Educación El accionar público Infraestructuras Opinión Panamá Publicado en El Siglo

SIN BASURA NO HAY DENGUE

Mariela Sagel

El Siglo, 13 de enero de 2014

En la ciudad de Panamá y otras poblaciones del país se ha decretado una epidemia de dengue, que incluso ha causado muertes que van sumándose día a día.  La entrada del verano, con aguaceros torrenciales rezagados permite que se formen a diario pequeños hábitats donde el feroz mosquito encuentra el sitio ideal para poner sus huevos y de allí, las larvas se vayan propagando.

Me explicaba un doctor que no son las horas de la tarde o noche cuando el mosquito pica con más asiduidad, sino en horas de la mañana, y que uno debe protegerse usando repelente casi tan religiosamente como los bloqueadores solares.  El dengue no discrimina, así que igual pica en Costa del Este y Altos del Golf como en el Casco Viejo o cerca de Cerro Patacón.

Lo cierto es que donde hay más peligro que se formen criaderos es donde abunda más basura, porque esta proliferación aumenta la posibilidad que se formen las positas donde el mosquito va a retozar.  El panameño tiene una capacidad de generar basura impresionante, y como solamente queremos que la recojan, no hacemos nada por no generar tanto y que la que botemos sea la menos contaminante.

Una alternativa a esta inmensa capacidad es el reciclaje, que han adoptado los países más avanzados y que se hace obligatorio para que los recursos se reutilicen.  Es así que si voy a desechar cartón, papel, botellas de plástico y de vidrio (cervezas y sodas), envases de tetra pak, latas (otra vez cervezas y sodas, además de comidas enlatadas) deberíamos disponer de ellas por separado, guardarlas una vez enjuagados los envases, botellas y latas, y llevarlos a un centro de reciclaje.  Estos centros, –en una ciudad ideal y con representantes de corregimiento ideales— deberían colocarse en cada parque o cada núcleo importante del barrio o corregimiento y tener una alianza con las compañías recicladoras para su obligada recogida.

Si a diario solamente sacáramos la basura orgánica que generamos, se reduciría en un 75% lo que tiramos, los camiones recolectores podrían pasar con más frecuencia y mientras tanto, acopiar lo reciclable en estos centros, para beneficio no solo del núcleo al que pertenecemos sino del que va a reciclar, pues la basura reciclada es fuente de riqueza.  Los mosquitos encontrarían menos ambientes propicios para depositar sus huevecitos y bajaría la incidencia de dengue, que podría combatirse con fumigaciones y prevenciones en los hogares.  Parece difícil pero no lo es y en nosotros está hacer que esta epidemia no alcance mayores proporciones.