DECISIONES ACERTADAS Y DESACERTADAS
Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 2 de agosto de 2020
Al momento de escribir esta columna me entero de la muerte de mi gran amigo Eusebio Leal Spengler, historiador de la ciudad de La Habana, que hizo un trabajo titánico en rescatar la parte vieja de esa urbe que es centro de interés de antes y de ahora. El compañero Leal, como le dicen sus compatriotas, era un trabajador incansable y creativo, que pudo detener el derrumbe de una ciudad fundada a fines del año en que surge la primera nuestra, establecida en Panamá Viejo, en 1519. Muy amigo de Panamá, lo recordamos con inmenso cariño.
En el desarrollo de la pandemia en nuestro país hemos pasado de ser el que mejor ha manejado el embate de este enemigo invisible al que más casos de Covid tiene por 100 mil habitantes en el mundo. Muchos atribuyen esta lamentable estadística que nos pone una vez más en el foco de las referencias mundiales al prolongado y estricto confinamiento, que cumplimos, de cuatro meses, cerrados a cal y canto. Yo veo a diario que la cultura ciudadana es la que está ausente en el accionar de las personas puesto que no aprendemos a seguir las directrices que nos imparten, lo que provoca que se conviertan en medidas drásticas.
El gobierno nacional tomó la sabia decisión de cancelar ser sede de los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se llevarían a cabo en 2022 por la alta inversión que tendría que hacer el estado en la celebración de ellos. El costo era demasiado oneroso para comprometer dineros que van a ser necesarios para la recuperación económica después de este golpe mortal que hemos recibido por la pandemia. No han faltado los quejosos y los deportistas que tenían cifradas sus esperanzas en dicho escenario, pero es comprensible que, en estos momentos, hace falta empezar a acondicionar infraestructuras deportivas y construir otras que, o están en mal estado, o no existen.
Estos Juegos Centroamericanos y del Caribe se celebran desde 1926 y Panamá ha sido sede en dos ocasiones, en 1938 y en 1970. Son un evento de múltiples disciplinas deportivas que se realiza cada cuatro años dentro de la región de América Central y la cuenca del Mar Caribe, llegando a ser el acontecimiento multidisciplinario regional más antiguo del mundo. En 2022 se realizará la versión número 24 de los juegos y aún no se define el país sede ahora que Panamá ha declinado ese honor.
Todos recordamos las sendas estructuras deportivas que se construyeron para ser sede de la XI versión en 1970, que incluyó un velódromo que estaba detrás de Tocumen, la piscina Patria, el estadio Revolución y otros, a los que les han cambiado los nombres. Desde entonces, pocos han sido los esfuerzos por dotar a los amantes del deporte con infraestructuras adecuadas. Lamentablemente, hay otras prioridades en este momento histórico que nos está tocando vivir. Si bien el deporte es salud, también el ser anfitriones nos ponía en una óptica muy sensible para que se luciera el país, y como se dice en forma coloquial, el horno no está para bollos.
Por otro lado, nos sorprendió la decisión del alcalde de El Valle de Antón de imponer la ley seca en esa comunidad, donde están ahora confinados un montón de personas buscando aires más saludables y de donde surgió la magnífica idea de conformar un Equipo de Apoyo Solidario. Este grupo ha resultado en un modelo a emular por otras comunidades pues han creado un microcosmos en el cual se apoyan los residentes permanentes y logrado mantener la cantidad de infectados por el virus, y los decesos, a niveles bajísimos. Pero la noticia que dio a conocer esta medida los puso como que eran los que arrojaban cifras alarmantes de contagios, lo que no se apega a la realidad. El asunto está en que, en la mente de la gente que escuchó la noticia, las aclaraciones posteriores nunca van a ser suficientes para olvidar la impresión que causó la noticia, y el decreto, bien intencionado, estuvo mal redactado.
Esperemos que se subsanen estos apuros, producto de la inmediatez que nos corroe. Nadie, en toda la bolita del mundo, estaba preparado para recibir este embate y hemos ido aprendiendo con el ensayo y error. De allí que lo bueno que ha salido debe ser para replicar y multiplicar, no para derrumbar.