MARIELA SAGEL
La Estrella de Panamá, 14 de Agosto de 2011
Hace siete meses Paco Gómez Nadal presentó en la misma sala su libro El Malcontento, y desde allí se conformó el Comité de Ayuda a los Quemados del Centro de Cumplimiento. Ahora, el periodista español y activista de los derechos humanos nos ganó en la carrera de relatar, a lo mejor beneficiado por la lejanía forzosa —lo deportaron de Panamá a fines de febrero— lo que han sido estos dos últimos años, en los que el país ha estado conducido por quienes se vendieron como el cambio, para que nada cambiara, quizás solamente para su beneficio personal y retroceder el sistema democrático.
Dos años de locura es el nuevo libro de Paco, que nos ha hecho falta desde que lo sacaron ilegalmente, pero que sigue publicando semanalmente sus artículos. Al deportarlo no se daban cuenta que desde fuera Paco les era más peligroso que dentro. El Parque Omar estaba repleto de hostiles oficiales del SPI la noche de la presentación. A lo mejor pensaban que Gómez Nadal estaría presente, aunque participó en forma interactiva por medio de video conferencia y pudimos darle opiniones y hacerle preguntas durante la presentación. Peores cosas han hecho que perseguir a un fantasma —a fines del año pasado botaron a un títere de la planilla del INAC—. Definitivamente que la locura está fuera de control, casi como la bacteria con nombre que parece de franquicia de pollo, o la amenaza de una epidemia de dengue.
En esa presentación participaron representantes de los ambientalistas, los pueblos indígenas, sindicalistas y defensores de la libertad de expresión. Se manifestó que el voto de locura de hace dos años fue por la demencia que le da al iluso panameño que vota en contra y por falta de opciones, pero que al día siguiente empezaron a tener miedo. Es hora que vayan organizando el grupo de ‘los arrepentidos somos más’, porque en 24 meses solamente han comprobado que se dejaron cuentear.
Durante los días previos a la presentación, Paco estuvo presente en los medios, en los programas de radio y en las redes sociales. El libro es una lectura ágil y muy detallada de lo que no debemos olvidar, evitando una amnesia colectiva que puede ser una catástrofe para los que aspiramos que nos dejarán un país donde se pueda vivir con equidad social, en pleno goce de los derechos, con la seguridad de que los poderes del Estado están siendo respetados. Seguramente muchos comentarán el libro, su contenido y estoy segura se venderá como pan caliente, más cuando le negaron la presentación en la próxima feria del libro, aduciendo, según dice la invitación, excusas baladíes. Craso error para los que no quieren que se escuche lo que Paco tiene que decir: ahora no solo se venderá solo, sino que cuidado y le pisa los talones a los autores que supuestamente son los más vendidos durante ese evento anual.
Yo solo resalto la importancia que tuvo esta presentación, especialmente en estos momentos, cuando nos enfrentamos a un recrudecimiento de los temas sensitivos que siempre se tratan de acallar con noticias de grandes inversiones; cuando acabamos de comprar a un precio irracional los corredores, sin ninguna necesidad, solamente para beneficio de algunos bolsillos. Cuando se propone flexibilizar las normativas de los estudios de impacto ambiental y se insiste con desconocer las recomendaciones de la UNESCO en cuanto al respeto al patrimonio del Casco Antiguo. Se va a empezar la construcción de la torre financiera sin que se conozca cómo va a invadir los terrenos del Hospital Santo Tomás, se impondrá una ley minera cuestionable y nosotros seguimos permitiendo que todo esto pase por indiferencia, miedo o una combinación de los dos.
La coyuntura es propicia para convocar el lunes 15, a las cuatro de la tarde, a una marcha que saldrá desde el terreno que ocupaba la embajada estadounidense y será una protesta por todos los desmanes que se cometen a diario. Es una caminata patriótica, con los colores de nuestra bandera, para defender nuestro patrimonio, para que no lo sigan violentando. Coincide con la conmemoración de la fundación de la ciudad de Panamá, no debemos faltar y seguir apoyando estas acciones para evitar la desmemoria.
Como corolario, los protectores SPI en el estacionamiento del parque me dejaron una cariñosa nota con una multa por mal estacionada.