Egoísmo antipatriótico
MARIELA SAGEL
El Siglo, 29 de Octubre de 2012
En medio del caos en que se sumió Panamá, como consecuencia del exacerbado egoísmo, la estupidez, incompetencia y otras falencias que se potencializan con el usufructo del poder, no para beneficio de todos, sino de muy pocos, nos preguntamos una y otra vez cómo vamos a avanzar como un país que sigue estando marcado por la buena suerte.
Lo que se ha vivido en Panamá, en Colón y en todo el país, manda un mensaje claro: hay que superar la inequidad, se ha dejado de lado el pensar para las próximas generaciones, en virtud de ganar las próximas elecciones. La causa de Colón unió a todo un pueblo, a todas sus capas sociales, trabajadores, empresarios, industriales, iglesias y cultos, y demostró que los panameños no estamos dispuestos a seguir soportando a la clase política egoísta, la de antes y la de ahora. Los primeros porque no tocan los limones y los segundos porque se quieren llevar el limonero para su casa. Hay que dejar de abanicar este tipo de desgracias, poner orden, pero no de la manera que se ha venido haciendo y mirar al futuro con seriedad y optimismo.
Hay que reforzar las institucionalidad del país, ya bastante desvencijada, revisar muchas posiciones y recordarle a nuestros gobernantes que en la época de la ilustración, uno de sus fundamentos principales fue la separación de los poderes, que se da por descontado en los debates modernos sobre los gobiernos y que en los últimos años ha retrocedido casi a cero en nuestra sociedad. Hacerles llegar los ensayos del Barón de Montesquieu, que han sido la base e implementación de muchas constituciones en el mundo.
Si hacemos esto, es posible que podamos avizorar un futuro incluyente en cuya planificación se tome en cuenta a todos, se acabe con la inequidad y se logre planificar un desarrollo con generosidad y patriotismo.
Panamá necesita un estadista, ya se demostró hasta la tragedia que la mesiánica frase que el país debe ser dirigido por un empresario lo que ha traído ha sido luto, dolor y muchos enfrentamientos. No solo en Panamá sino en otros países, la frase trillada de gobernantes empresarios (que a veces se convierten en ‘empresaurios’) ha llevado al despeñadero cualquier proyecto de país que no sea cónsono con la realidad. No nos sirve de nada crecer a un ritmo de 10%, cuando la brecha entre los pobres y ricos se profundiza. Al final se busca un mejor país para todos, sin que se profundicen las desigualdades.