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ADIÓS A ENTRE LETRAS

Por Mariela Sagel, 2 de febrero de 2020, La Estrella de Panamá

     Desde el año 2011 empecé, junto a Rafael Candanedo y Julio Montes Escala, una quijotesca aventura, la de tener un segmento semanal sobre libros en un programa de noticias de televisión.  Al inicio se llamó Nuestra Lengua y lo hacíamos en vivo.  Con el transcurrir de los meses, se fue estableciendo los miércoles, en el noticiero de Telemetro matutino, lo que me representaba amanecer en las instalaciones de Medcom y aguardar mi turno para que me dieran una oportunidad de salir a comentar y recomendar los libros que yo consideraba que los panameños deberían leer.

     Así pasaron dos años, durante los cuales fuimos variando de decir cuáles eran los libros más vendidos en las diferentes librerías, hasta comentar qué estaban leyendo las personalidades panameñas.  La primera opción dio pie a que se colaran muchos títulos de auto ayuda y la intención era solamente hablar de literatura.  La segunda me obligaba a mandar unos 200 mails semanales para que me respondiera un 10% y proceder a buscar las portadas, mandarlas a la productora del canal, y así ilustrar la recomendación.  Es importante tener presente que, en la industria editorial, la portada es fundamental porque es la marca que el lector busca una vez se interese en la sugerencia.

     Durante esos dos primeros años el director de noticias de Medcom era el hoy Ministro de Cultura, Carlos Aguilar, quien siempre apoyó el esfuerzo que hacía.  También coincidí allí con mi entrañable Casimiro, el títere que durante tantos años nos deleitó con sus ocurrencias, al que siempre trataba de darle libros y que en más de una ocasión me sorprendió con su sapiencia y recursos histriónicos, como el día que recitó el poema “Patria” de Amelia Denis de Icaza porque la fecha coincidía con alguna efeméride de nuestra nación.

     Una mañana que iba yo llegando al canal me avisaron que Ricardo Martinelli iba para allá, a él le encantaba presentarse en vivo y sin avisar y dejaba a todo el mundo fuera del guion que se había preparado para el noticiero.  Ese día dijo tantas locuras, se acabó el tiempo y no pude salir a hacer mis comentarios, que me fui al Cañonero de Domplín a comentar la intervención del entonces presidente.

     Me gustaba mucho ir en vivo, aunque fuera una paliza ir a esa hora, porque me encontraba con todo el que iba al noticiero, me hice de muchos buenos amigos camarógrafos y periodistas.  Recuerdo el día que murió Carlos Fuentes que uno de los directores salió para decirme la noticia y que hasta Al Jazeera lo había estado comentando.  Eso fue en el 2012.  Hacíamos el segmento de pie, al lado de un mostrador, para que saliera Casimiro y por la diferencia de tamaño entre el conductor del programa, Álvaro Alvarado y yo, a mi me subían en 2 o 3 directorios telefónicos.

     Una vez llegó Mano de Piedra Durán, también sin avisar, y en vista de que se alargaba su monserga con Álvaro, Carlos Aguilar salió a dar orden de que pararan el asunto y yo saliera al aire.  Fueron experiencias inolvidables.

     Entonces le propuse a don Nicolás González Revilla hacerlo pregrabado en alguna librería, y así se mantuvo desde el año 2013 hasta fines del año pasado.  Grabé en Gran Morrison, en Sanborn’s, en Exedra Books, en varios de los locales de El Hombre de la Mancha y a partir de su apertura hace dos años, en la Librería de Panamá Viejo.  Se preparaba el guion y se invertía toda una mañana en grabar cinco segmentos, con cambio de vestuario y accesorios.  Esto le daba una exposición a la librería muy importante, porque la compra de un libro es por impulso, así que la preproducción incluía el visitar el sitio y asegurarme de que hubiera suficiente inventario para satisfacer la demanda.  Tuve productoras maravillosas, como Marta Caballero y Sheila González, que eran muy estrictas y muchas veces me hacían repetir varias veces el guion.  Siempre traté de incluir en mis recomendaciones libros de autores panameños y en ocasiones le dediqué a la obra completa de determinado escritor un segmento, como fue el caso de los libros del ganador del premio Nobel de Literatura Kazuo Ishiguro (2017), o de los que dediqué al inicio del año pasado a los 500 años de la fundación de Panamá Viejo o a los libros de Andrés Villa.  En lo posible trataba de recomendar las novedades o títulos recién salidos y en ocasiones se editaba con los “trailers” que generalmente acompañan los lanzamientos.

     La mayor satisfacción que sentía era que dependientes, cajeras, conductores de taxi y el que menos me esperaba, me reconociera en la calle.  Con eso sentía mi misión cumplida.  Pero a todos nos llega la hora de retirarse y hay que hacerlo a tiempo.  El noticiero se acortó, ya cada vez era más difícil que esos minutos dedicados a la lectura tuvieran espacio en él y llegó a su fin.  Agradeceré siempre el apoyo que me prestaron todos los involucrados en este proyecto, pero muy especialmente a don Nico, que creyó en él.