SIN TAPUJOS
MARIELA SAGEL
La escritora chilena acaba de presentar su nueva publicación. Amor, un compendio de historias de enamoramiento y sexo de los que habla con naturalidad
Fueron sus editores alemanes quienes la convencieron de escribir Amor, una recopilación que Isabel Allende reconoce que al principio le pareció cursi, aunque más tarde admitió que el ejercicio de releer lo que ha publicado por 30 años la estimuló para presentar tan interesante y necesario compendio.
La chilena Isabel Allende, la autora en lengua hispana que más vende en el mundo, retrata en Amor una recopilación de las escenas de amor que ha recreado en sus más de 18 libros. Habiendo cumplido 70 años, y tras haber vendido más de 57 millones de copias de sus libros y haber sido traducida a 35 idiomas, ya viene de vuelta de todos los mitos sexuales y no pretende competir con las Cincuenta sombras de Grey. La célebre autora de La Casa de los Espíritus, recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile en 2010 y en 2012 el premio Hans Christian Andersen por su contribución a la narrativa joven y mágica, por su trilogía El Águila y el Jaguar.
En una entrevista reciente, Allende confesaba que cumplir setenta años es un buen momento para pensar en la sensualidad y el amor carnal. ‘Mi abuelo, que murió cerca de los cien años, decía que el erotismo nunca termina, es una planta que se mantiene viva con un mínimo de cuidado’, agrega la autora, que reconoce que el amor ha sido esencial en su vida. ‘He estado enamorada desde que me acuerdo. No me refiero a estar acompañada o a querer a alguien, sino al enamoramiento activo, apasionado, exclusivo, celoso. Según Willie (su marido), soy capaz de agotar a todo el Cuerpo de Bomberos con mi intensidad. He tenido suerte, ya que no me han faltado enamorados y todavía nadie me ha dejado, pero estoy segura de que he amado más de lo que he sido amada. ¿Qué es más importante? Para mí es más importante el amor que doy’.
FORMATO DE AMOR
El libro es una delicia, pues sin ser una novela recoge los principales pasajes que durante su vida de escritora ha plasmado. Además, prevalece lo recursivo de su lenguaje literario, que siempre tiene una nota de humor elegante. En una entrevista televisiva con motivo del lanzamiento de este libro, la ví más creativa y viva que nunca –aunque su sonrisa estaba un poco inmovilizada, supongo que por el botox– y sin estridencia ni desparpajo, pero con agudeza y ni una huella de hipocresía habló de sus experiencias en el amor y el sexo y cómo la implacable educación a la que a veces nos han sometido inhibe a las mujeres, sobre todo, de gozar de una vida sexual plena y satisfactoria.
El libro se presenta en nueve temas, desde ‘El Despertar’ –sus primeros años en escuela de monjas y los mitos de cómo venían los niños al mundo– hasta ‘En la madurez’, con la necesaria inclusión de un capítulo de ‘Humor y Eros’ porque, como dice su marido, ‘se requeriría un regimiento para cumplir mis (sus) fantasías eróticas, pero eso es una exageración’.
Cada uno de estos capítulos tiene una puntual introducción de la autora, donde adelanta e introduce el tema que lo compone. En el capítulo de ‘La Pasión’, además de la introducción, hay una cita de su biografía de la académica argentina Celia Correa Zapatas, Vida y Espíritus, que dice: ‘¿Qué enciende la pasión? La propia fantasía, supongo. ¿Qué la apaga? La rutina, si uno se descuida, y la pobreza’.
MI RECUERDO DE ISABEL ALLENDE
A Isabel Allende la conocí en el año 1995 en su estudio de Sausalito. Sabía que vivía en esa área de San Francisco, California y recién había leído su libro Paula, un relato epistolar dedicado a su hija que falleció por una enfermedad poco conocida llamada porfiria. Llamamos a su oficina para solicitar una cita pero nos daban largas y cuando la emprendimos y nos montamos en el barquito que pasa por la tenebrosa prisión de Alcatraz, tanto mi hija como yo estábamos decididas a encontrarla.
Y lo hicimos, tocamos a la puerta frente al bufete de su marido, Willie Gordon, y ella misma nos abrió. Yo la reconocí enseguida pero mi hija tenía la impresión que era una mujer alta. Estuvimos varias horas con ella, nos contamos muchas cosas y después ella me mandó una tarjeta hecha de recortes, una especie de collage, dedicado a las dos panameñas que irrumpimos sin cita en su espacio de trabajo, que era impecable y organizado, y donde ocupaba un sitio de importancia la foto de Paula. Recién me entero que esas tarjetas, que tengo enmarcadas como un cuadro, son la manera de agradecer a sus lectores y las hace con mucho esmero.
Mi hija me preguntaba, cuando estaba chiquita y me veía leyendo sus libros, si Isabel era familia de Salvador Allende. Yo me preguntaba cómo sabría esa niña que tenía que subirse en una banca para llegar a mi cama quién fue Salvador Allende.
El padre de Isabel era primo del presidente chileno depuesto por el General Pinochet en 1973 y con su familia se auto exiló en Venezuela en 1975. Nació en Perú porque su padre era diplomático. Sus padres se separaron y su madre, que es hoy su primera lectora, se casó con otro diplomático que se los llevó a vivir a Bolivia y Líbano, donde tuvo sus primeras experiencias románticas de lejos, en motocicleta y a través de lecturas de libros como Las Mil y una Noches.
Su estilo ha sido calificado de post boom y similar al realismo mágico, y también es definido como ‘novísima novela’. Siempre empieza a escribir su siguiente libro un 8 de enero y se encierra en su estudio hasta que sus personajes cobren forma y se tomen el relato. Tiene valiosas novelas producto de profundas investigaciones históricas, como Inés del Alma Mía, que relata la llegada de una mujer española a Chile y su relación con Pedro de Valdivia, el fundador de ese país; Hija de la Fortuna, enmarcada entre Chile y la migración que motivó la fiebre de oro y que definitivamente tocó a Panamá y también El Zorro, basado en la famosa leyenda escrita en 1919 por Johnston McCulley. En este caso es una biografía ficticia y trata los orígenes del personaje.
Este libro tiene muchas referencias a otros trabajos que se han hecho en torno al mito, incluso la película La Máscara del Zorro (1998), rescata figuras históricas famosas e incluye algunos casos de magia. El tema es tratado con el atrevimiento de cambiarle el origen al Zorro, de español a mestizo.
Me encanta Isabel Allende y lo que escribe. No me importa que algunos la señalen como escribidora, o que otros consideren que no es buena. Me reafirmo con lo que dijo Jorge Luis Borges en una ocasión, ‘Que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mí me enorgullecen las que he leído’.