Publicado el 26 de enero de 2023.
Si bien los países balcánicos son Albania, Bosnia y Herzegovina, Bulgaria, Grecia, Macedonia, Montenegro y Serbia, hubo un pedacito del hoy Türkiye que se conoció en su momento como Tracia, que fue parte de ese territorio, y que podemos visitar en la preciosa ciudad de Edirne.
Tracia, que tiene acepciones búlgaras, griegas y turcas es una región histórico-geográfica del sureste de Europa, en la península de los Balcanes, al norte del mar Egeo, enclavada en las fronteras con Bulgaria, Grecia y la Türkiye europea. Si uno se anima puede cruzar, desde Edirne, a Grecia o Bulgaria, a pie.
En su época, esta región histórica se extendía desde Macedonia hasta el mar Negro y desde el mar Egeo hasta el río Danubio. Sus límites han variado en diferentes períodos. Las montañas Ródope separan la Tracia griega de la Tracia búlgara y el río Evros separa la Tracia turca de la griega, denominadas en ocasiones «Tracia occidental» y «Tracia oriental», respectivamente.
La región de Tracia es esencialmente agrícola, y en ella se producen tabaco, arroz, trigo, algodón, seda, aceite de oliva, agua de rosas, cera y tinte rojo, además de frutas.
Edirne (también llamada por su antigua denominación, Adrianópolis o Hadrianopolis) está situada al noroeste del lado europeo de Türkiye, en el centro geográfico de la fértil llanura de Tracia. Ha sido desde épocas antiguas un estratégico y valioso cruce de caminos. Atraviesa la ciudad el río Tundzha, que confluye con el río Meriç, a poca distancia de Edirne.
En el año 2008 recibió la distinción EDEN que otorga la Comisión Europea a uno de los «Mejores destinos de turismo y el patrimonio intangible local». Sus raíces son muy antiguas: en la época clásica existía un asentamiento tracio llamado Uskadama, que fue abandonado después de las muchas guerras con los griegos y romanos. En el año 125 d. C., el emperador romano Adriano la reconstruyó dándole su propio nombre a la ciudad. Por su alto valor estratégico, las zonas cercanas a la ciudad de Adrianópolis han sido el escenario de al menos quince batallas a lo largo de la historia, nueve de ellas después de su fundación. La más famosa de estas batallas es la del año 378, en la que los visigodos destruyeron al ejército del Imperio Romano de Oriente, mataron al emperador Valente y se extendieron por los Balcanes saqueando todo a su paso. No obstante, Adrianópolis consiguió resistir el cerco godo y bloqueó así el avance bárbaro hacia Constantinopla.
Durante la Edad Media fue escenario constante de combates entre el Imperio Bizantino y los invasores eslavos, especialmente búlgaros. En 1205 los cruzados, que habían invadido Bizancio, fueron derrotados por los búlgaros y, finalmente, en 1362, Adrianópolis cayó en poder de los turcos otomanos, que la convirtieron en su capital bajo el nombre de Edirne hasta 1453, fecha en que se trasladó a la recién caída Constantinopla. Fue la segunda capital del imperio, después de Bursa.
En 1575, el sultán Selim II encargó al arquitecto real otomano, Mimar Sinan, la construcción de una enorme mezquita en la ciudad. La Mezquita de Selim es hoy en día el símbolo y monumento más característico de la ciudad, famosa por poseer los minaretes más altos de toda Türkiye, pues miden nada menos que 70,90 metros. Al visitarla estaba en reconstrucción, pero pude apreciar los exquisitos trabajos calados en mármol, las cúpulas pintadas con polvo de oro y las incrustaciones de cerámica turquesa, típica de este país euroasiático.
En la época de decadencia del Imperio Otomano, la ciudad fue ocupada en dos ocasiones por los rusos (1829 y 1878). Durante las Guerras Balcánicas, volvieron a sucederse violentos combates entre las fuerzas turcas y los ejércitos de Serbia, Grecia y Bulgaria, que buscaban el camino para atacar la capital otomana de Estambul. A pesar de la tenaz resistencia turca, los búlgaros consiguieron capturar la ciudad en 1912, aunque, al igual que la de los rusos, esta ocupación fue también efímera.
Desde entonces, la ciudad ha permanecido tranquila. Cada mes de junio, dentro de la localidad se celebra un festival de lucha tradicional en aceite llamado Kırkpınar. Esta tradición es la cita deportiva más antigua aún en activo por detrás de los Juegos Olímpicos. Estatuas de los luchadores embadurnados de aceite se pueden apreciar en el centro de la ciudad.
MEZQUITA SELIMIYE
La mezquita de Selim es un templo musulmán, de época otomana, que fue encargada en 1575 al arquitecto real otomano, Mimar Sinan por el sultán Selim II para honrar a su hijo, el sultán Suleyman, el Magnífico. Sinan ha sido el arquitecto más relevante e importante de Türkiye y diseñó esta mezquita cuando tenía más de 80 años. Fue contemporáneo de Vignola, Palladio, Miguel Ángel o Juan de Herrera. Fue el principal arquitecto otomano (en turco: mimar) e ingeniero civil de los sultanes Suleyman el Magnífico, Selim II y Murad III. Fue responsable de la construcción de más de 300 estructuras principales y otros proyectos más modestos. Sus aprendices diseñaron la Mezquita del Sultán Ahmed en Estambul y el Puente de Mostar en Mostar. Asimismo, ayudaron a diseñar el Taj Mahal en el Imperio mogol. Su calidad e influencia en los arquitectos musulmanes de la época y posteriores es comparable a los citados dentro del ámbito cristiano. Es considerado el mejor arquitecto del período clásico de la arquitectura otomana y, a menudo, se lo compara con Miguel Ángel, su contemporáneo en Occidente. La categoría del artista renacentista y sus planes para la Basílica de San Pedro de Roma se conocían bien en Estambul, porque el sultán Beyazid II le había encargado (junto con Leonardo da Vinci) un puente sobre el Cuerno de Oro en 1502.
La mezquita Selimiye, y las instalaciones (külliye) alrededor fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011. Se encuentra en el centro de la histórica ciudad. Fue sufragada por el sultán Selim II y se construyó entre 1569 y 1575. Al estar situada sobre una zona elevada del terreno, el soberbio edificio se puede ver desde muy lejos, dominando el horizonte de la ciudad.
Esta mezquita, de planta cuadrada con su gran cúpula y sus cuatro esbeltos minaretes domina el perfil de la ciudad de Edirne. Sinan la consideraba su obra maestra, así como el conjunto arquitectónico anexo, formado por madrazas (escuelas coránicas), un mercado cubierto, la casa del reloj, un patio exterior y la biblioteca. Tiene incrustaciones de cerámicas de Iznik fabricadas en el periodo más floreciente de su producción y la ornamentación interior es una muestra de ejecución artística con este tipo de material que nunca se ha llegado a igualar. Este conjunto arquitectónico se considera la expresión armónica más consumada del külliye otomano.
De este complejo sobresale el hospital, que está recreado con muñecos que asemejan los tratamientos que recibían los pacientes, especialmente los siquiátricos y sorprenden en cada espacio que explica lo que allí se trataba.
Otros sitios interesantes de visitar, como en toda ciudad turca, son los bazares, que en algunos casos están ubicados en lo que se conoce como caravasar, un antiguo tipo de edificación surgido a lo largo de los principales caminos donde las caravanas que hacían largos viajes de muchas jornadas —de comercio, peregrinaje o militares— podían pernoctar, descansar y reponerse. Eran verdaderos antecedentes de los modernos hoteles y hostales de carretera.
Los caravasares estaban diseñados para albergar y dar reposo y alimento a los viajeros y a sus animales, y custodiar sus mercancías. Fueron piezas claves en el desarrollo y consolidación de las rutas de comercio a través de Asia, el norte de África y la Europa suroriental, especialmente a lo largo de la Ruta de la Seda, y permitieron el intercambio de personas, bienes e información entre muchas culturas.
Este tipo de albergues se encontraba con frecuencia a lo largo del Camino Real Persa, una antigua carretera de 2500 km de longitud que se extendía desde Sardes a Susa; según Heródoto: «Ahora, las verdaderas causas de la carretera en cuestión son las siguientes: hay estaciones reales a lo largo de toda su longitud y los excelentes caravasares, y que atraviesan un tramo habitado y libre de peligros».
En Türkiye, Persia (Irán), Azerbaiyán y Armenia, los caravasares distaban unos 30 km entre ellos, y se levantaban a lo largo de las diferentes rutas que unían los diversos puertos y ciudades importantes de la península de Asia Menor. Puesto que en la época selyúcida la famosa Ruta de la Seda no transcurría por la península, se utilizaron para potenciar el mercado y la economía interior. Uno de los mejor conservados en Türkiye lo construyeron en 1229 los turcos selyúcidas, el cual fue conocido como caravasar de Agzikarahan.
OTROS SITIOS DE INTERÉS
Los primeros museos en Edirne se establecieron en 1924 por órdenes de Mustafá Kemal Atatürk, el padre de los turcos, que constituyó la hoy república, hace casi 100 años. El primer museo se ubicó en la madraza de la mezquita de Selimiye, se llama museo arqueológico, pero también tiene invaluables elementos etnográficos y mortuorios. Posteriormente se construyó otro museo por el incremento en el interés en la historia de Edirne y de allí surgió, en 1971 el Museo Arqueológico y Etnográfico.
También está el Museo de Arte turco e islámico en la madraza, que fue usada desde 1924 como museo y tiene un patio interior con acceso a los cuartos de estudiantes y aulas de clases. Las tumbas del siglo XV son mayormente de jenízaros* (el mismo Sinan era uno de ellos) bajo un árbol enorme. En el jardín se pueden apreciar las inscripciones otomanas del período en que fueron erigidas, una sección que muestra la cultura acuática otomana, los coches de expendio de comida, cañones y los proyectiles que se usaron en las guerras balcánicas.
También hay puentes impresionantes, como el que atraviesa el ya mencionado río Meriç, construido por el Sultán Abdülmecid, que acostumbraba acudir a disfrutar de la puesta del sol desde una especia de trono que hay en el centro y saludaba a sus tropas, y una ciudadela llamada Hidirlik Bastion, que era el cuartel general de la épica resistencia contra los búlgaros que estuvo bajo el mando del comandante Sükrü Pasha, que tiene 18 cuartos de artillería, un túnel de 120 metros y 4 refugios. Custodiaba la llegada de los enemigos que venían de los Balcanes a la capital, Estambul. Es la más grande fortaleza, construida entre 1886 a 1888. Una visita que no es fácil de olvidar por la sensación que impregna el ambiente.
Nos despedimos de Edirne con nostalgia, no sin antes visitar una enorme sinagoga restaurada a niveles de preciosismo, de estilo neomorisco, el lugar de culto judío más grande de Türkiye y la tercera sinagoga más grande de Europa en una ciudad donde habrá quizá una familia judía sefardí actualmente pero que tuvo una extensa judería.
Es oportuno destacar que Mimar Sinan fue el protagonista de una novela de Elif Shaffak, escritora turca de fama mundial, publicada en 2014 y traducida al español en 2015 con el nombre “El Arquitecto del Universo”.
*Jenízaros: Los jenízaros eran soldados de infantería con un alto nivel de entrenamiento. Entre sus muchas misiones se destacaba la de ser los encargados de la custodia y salvaguarda del sultán otomano, así como de las dependencias del palacio imperial de Edirne y, más tarde, del nuevo palacio imperial Topkapi de Estambul. Eran considerados la guardia personal del sultán. El cuerpo fue creado por el bey Orhan I alrededor de 1330, y abolido en 1826 por decreto del sultán Mahmud II.
6 COMENTARIOS
Los comentarios están cerrados.
Mariela buenos días
Que placer tan enorme me producen las experiencias de tus continuas giras en tu calidad de Embajadora de nuestro país :a esos lugares históricos tan hermosos que visitas y nos compartes con mucho tino y responsabilidad respondiendo a tus múltiples obligaciones dilplomáticas.
A veces creo que estoy allá porque tu hermosa y bien documentada prosa me lo hace creer así
Un abrazo agradecido querida amiga por tan valiosas informaciones.
Negro
Muchas gracias querido amigo, siempre recibo de tí palabras de aliento para seguir en este apostolado que he elegido para dar a conocer la historia, los orígenes y la razón de ser de muchos de los países en esta área del mundo.
Que belleza Mariela, y que oportuno tu articulo sobre tu visita a estos lugares ya que el 26 de enero es el Dia del Arquitecto y viendo las fotos de esos puentes y leyendo la magnifica historia con tus fotos a esos bazares y lugares, uno se ilustra y realiza lo que todavia uno, tiene mucho que aprender sobre esa parte del mundo. En los años 70, yo pude visitar Turkia con mis Padres, pero fue una corta visita, ya que ibamos en un tour en un crucero. Muchas gracias Mariela por tan bello relato. Un abrazo, Teresita
Cuanto me alegro querida Tere de que resaltes lo importante que es la función de un arquitecto en lo que perdura en la historia. Debes aprovechar y venir ahora que estoy por acá. Un abrazo
Una vez más felicito a la Embajadora Mariela Sagel por su constante interés de introducirnos a lugares de especial renombre, como es el caso de la ciudad de Edirne, la misma que de forma excelente detalla sus características, en especial
como bien lo resalta, es un punto de encuentro entre el mundo occidental y el musulmán, dado que cuando tuve la oportunidad de visitarla también me impresiono encontrar la Sinagoga, como ejemplo de la tolerancia religiosa, en cuya foto que se incluye, se puede apreciar con claridad lo excelente que esta conservada y sigue siendo el encuentro semanal del culto hebreo.
Muchas gracias embajador Abarca, Edirne es un punto esencial para comprender el desarrollo de las civilizaciones y admirar la portentosa obra del arquitecto del Universo, Mimar Sinan. Y la sinagoga es impresionante.