DESMEMBRANDO LA OCULTA
Por Mariela Sagel, Facetas, 16 de octubre de 2016
Uno de los libros que más me han gustado en los últimos años es “El olvido que seremos”, del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, un homenaje a su padre, ejecutado por la guerrilla y que dedicó a la vida de su progenitor. Los que hemos tenido un padre de película –como títuló el escritor chileno Antonio Skármeta uno de sus libros, donde le rinde tributo al suyo— vivimos en carne propia lo que es el amor filial y sobre todo, el ejemplo que recibimos.
A fines de 2014 Abad Faciolince publicó la novela “La Oculta”, bajo el sello Alfaguara. No se aleja del relato autobiográfico, porque recrea vivencias que seguramente ha atravesado en su Antioquía natal, en medio de un conflicto que lleva ya 52 años y que no tiene visos de terminar, especialmente ahora que una mayoría de colombianos dijeron NO a los acuerdos de paz que había adelantado el gobierno de Juan Manuel Santos con los líderes de las FARC. Ha sido catalogada como un libro de género incierto.
Tenía la novela en remojo, como quien dice, pero me motivé a retomar su lectura porque seguí de cerca el apoyo que le dio este destacado escritor y periodista al SI en Colombia y todo lo que escribió una persona cuya familia fue víctima dolorosa de la violencia que ha prevalecido en Colombia, que empezó con el título de ese mal y ha degenerado en una guerra del narcotráfico y la guerrilla, y los poderes políticos y económicos que amenaza al mundo entero. Héctor Abad Faciolince resumió la estupefacción con que todos recibimos el veredicto de las mayorías que fueron a votar con un tuit que decía: “Del realismo mágico, al realismo trágico”.
SU AUTOR
Héctor Abad Faciolince tiene 58 años, estudió Lenguas y Literatura Moderna en la Universidad de Turín (Italia) y ha sido columnista de la revista Semana y colabora en forma permanente para el diario colombiano El Espectador. Sus artículos también se publican en El País de España y en Letras Libres, de México. Su producción abarca ensayos, traducciones, críticas literarias y por supuesto, columnas de opinión que remecen los cimientos de cualquier “establishment”. Ha traducido a Umberto Eco, a Lampedusa, Sciascia, e Italo Calvino. Estuvo muy activo en la campaña del SI y explicó por qué él, que había visto el espectro de la guerrilla y la violencia de cerca y crudamente, estaba a favor de la paz. “El olvido que seremos” fue publicado en 2006 y sobre esa obra han dicho destacados escritores como Javier Cercas que es “Un libro tremendo y necesario, de un coraje y una honestidad arrasadores. Por momentos me he preguntado cómo ha tenido la valentía de escribirlo” (Javier Cercas). Para Mario Vargas Llosa, sus libros se leen con “Una fascinación, sobre todo cuando se tiene la sensación de que, aunque todo lo que cuenta sea cierto, aquello es, gracias a la magia con que está contando, una bella ficción”.
Sus libros, entre los que está también una novela llamada Basura, otra Angosta y libros de poemas como “Testamento involuntario” y de narrativa “Traiciones de la memoria” han sido traducidos a más de una decena de idiomas y la Angosta fue premiada en China y El Olvido que seremos en Estados Unidos y Portugal.
Hace un par de años revolucionó las redes desde una columna en la que decía señalaba “Por qué es tan malo Paulo Coelho”, en donde se puede inferir lo siguiente:
“Si Coelho vende por sí solo más libros que todos los demás escritores brasileños juntos, esto se debe precisamente a que sus libros son tontos y elementales. Si fueran libros profundos, complejos literariamente, con ideas serias y bien elaboradas, el público no los compraría porque las masas tienden a ser incultas y a tener muy mal gusto”.
Héctor Abad Faciolince es parte del consejo rector del Premio Gabriel García Márquez que regenta la Fundación de Nuevo Periodismo Latinoamericano.
DE QUÉ VA LA OCULTA
Este libro, historias familiares noveladas, es polifónica, está contada sin orden cronológico por tres hermanos que se enfrentan a la muerte de su madre, ente aglutinador de una familia típica antioqueña, con arraigo a la tierra y la posesión de ella, que ha visto cómo ha llegado la violencia y la maldad a un paraíso que pensaban duraría por siempre. Tres hermanos que se aman pero que son polos totalmente opuestos, dos mujeres y un hombre, que vive en Nueva York con su marido –las escenas sexuales son bastante subidas de tono–, otra que deambula por la vida sin ansias de poseer nada, ni siquiera un amor que la acompañe en la vejez, y la tercera que es la que lidera la permanencia en la finca que tanto aman, que le da el nombre a la novela.
La polifonía se complementa con un manejo del lenguaje que resulta asombroso e inmejorable. Las diferencias entre hermanos solidifican el concepto de familia y lo complementan con una descripción a veces avasalladora de los paisajes, los nombres de las plantas, animales, relatos geográficos y platos colombianos que demuestran la pulcritud de un narrador “de película”. Antonio busca desentrañar la historia de la familia Ángel en esas tierras amenazadas por los paramilitares e indaga en su genealogía. Eva ha tenido varios maridos y relata lo malo que fue cada uno de ellos y Pilar se aferra a “La Oculta” con vocación y abnegación.
El nombre del pueblo donde queda “La Oculta”, que tiene un lago misterioso donde se han ahogado algunas personas (y que refleja la portada más que elocuente que han seleccionado) es Jericó, topónimo bíblico al nombre que idealmente le querían poner los antepasados de Antonio, Felicina, que persigue la felicidad.
Todos los procesos por los que una familia de finqueros antioqueños, la perturbación de su paz, de su entorno, están cantados aquí a tres voces, cada uno con su carga de verdades y secretos, cuál de los tres más elocuente, tras el rastreo de sus antepasados, sus raíces judías, las intimidades de los tres hermanos desde pequeños, el fuerte vínculo que los unió a su padre Jacobo y la pérdida de su madre, Anita. Ella se llevó, a su muerte, hasta el motivo de reunirse para las fiestas de fin de año.
La persecución y presión de los paramilitares, la escapada de Eva a nado por el lago temeroso y oscuro, todo es relatado con magnificencia en símbolos un tanto telúricos, que acicatean hasta al más indiferente a seguir leyéndola. No deja de tener sus críticas políticas, esas a las que nos hemos acostumbrado en sus artículos de opinión, y a las creencias religiosas.
Uno puede estar de acuerdo o no con sus planteamientos ideológicos, pero no deja de admirar la maestría literaria del autor. El volver sobre este libro, que había comprado recién salió, en España, fue el resultado de leer sus sesudos análisis sobre el referéndum que se perdió en Colombia y cómo una víctima de esa violencia que ha destruido la voluntad y la forma de pensar de sus ciudadanos, ha visto cómo se ha dejado pasar la oportunidad de reconciliarse.