Por Mariela Sagel, El Siglo, 19 de agosto de 2024

     El pasado mes de abril se inauguró, en la 60ª Bienal de Venecia, un pabellón panameño–por primera vez–con la participación de cuatro artistas panameños que, dentro de su lenguaje artístico, señalan el fenómeno migratorio que se da en todo el mundo y, especialmente, en Panamá, que es un país formado, mayormente, por migrantes.

     En la Feria del Libro que ayer terminó, se presentó el catálogo de la muestra, titulada “Surcos, en el cuerpo y en la tierra”.  Los artistas participantes, Brooke Alfaro, Isabel de Obaldía, Cisco Merel y Giana De Dier expusieron los motivos que los llevaron a presentar las obras que viajaron a Venecia a esta importantísima bienal, que se celebra desde 1895.

     Las organizadoras y la curadora, Mónica Kupfer, expusieron las gestiones y mecánica que tuvieron que hacer para que se aprobara la participación de Panamá, así como la forma en que lograron un montaje que ha sido visitado por miles de personas y comentado en publicaciones especializadas.

     Brooke Alfaro siempre ha reflejado escenas de mares tormentosos y selvas inhóspitas con personas vulnerables hacia un destino incierto.  Giana de Dier ha tenido en su obra, como leitmotiv, la migración de afrocaribeños hacia Panamá en el siglo XIX y XX y a través de collages crea una narrativa sobre las experiencias de estos migrantes.  Isabel de Obaldía se decantó por una inmersión en la selva de Darién, a través de grandes cuadros de árboles con raíces enormes, rodeados de helechos, ambientados con ruidos, trinos, pisadas y voces humanas.  Cisco Merel participó con la obra “Espejismos del Tapón” como una exploración metafórica del viaje que realizan los migrantes por la peligrosa jungla del Darién.

     El catálogo tiene una cita que dice “un eco que reverbera en quienes, al observar, se sumergen en la travesía de aquellos que labran sus propios y muy difíciles caminos, de esos que dejan surcos en el cuerpo y en la tierra”.

     Visibilizar la terrible experiencia de la migración irregular, a través del arte, es una magnífica alternativa para la sensibilización de todos sobre un tema que se vive a diario en el mundo y en la frontera de Panamá con Colombia.