Del pasado se aprende
La unión de las fuerzas que representaban a Samuel Lewis y Nito Cortizo, con la Ola Azul que lidera Juan Carlos Navarro no debe estar basada en espacios o prebendas que puedan verse cristalizadas en un eventual triunfo. Debe ser consecuente con el compromiso de construir un proyecto de país, la convicción que se entra en política para servir a los más necesitados y defender los intereses de la patria, no servirse de ellos. También debe cimentarse en detener los calificativos contra los que se adversan a lo interno y garantizar la imparcialidad en las primarias, construyendo una oposición fuerte y con propuestas reales.
Hace más de un año, cuando eran 11 los pre candidatos o aspirantes escribí que de esos, por lo menos 8 deberían declinar o endosar a alguno de los que tenían oportunidad de llegar a las finales. Lo fueron haciendo Javier Martínez Acha, Bolo Flores, Balbina Herrera y ahora, una vez consolidado el manejo del partido por los que apoyaron a Juan Carlos Navarro en el congreso, lo hacen sus más fuertes contendientes. El momento por el que atraviesa el país y la clase política no permite otra decisión, hay que deponer intereses personales y unir fuerzas, buscar todos la unidad, porque lo que nos espera para cuando esta pesadilla acabe —nunca mejor traducida por medio de su principal protagonista en entrevista con el periodista Ismael Cala el lunes pasado— el esfuerzo va a tener que ser sobrehumano, más allá de lo que cualquier gestión se haya imaginado que tenga que hacer. Si bien el país ha tenido una gran bonanza, gracias a los cuatro gobiernos anteriores (y no por culpa de los 40 años que no se hizo nada, nuevo slogan del gobierno), que lograron pavimentar la ruta hacia el desarrollo, los índices de satisfacción y disfrute de esa bonanza no se ven traducidos en el común de la población, que cada día experimenta más miedo e inseguridad y vive un permanente desasosiego.
El compromiso por la unidad que suscribieron Lewis y Cortizo con Navarro, como lo señaló Nito en su discurso, no es un cheque en blanco ni una salida para que se participe en campañas denigrantes, como se anticipa serán las que se protagonicen en las próximas elecciones, y de las cuales no hemos dejado de presenciar entre los que llegaron al poder prometiendo un cambio. Los que nos importa con Panamá estaremos vigilantes que se eleve el nivel de comunicación y se haga campaña en base a propuestas y compromisos reales, no en base a desprestigiar al adversario y sacarle los trapos sucios. El país no aguanta un maltrato más de estos circos que con vergüenza hemos presenciado desde hace cuatro años.