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LA BASTARDA DE ESTAMBUL

Por Mariela Sagel, Vida y cultura, 17 de julio de 2020, La Estrella de Panamá

     En la literatura turca brillan algunos nombres a nivel internacional que todos los bibliófilos conocemos, como el del ganador del Premio Nobel Orhan Pamuk, Ahmet Hamdi Tapinar, ya fallecido, o la escritora Elif Shafak.  Más de un milenio tiene la tradición literaria de lo que hoy es Turquía, desde el siglo VIII D.C. hasta la fecha.  Un escenario geográfico que abarca desde Mongolia Exterior a los alrededores de China, a través de Asia, el Cáucaso, el oriente medio y el norte de África, los Balcanes y Europa, hasta llegar al norte del continente americano. Una amalgama de orientaciones culturales que están arropadas por tradiciones chinas, indias, turcas, mongoles, rusas, árabe-persas, islámicas, sufí, judeocristianas, griegas, mesopotámicas, romanas, bizantinas, europeas, mediterráneas, escandinavas, germanas, así como inglesas, francesas y españolas, norteamericanas y latinoamericanas.

     Siempre receptiva a nutrirse de los valores, gustos estéticos y tendencias literarias de diversas civilizaciones, la cultura turca ha desarrollado una personalidad muy “sui generis”. Se mantiene dentro de sus propios códigos, previamente establecidos, pero siendo suficientemente flexibles para adaptar innovaciones e, inclusive, cambios radicales o revolucionarios.

     “La bastarda de Estambul”, la novela de Elif Shafak que hoy nos ocupa, fue un resonante éxito editorial desde su primera edición en 2006 y en ella se resumen lo cotidiano y lo histórico, teniendo como protagonista la ciudad emblemática de Turquía, Estambul, que rezuma colores, aromas y la magia de sus calles.  Es la historia de dos familias que están unidas por la tragedia que separó a los turcos y armenios a principios del siglo XX, el llamado “holocausto armenio”, que implicó la deportación a la fuerza y el intento de exterminar la cultura de ese pueblo.  Esto ocurrió cuando reinaba el Imperio Otomano, antes de que se formara la República de Turquía en 1923 y dejó a muchas familias divididas, dos de las cuales se ven representadas en esta novela.

     El relato es fascinante, sus protagonistas son en su mayoría mujeres y en él resaltan por encima de todas las diferencias la capacidad de dos chicas de traspasar el dolor y el resentimiento que arrastra la historia.  Es una propuesta muy valiente y poderosa que entrelaza secretos, colores y aromas.

ELIF SHAFAK

     Es una escritora de origen turco que ha publicado 11 novelas y varios ensayos. De 48 años, escribe indistintamente tanto en turco como en inglés, y ha sido traducida a 50 idiomas.  Se le considera la escritora más leída en Turquía, que es mucho decir teniendo a un premio Nobel turco.  Ha sido docente en universidades de Turquía, Inglaterra y Estados Unidos.  Acérrima defensora de los derechos de las mujeres, del colectivo LGBT y de la libertad de expresión, sus obras tienen como constante las culturas y tradiciones literarias para unir oriente con occidente, resaltando la historia, la filosofía, el sufismo, la mujer en la sociedad, las minorías y los inmigrantes.  Hace 10 años fue distinguida con la Orden de las Artes y Letras de Francia.  Sus padres se divorciaron (él era filósofo, ella diplomática) y Elif se crio con su madre, y de allí deviene que, al no haber crecido en una familia patriarcal tradicional, lo refleje en sus obras.  Vivió su adolescencia entre España, Jordania y Turquía.

     Estudió relaciones internacionales en la Universidad de Ankara y obtuvo una maestría en Ciencia en el Género y Estudios de la Mujer.  Su tesis se basó en la Deconstrucción de la Feminidad a lo largo del Entendimiento Cíclico de los Derviches* Heterodoxos en el Islam.  También recibió el grado de doctora en filosofía de la misma universidad.

La escritora Elif Shafak

     Otro de sus libros más leídos es “El arquitecto del universo”, una espléndida novela que nos habla de un deseo tan hondo como la vida misma, un mensaje de amor que se esconde entre las piedras de las calles de Estambul.

     Armenia es un país que fue república soviética y está ubicada en la región montañosa del Cáucaso, entre Asia y Europa.  Tiene fronteras con Turquía, Georgia y Azerbaiyán. Es una de las primeras civilizaciones cristianas y se conservan en su territorio templos emblemáticos, incluso se cree que, en el Monte Ararat, que está en la frontera con Turquía, se posó el Arca de Noé, después del diluvio universal.

LA BASTARDA DE ESTAMBUL

     El relato empieza con el intento de aborto de una de las cuatro hermanas Kazancı, la más rebelde, Zeliha, que da a luz a Asya, a la que cría en el matriarcado en el que conviven, sin revelarle nunca quién es su padre y a quien siempre, a pesar ser su madre, llamará tía.  Cada una de ellas tiene una característica especial que la distingue: una hace tatuajes, otra enseña historia, la otra invoca a los “djinnis” y así va sucediendo la trama bajo la observación de la gran matrona, Petit Ma.

     Del otro lado del océano hay otra familia, la Tchakhmakhchian, a la que pertenece Armanoush, joven armenia- estadounidense, engendrada en los Estados Unidos por el único hombre de la familia Kazanci, Mustafá, que se fue de Estambul hace 20 años para no volver.  Divorciado de la madre de Amy, como le llaman, vuelve a casarse con una típica gringa de Arizona. Amy se la pasa entre San Francisco, donde vive su familia materna y Arizona, donde ahora vive su padre con su madrastra.

     Describe de una manera fantástica a las dos matronas de ambas familias, la abuela Gülsüm, a quien compara con Iván El Terrible y a Petit-Ma.  También están presentes los gatos que por generaciones han sido parte de la familia estambulita, llamados Sultán I hasta el V.

     Las dos chicas, Amy y Asya tienen en común que se reúnen tanto física como virtualmente en unos cibercafés, uno llamado Café Kundera (en Estambul) y el otro Café Constantinopla (en Estados Unidos) y tienen debates interesantes con personas que usan sobrenombres bastante estrafalarios.

     A través de esta novela entiendes la posición de las mujeres de diversas clases, que conviven en Turquía.  Está muy presente la carga histórica, el nacionalismo y la religión en sus vidas, teniendo como trasfondo el tema armenio.

Derviches danzantes

     Es una lectura ligera, pausada, que hace referencia a muchas costumbres y personajes de la historia turca, como los derviches, los jenízaros y los muchos platos típicos, además del ritual de reunirse en la mesa a comer.  También es un grito por visibilizar a las diferentes mujeres que viven en Turquía rodeadas o impactadas por el nacionalismo, la religión y los tabúes sociales.

     Armanoush, Amy, va en busca de sus raíces a Estambul, creyendo que es un país retrógrado y obsoleto, y se encuentra una prima moderna en su vestir y en sus pensamientos y una sociedad de avanzada, a pesar de las tradiciones religiosas.  Una ciudad que es como gran barco de ruta incierta. Y ese viaje, que lo hace a escondida de su familia, desata una serie de pasiones que van a revelar los secretos de ambas familias unidas por la tragedia que separó a turcos y armenios y, al final, según escribe la autora “la vida es una coincidencia, aunque a veces toca a un “djinni” (un genio en la mitología de la mitología semítica) poder comprender ese hecho”.

     Un libro donde se aprende de tradiciones, de historia, de fortalezas, de pasiones y de secretos, de la mano de una narradora impecable como Elif Shakaf. “El libro muestra que más allá de las ideologías políticas, familiares, nacionalistas…somos humanos. Nos duele lo mismo, buscamos el significado a nuestra existencia, queremos encontrar nuestro lugar en el mundo, y tenemos crisis existenciales”. Quizás lo que busca la autora sea ponernos frente un espejo, donde podamos ver nuestro propio reflejo en su historia.

*Derviche es un miembro de un grupo religioso musulmán sufí (de carácter ascético o místico), conocido como tariqa. Dentro de las fraternidades sufíes, que se organizaron por primera vez en el siglo XII, impusieron un liderazgo y una disciplina prescrita a los postulados derviches a ayudar a su jeque. Se les identifica con un baile en el que dan vueltas.  Son muy representativos de Konya, región en el centro de Anatolia.