá repercusiones impensables tanto positivas como negativas.

A pesar de ser vecinos de ese país, y de que nos llegan hordas de colombianos que sirven desde empleadas domésticas y meseros hasta inversionistas, sicarios y prófugos de la justicia, sin mencionar las prostitutas pre pago, los panameños no tenemos un criterio formado sobre lo que significan estos acuerdos.  Un mes es poco tiempo para que los electores conozcan el valor de estos convenios, logrados tras muchos años de negociaciones que no siempre fueron fáciles.  El documento final, de 297 páginas, está disponible en PDF para el que lo quiera leer, bajándolo de internet.

La jornada que vivirá Colombia es trascendental.   Desde 1948, cuando asesinaron el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán y se inició el período que se conoce como la “violencia” a partir del “Bogotazo”, la guerra se ha ensañado con ese país que “es rebelde, insumiso, abundante en individualidades poderosas, rico en recursos naturales, en etnias, en lenguas, en culturas” como lo describe William Ospina en el prólogo de su libro “De la Habana a la Paz”. Si bien hay países en el mundo que han sufrido guerras más despiadadas que nuestro vecino, siempre han encontrado una forma de reconciliarse y de abrazar la paz.

Preocupa que en tan poco tiempo y con una oposición orquestada por el ex presidente Uribe (hoy senador) el referéndum convocado para el 2 de octubre rechace el acuerdo que tanto ha costado lograr y que es una luz de esperanza para la guerra interna que ha cobrado muertes, secuestros, desplazados, deformaciones de la cultura nacional y una profunda falta de esperanza en toda la población.  Una vez, el amigo pintor Pedro Alcántara Herrán me dijo, “en Colombia no te mueres, te matan”.  La divulgación de los acuerdos logrados ha de ser masiva, didáctica y que llegue a todos los responsables el mensaje de darle una oportunidad a la paz.  En esto juegan un papel importante los voceros que se designen para liderar esta comunicación y la forma en que se haga.  Recordemos el reciente referéndum en Inglaterra para salir de la Unión Europea, la demografía de los votantes y cómo al día siguiente se demostró que la gente no sabía por qué estaba votando y el arrepentimiento masivo que vino después.

En Panamá hemos tenido dos casos de referéndums que pueden servirnos de ejemplo para comprender lo difícil y crucial que es la comunicación al pueblo: cuando elegimos respaldar los tratados Torrijos-Carter y cuando decidimos ampliar el Canal de Panamá.  En el primer caso, de haber ganado el NO a los tratados, ¿qué tendríamos hoy? ¿Una zona del canal como la que existía y la presencia de bases militares que ofendían nuestra soberanía?  Y en el caso de la ampliación: ¿Un canal obsoleto y con pérdida de competitividad a nivel mundial? Más recientemente, un pueblo enardecido salió a protestar por la ley de educación sexual sin ni siquiera leérsela.

Las guerras en muchos casos son la justificación de la industria armamentista y en el caso colombiano, el combate a los guerrilleros ha servido de punta de lanza para que los Estados Unidos suscriba acuerdos que se suponen de paz pero que incentivan los combates guerreristas.  Estudiar el desarrollo de una condición como la que han vivido nuestros hermanos de al lado no es fácil pues hay que considerar múltiples factores, como las inmensas diferencias sociales y económicas entre las poblaciones, la conversión de guerrillas ideológicas en narco guerrillas y otras muchas condicionantes que juegan papeles importantes, así como la inmensa riqueza que tiene el país, que desde la época de las esmeraldas ha buscado traficar en forma delictiva con sus recursos.  Pero debemos apoyar a que se logre la aceptación de estos acuerdos, y sobre todo, a que se implementen adecuadamente, porque de ellos depende que el país confíe en sí mismo.