El accionar público La ética y la política Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

Me muero de la pena

domingo 13 de abril de 2014  La Estrella de Panamá

Si en vez de cárceles se inauguraran escuelas, el país tendría esperanzas de salir del subdesarrollo’.

Mariela Sagel
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Las inauguraciones de grandes obras de infraestructuras han estado ocupando el tiempo del presidente y los funcionarios del gobierno, al punto que todos los días hay un acto de bautizo a una megacárcel, el Metro, la tercera fase de la Cinta Costera, y ahora estadios, y quién sabe qué otra más. Con cada inauguración hay derroche de decoración, montaje, fuegos artificiales y presentaciones musicales, que si nos ponemos a prorratear, hubieran podido utilizarse en resolver necesidades más urgentes.

Como todo lo que hace noticia es cubierto por los medios de comunicación, vemos a diario los espectáculos más deplorables en cuanto al comportamiento de las principales figuras del gobierno, haciendo el ridículo saltando, bailando descontrolados, cuando lo que procede en actos como ese es la sobriedad. Son obras importantes, sobre costosas y algunas necesarias. No cuestiono la construcción del Metro, pero sí su sobrecosto, y más que le hayan quitado de un plumazo 8.7 millones a la Beca Universal para su operación o una contratación directa de 32 millones para mantenimiento. Por ahora todos usándolo felices, porque es gratis y ensuciándolo, porque los panameños somos cochinos.

La tercera fase de la Cinta Costera se hizo por un viaducto marino, a pesar que se había licitado por un túnel. La UNESCO se quedó esperando que el INAC y la oficina de Patrimonio Histórico le enviaran el plano para dar su opinión y ahora estamos en un limbo sobre si seguimos siendo Patrimonio Histórico de la Humanidad, aunque para las autoridades lo que les interesa es beneficiar a su grupo de acólitos que van a rellenar Barraza y El Chorrillo, sacar a la gente de allí y levantar lujosos proyectos de vivienda y marinas que ningún chorrillero va a poder pagar.

La Gran Joya se inauguró con pompa, porque la población penitenciaria ha subido al ritmo del incremento de 19.72% que ha tenido la criminalidad en esta gestión, el más alto crecimiento de los gobiernos en democracia, y eso que contamos con radares, mapas geográficos, lanchas y los responsables se llenan la boca diciendo que nunca antes se había capturado tanta droga. No se implementa correctamente la Ley Penitenciaria y sigue aumentando la mora judicial. Si en vez de cárceles se inauguraran escuelas, el país tendría esperanzas de salir del subdesarrollo.

Con cada inauguración ha ido ‘in crescendo’ la verborrea del presidente, que no deja su discursito de que esas obras se han hecho en 5 años y no se hicieron en 50, que si el diario de la ‘opo’ y que los gobiernos anteriores —a los que él perteneció en cargos importantes— no hicieron nada. En cada oportunidad los periodistas aprovechan para preguntarle por el caso Finmeccanica, que es un escándalo mundial y ya se sabe que apenas deje el cargo de presidente, lo van a llamar a juicio. En una de esas vergonzosas y típicas salidas dijo textualmente ‘me orino de la risa’. Creo que toda la población panameña se debe estar muriendo de la pena por esta salvajada.

Para rematar, un circunspecto ministro de la Presidencia anuncia que se van a aplicar medidas de ahorro energético inmediatas, porque la demanda está casi pareja con la capacidad instalada. No dice que por años el gobierno ha tratado de quebrar a AES y despojarla de sus licencias a hidroeléctricas, que ya deberían estar funcionando, para dárselas a los de su círculo 0. En la conferencia de prensa donde se anunciaron estas medidas no perdió oportunidad de decir que los gobiernos anteriores no habían hecho nada, cuando es una falsedad que solo ellos se creen por estar tan manipulados por la ‘historia oficial’.

Me muero de la pena también por estos funcionarios, a los que creía con criterio más independiente. El poder no solo corrompe, sino que desenmascara.