MARIELA SAGEL*
La Estrella de Panamá, 15 de mayo de 2011
La semana pasada se realizó en Panamá una actividad que lleva 15 años de haberse establecido y que cada año mejora en cuanto a participación como en la calidad de los jurados que evalúan los trabajos que se someten al escrutinio y son premiados como los mejores. Me refiero al Premio Nacional de Periodismo que organiza el Fórum de Periodistas por las Libertades de Expresión e Información.
En esta XV versión, el jurado estuvo compuesto por el ex presidente de Bolivia, Carlos Mesa; el ex vicepresidente de Nicaragua, Sergio Ramírez Mercado; Fidel Cano, de Colombia; Verónica Franco de Chile; Ileana Oroza, de Estados Unidos y Leopoldo Castillo de Venezuela. Carlos Mesa se erigió como el presidente del jurado y desde esa posición hizo gala de una sapiencia y capacidad de síntesis admirable, extrapolando los temas de la manera más elegante y concisa que puede hacerse desde un micrófono, sin que nos llegue a aburrir.
El tema de la conferencia que se organizó con los jurados, periodistas, miembros del Fórum y estudiantes, fue los Desafíos del periodismo en América Latina. Fidel Cano, director de El Espectador, el más antiguo de Colombia, viene de una familia de tradición editorial y obtuvo en 2006 el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. Cano enmarcó los desafíos en la legislación que tiene cada país, la violencia que se ha ensañado con algunos países (México más recientemente, Colombia por tradición y los países centroamericanos por omisión) y las amenazas de la tecnología a los medios tradicionales. Esto último crea grandes retos a los comunicadores.
Ileana Oroza, una académica de la Universidad de Miami —trabajó por 22 años en el Miami Herald—, es erudita en artes y literatura y también ha sido galardonada en varias ocasiones. Ella aseveró en forma contundente que ser periodista hoy día es poner su vida en riesgo. La amenaza tecnológica ha dado al traste con los planes de negocios de los medios tradicionales y se trata de sobrevivir y ser rentable a pesar de esa realidad. Se usa menos papel, hay menos lectores, mismos que al final van a estar muy mal informados. Se ha sufrido un cambio en cuanto al público objetivo y eso hace que cambien las estrategias de decir la noticia.
Sergio Ramírez Mercado, quien en su momento abrazó la causa sandinista y fue vicepresidente de su país, no ha dejado a un lado su vocación por las letras, siendo constante en la publicación de sus obras, la última de ellas La Fugitiva, que presentó durante su breve estancia en nuestro país. Ramírez señaló a los autoritarismos como una gran amenaza, y éstos tienen varias formas y los medios más frágiles son la radio y la televisión, porque sus permisos o frecuencias pueden ser afectados o condicionados para al final sacarlos del aire. Los medios impresos, que dependen de la publicidad, también son altamente vulnerables, porque pueden ser ahogados y hasta comprados por los grupos de poder vinculados a los gobernantes de turno.
Verónica Franco, de Chile, es directora de Radio Cooperativa, uno de los pocos medios que no está sometido a la presión de un grupo de poder en su país, donde existe un duopolio. En Chile, el 66% de la población no tiene acceso a televisión pagada y el gran reto es cómo hacer buen periodismo a través de las redes sociales.
Leopoldo Castillo, conductor del popular programa ‘Aló Ciudadano’, es un conocido animador de Globovisión y un férreo opositor a Chávez. Sus palabras me estremecieron, porque tocó una vena sensible: la autocensura, que es la más peligrosa de las armas contra la libertad de expresión. La describió como una espiral en silencio. Detalló cómo el presidente toma la red nacional a la hora que quiere y cuando le da la gana y se lamentó que en América Latina exista una ausencia de solidaridad para con su país, que tiene que ver con el tema económico y la dependencia del petróleo.
Culminó la presentación de los jurados el ex presidente boliviano Carlos Mesa, graduado en Literatura, periodista en ejercicio y político, que ocupó la silla presidencial de 2003 a 2005, quien señaló la era actual a una revolución quizá equiparable a la de la aparición de la imprenta. Dijo categóricamente que el límite de 140 caracteres que permite el Twitter es insuficiente. Como corolario a lo expuesto los desafíos se enmarcan en la retórica demagógica de gobiernos autoritarios y el que asuma una posición pública tiene que correr el riesgo de ser cuestionado por sus acciones.
Una semana de riqueza intelectual y retroalimentación periodística al más alto nivel. Y a propósito, si antes criticaron a Rubén Blades por manejar un partido a través de fax, hoy día nuestro país es dirigido por los 140 caracteres de Twitter.