La FIL de Guadalajara celebra a Carlos Fuentes
Escritores participaron de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara para honrar al mexicano. ‘Federico en su balcón’, su obra póstuma
HOMENAJE PÓSTUMO
MARIELA SAGEL / ENVIADA ESPECIAL
Ego, La Estrella de Panamá, 28 de noviembre de 2012
Sergio Ramírez y Elena Poniatowska contaron anécdotas que vivieron junto al escritor mexicano, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Fuentes falleció el 15 de mayo pasado
La XVI Feria Internacional del Libro de Guadalajara arrancó el pasado sábado, con la presencia de Silvia Lemus, la ‘güerita’, viuda de Carlos Fuentes.
En el auditorio Juan Rulfo, que es el segundo más grande del recinto ferial, se celebró el primero de cinco homenajes que se le rendirán al escritor que falleció en mayo de este año. En la mesa principal estuvieron Juan Cruz, representante del grupo editorial que ha publicado casi todas las obras de Fuentes; Elena Poniatowska, a quien aplaudieron de pie; Luisa Valenzuela, escritora argentina que tuvo fuertes lazos con Fuentes y su mujer, y el escritor nicaragüense Sergio Ramírez.
‘CARLOS FUENTES, ESCRITOR’
Ese fue el tema abarcado en el primer homenaje, donde los panelistas rescataron de sus memorias algunas de las instancias que compartieron en vida con el autor, muchas resultaron hilarantes. Sergio Ramírez se refirió al mexicano que nació en Panamá como un escritor totalizador, no totalitario. Recordó que a inicios de abril compartieron un seminario en la universidad de Brown y todos los planes que el escritor mexicano tenía a futuro –Carlos Fuentes murió apenas un mes después–.
Luisa Valenzuela recordó cuando lo conoció en París y él la convidó a que fuera a su casa a conocer al dramaturgo rumano Eugene Inoesco. Ella se demoró tanto en acicalarse que cuando llegó, ya él se había marchado, pero lo que le interesaba era establecer la amistad con los Fuentes, que duró hasta su muerte y la sigue con Silvia, dijo. Valenzuela, quien fue becaria y ha sido docente en universidades estadounidenses, lo definió como ‘un hombre del renacimiento’ (Renaissance Man dicen los gringos) y sospechaba que tenía el pod er de la ubicuidad, ya que llevaba una vida intensa, estaba en toda actividad social, cultural o de otra índole y, sin embargo, seguía produciendo y publicando de forma inclemente. ‘Cubría todas las áreas, lo vemos en sus libros, pero también en su mundo. Abarcaba la política, las artes plásticas, el cine, la antropología, la crítica literaria’.
Elena Poniatowska, con la dulzura y acuciosidad que la distingue, destacó que, a pesar de que Fuentes era un hombre del mundo y vivía en todas partes, sus obras eran profundamente mexicanas, ya que sus temas eran siempre en torno a lo que aquí sucedía. Recordó que lo conoció hace 56 años, cuando él no tenía ni idea que iba a ser escritor.
Todos mencionaron su pasión por los libros, por la educación, por la cultura, por el baile (hubo algunas contradicciones muy amenas, porque Poniatowska dijo que no era buen bailarín, mientras que Ramírez dijo que lo vio tirar unos pasos que daban envidia) y sobre todo por los amigos.
Parecería abrumador el tema de Carlos Fuentes, pero bien lo señaló Juan Cruz, que ni una feria entera ni todas las que están por venir serían suficientes para abarcar toda su obra literaria.
Posterior a esta actividad, que se destacó como la de mayor relevancia en esta versión de la feria, cuyo país invitado es Chile, todos, menos Poniatowska, se trasladaron a otro salón a la presentación de Federico en su balcón, obra póstuma y testamento literario de Fuentes.