MARIELA SAGEL
El Siglo, 28 de enero de 2013
La campaña política del 2014 empezó al día siguiente que se realizaron las elecciones de mayo de 2009 y no ha parado.
Con estupor y gran incredulidad vimos cómo se postulaban uno y otro en el PRD y cómo se serruchaban el piso en el Panameñista.
En el CD, que tiene dueño y código verificador de dos dígitos, se rumoreaba que entre los más mediáticos estaba el ‘ungido’, pero lo que hemos presenciado recientemente superaba cualquier capacidad de asombro. De un día para otro nos quedamos sin Gabinete y lo peor, que algunas de las figuras más cuestionadas de la actual administración se pusieron en campaña.
Es así como más de tres ministros (cuando hasta ahora era uno) decidieron que se postularían, una tránsfuga del PRD y una funcionaria que por lo menos ha ocupado cuatro puestos en tres años y medio, y que a la fecha no sabemos de sus competencias ni sus ejecutorias. La ceja siempre se levanta cuando se le menciona, porque nadie sabe cómo es que sigue allí, cuando las únicas manifestaciones que hace son en torno a los gustos que tiene en su clóset.
Uno que pudo haber representado un cambio, en el partido del cambio, decidió no contaminarse. Yo lo veía como una inversión a largo plazo, correr ahora para perder e ir haciendo camino. Por un lado, es una lástima porque con Aníbal Galindo se podría esperar una dosis de cordura; pero por otro lado, eso nos asegura que por lo menos en dos periodos esta locura del CD no se va a volver a repetir. Ninguno llena los requisitos de ser un líder y tampoco se acerca a ser un político profesional. Parece que en nuestro país no se entiende el oficio y se confunden los roles.
Según la visión de Aristóteles del ‘animal político’, todos somos políticos por el hecho de ser personas, y sobre ello elabora el profesor Manuel Alcántara en su libro El Oficio de Político, que en febrero será presentado en Panamá. En esa obra se mira el espectro proselitista que se está dando en Panamá y que a algunos asquea y a otros los mantiene entretenidos y a veces, mantenidos.
A muchos aspirantes a la candidatura presidencial del partido mayoritario no se les reconocen ni de lejos.
En el partido oficialista solo falta que el que ha dado vueltas por el Consejo de Seguridad, el SPI y ahora hace cuñas para el proyecto Panamá Pacífico, se quiera postular. Encima, las cuñas no venden ese magnífico proyecto.