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LOS 50 AÑOS DE ANAGRAMA

Por Mariela Sagel, Vida y cultura, La Estrella de Panamá, 15 de marzo de 2020

     En el mundo editorial existen élites, como en todos los negocios y una de ellas es la Editorial Anagrama, que el año pasado cumplió 50 años.  Su representante en Panamá, Océano, lo quiso celebrar con un cóctel esta semana, pero la emergencia surgida por las detecciones de casos del virus conocido como COVID-19 en Panamá lo obligaron a suspenderlo.  Es preciso hacer un recorrido por el medio siglo de tan prestigiosa editorial para conocer su impecable trayectoria, al ofrecernos tan esmerados libros.

     Fundada en abril de 1969 por Jorge Herralde, en sus inicios se dedicó mayormente a la publicación de ensayos y textos políticos en el ámbito de la izquierda heterodoxa.  Eso le acarreó muchos problemas con la dictadura franquista y tuvo que enfrentar procesos y hasta secuestros de ediciones completas.  Publicaba tres colecciones: Argumentos, Documentos y Cuadernos a las que acompañaba la Cinemateca Anagrama, Biblioteca de Antropología, Ibérica, Debates y Elementos críticos.  La literatura se incluyó en la colección Serie Informal.

     En 1977 se crea Contraseñas, que le dio cabida a la literatura marginal, forajida, “off beat”, que tuvo una gran repercusión entre los lectores.  Pasó luego a una extensión de temas de la vida cotidiana, con énfasis en el feminismo.  Enfrentó una crisis económica a finales de los 70 en virtud del desencanto y desinterés por el ensayo, especialmente el político.

     En los años 80 se crearon dos colecciones importantes, Panorama de narrativas, dedicada a los textos traducidos, y Narrativas Hispánicas que, con el Premio Herralde de Novela, que fue concedido por vez primera en 1983, reforzó la nueva narrativa española.  La recuperación económica se logró a partir de la publicación de las novelas de Patricia Highsmith y la super famosa “La conjura de los necios”, de John Kennedy Toole.  A fines de esa década se lanzó la colección Crónicas, dedicada a grandes reportajes y trabajos periodísticos y de publicaciones de bolsillo que recogía la mejor literatura contemporánea y que fue muy bien acogida en España.

     La siguiente década, la de los 90, la consolidó económicamente a través de siete colecciones adicionales, tanto de literatura como de no ficción y definitivamente las ediciones de bolsillo se volvieron muy populares tanto en España como en América Latina, donde empezó a dejar una impronta que hasta hoy se siente.  Allí se publicaron los mejores títulos del fondo editorial.  Cien títulos al año se alcanzaron en esa década, 70% de ficción y 30% de no ficción.

     La gran consolidación del sello Anagrama llegó en la década 2000 a 2010 al verse reforzada por sus ediciones en América Latina, especialmente en Argentina, México, Colombia, Chile, Uruguay, Venezuela y Perú.  Esa consolidación vino de la mano de la publicación de autores latinoamericanos que se publican en su país y en España, además de la compilación de ediciones latinoamericanas de los autores más relevantes de la editorial.

     Anagrama no escapó a la irrupción de las nuevas tecnologías y los cambios de hábitos que de ellas se derivan, pero las novedades mantuvieron su salud en las ventas.  Se crearon nuevas colecciones y se dió inicio a una en catalán.  Los premios establecidos, el Herralde de Novela, con 36 convocatorias y el de Ensayo con 47 se han mantenido y en 2016 se creó uno en catalán.

     En 2017 se consumó la venta de Anagrama a la familia Feltrinelli, hasta el momento socia minoritaria, y el que fuera su editor estrella, Jorge Herralde, recomendó a Silvia Sesé como nueva directora editorial.  Se lanzó entonces el Premio Anagrama de Crónica, cuya primera versión se premió en la pasada Feria del Libro de Guadalajara en diciembre de 2019.

LOS AUTORES EMBLEMÁTICOS

     Grandes nombres y títulos adornan esta editorial, tales como el chileno Roberto Bolaño, el argentino Ricardo Piglia, el mexicano Sergio Pitol, los ingleses Ian McEwan, Julian Barnes, los japoneses Kenzaburo Oé y Kazuo Ishiguro (Premios Nobel 1994 y 2017 respectivamente), los franceses Emmanuel Carrere, Patrick Modiano (Premio Nobel 2014) y Michel Houellebecq, y los italianos Claudio Magris, Antonio Tabucci y Alessandro Baricco.  En lengua castellana hay nombres importantes como los españoles Marta Sanz, Milena Busquets, los mexicanos Alvaro Enrigue, Guadalupe Nettel y Juan Villoro, la argentina Leila Guerriero y el chileno Alejandro Zambra.

     También han estado en su catálogo el colombiano Gabriel García Márquez, el hondureño Augusto Monterroso, el famoso periodista polaco Ryszard Kapuscinski, los estadounidenses Paul Auster, Tom Wolfe, Truman Capote y Harold Bloom, los españoles Juan Goytisolo y su hermano Luis, el peruano Alfredo Bryce Echenique, el español Enrique Vila Matas, el ruso Vladimir Nabokov, el alemán Charles Bukoswki, el cubano Pedro Juan Gutiérrez, entre muchos otros.

JORGE HERRALDE

     El fundador de Anagrama es de origen catalán, a quien la frase “la lectura, ese vicio impune” propició su vocación de editor.  Estaba en medio de las iniciativas de José Janés y Carlos Barral, las máximas figuras de la industria editorial española en los años 40, 50, y 60.  Había otras, no españolas que se perfilaban ejemplares, como Losada, en Argentina, Sudamericana en Colombia y Siglo XXI en México.  Francia se lucía con Gallimard y en Italia Feltrinelli, que conjugaban el compromiso político con un abanico muy amplio de intereses culturales.  Tras tres intentos fallidos desde 1967, Anagrama inició en 1969.

     Por las circunstancias políticas que prevalecían durante su nacimiento hubo mucho forcejeo con la censura del franquismo.  Eso creaba, al mismo tiempo, no solo lagunas sino océanos que llenar con títulos que interesaran al lector, por lo que Herralde, con una gran visión, ofreció una plataforma de radicalidades y vanguardismos, de caja de resonancia de muchas de las ilusiones y no pocos delirios de la época.  Incorporó textos de Trotski, Rosa Luxemburgo, Mao, Bakunin, Lenin y el Che.  También tuvieron su espacio temas sobre estructuralismo, freudomarxismo, testimonios de la contracultura norteamericana, píldoras surrealistas de humor negro o mordaces observaciones de Marcel Duchamp.

     Por la terrible realidad que vivía España, se unieron ocho editores independientes para abarcar los temas puntuales, sin que la competencia afectara la complicidad.  Resaltan los nombres de Esther Tusquets, editora de Lumen, Josep María Castellet, de Ediciones 62, Beatriz de Moura, de Tusquets y el mismo Herralde.

     La editorial Anagrama se enfrentó a la censura franquista prevaleciente en la época, ya que se debía hacer una “consulta voluntaria” de los manuscritos, para que las autoridades autorizaran o desaconsejaran pasajes con los que no estaban cómodos.  En un año “desaconsejaron” unos 39 títulos.  Herralde se arriesgó por algo muy peligroso, presentar libros ya editados y eso lo enfrentó a varios secuestros de ediciones, entre ellos un título de Noam Chomsky, e inclusive uno de dibujos de humor, pero al estar prologado por Manuel Vásquez Montalbán cayó en la categoría de subversivo.

     Sin embargo, cuando la editorial tuvo más problemas fue una vez que falleció Franco, con el gobierno de transición de Carlos Arias Navarro.  Títulos importantes fueron secuestrados, lo que motivó a los medios a emprender una campaña, que fue respaldada por muchas otras editoriales, tanto españolas como de otros países.  Las instalaciones de Anagrama sufrieron un incendio en 1974.

     Para festejar los 50 años de Anagrama, se publicó un libro imprescindible, “Un día en la vida de un editor” que recoge textos de Jorge Herralde de origen diverso que componen un recorrido completo del sector editorial y la evolución y las entrañas de Anagrama.

     Herralde ha recibido numerosos premios, tanto en España como en Italia, Francia e Inglaterra.  A sus 84 años ya no se desplaza a las ferias de libros donde era usual encontrarlo. De Latinoamérica sus países preferidos son Argentina, Chile y especialmente México.  En sus palabras, “He tenido la inmensa suerte de haber podido ejercer durante cincuenta años este oficio de locos, como lo llamó Inge Feltrinelli, que también es el mejor oficio del mundo, como pensamos muchos”.

     Carlo Feltrinelli, hijo del editor Giangiacomo Feltrinelli, publicó la biografía de su padre bajo el título “Senior Service”, de quien tuve el honor de recibir un ejemplar dedicado.  Una historia fascinante, del fundador de la editorial que lleva su apellido y que hoy día es el socio mayoritario de Anagrama.  Hijo de uno de los hombres más ricos de Italia se hizo revolucionario, sin embargo, fue el primer editor de Doctor Zhivago de Pasternak, para indignación de la entonces Unión Soviética, así como El Gatopardo de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, que había sido rechazado por Mondadori y otras editoriales.  Murió a los 42 años cuando le estalló una bomba que iba a colocar en una torre de alta tensión en Milán.

     Es un magnífico homenaje a su progenitor, un thriller intelectual que cuenta toda una saga familiar, narrada con pasión, que arroja luces sobre una vida repleta de contradicciones.

Para Carlo Feltrinelli “Leer hoy un libro es un acto revolucionario”.