El accionar público Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

Suturar heridas para que no se infecte el cuerpo

Domingo 22 de febrero de 2015 

Voluntad política y asignación de presupuestos para salir del escepticismo…

Mariela Sagel
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Madrid, España—. Lo que hemos visto hasta ahora, después de las aprehensiones de los responsables del PAN y los pinchazos, es una apresurada carrera que, estoy segura, tiene la Procuraduría por ir resolviendo la madeja de corrupción que heredamos del pasado Gobierno y que, sin dejar de ser importantes, no permiten que los demás casos sensitivos arranquen o avancen, para ir cerrando círculos y que venga la siguiente ronda. Si bien los dineritos que manejó el PAN no son tres reales, y para los propósitos aviesos que se utilizaron bien merecen una investigación, es impostergable que los procesos judiciales prosigan, sin trabas, para que alguna vez podamos decir que limpiamos la casa más o menos, porque lo ocurrido ha sido realmente inconmensurable, de proporciones nunca vistas en nuestras vida republicana.

Va siendo hora que a la señora procuradora se le den los recursos para que pueda intentar abarcar el inmenso universo de la corrupción que se dio a todos los niveles. Y que al ministro de Desarrollo Agropecuario también se le dé lo que él estima puede sacar al sector productivo nacional del hueco profundo donde lo han tenido sucesivas administraciones, y que casi lo terminan de enterrar los del pasado Gobierno. Ese sector debería convertirse, al igual que los sectores Salud y Educación, en los pilares del Gobierno del presidente Varela. Si eso se hiciera, tendríamos un interior ocupado y productivo, desde el cual las personas no tendrían que emigrar para la ciudad a buscar fuentes de empleo. Se abaratarían los costos de los alimentos y también se mitigaría un poco el enorme peso que hay en la Ciudad de Panamá, tanto en población como en seguridad.

En este último aspecto no estoy diciendo que los interioranos sean responsables de la falta de seguridad, sino que sin la presión social que se acumula, las cosas pudieran ser más fáciles de solucionar en la urbe capitalina. Los grandes actos de delincuencia organizada son producto de la inmigración extranjera indiscriminada que ha ocurrido, y la inoperancia de los radares, lanchas patrulleras, mapas geográficos ultramodernos que nos trató de vender como la panacea el ex ministro de Seguridad y que tienen que ver con otro escándalo que involucra los negociados del Gobierno de Martinelli, y no deja de ser una sumatoria al peso de la población el que los trabajadores del agro no tengan resueltos sus problemas por falta de apoyo estatal, garantía de compradores a sus productos y créditos adecuados por parte de las entidades que están llamadas a ser las gestoras del crecimiento de la agricultura y la ganadería que asegu re los alimentos que comemos a diario.

Se dice en todos los corrillos políticos que hay algunos aspectos de la pasada administración que no se quieren tocar, porque afectarían al presidente Varela. Yo creo que esos son los primeros que habría que revisar y, si realmente el mandatario quiere hacer un buen Gobierno, que vaya poniendo por delante todo lo que hace levantar una ceja a más de cuatro y no se haga el santurrón de que no sabe nada, pues no en balde estuvo en la corte martinellesca 26 meses, donde seguramente vio, escuchó y habló de más de cuatro temas que hoy demandan una profunda investigación.

Solo con una acción así, que suture todas las heridas, el Gobierno logrará que no se infecte el cuerpo del país ni se vuelvan a cometer los mismos errores que tanto se criticaron en campaña y que pueden hacer que el electorado panameño, que no le dio un mandato incondicional ni masivo al gobernante, sino que repudió lo que hacía el Gobierno anterior, vuelva a tener fe.

Como en temas anteriores, especialmente en el que hablé sobre los índices de corrupción, solo una fuerte voluntad política y la asignación de presupuestos importantes para las tareas urgentes nos harán salir del escepticismo en que estamos cayendo precipitadamente.