El accionar público La ética y la política Opinión Publicado en El Siglo

El alcalde de Bogotá

MARIELA SAGEL 

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El Siglo, 16 de diciembre de 2013

El alcalde de la ciudad de Santa Fe de Bogotá, Gustavo Petro, fue destituido el 10 de diciembre por el procurador general de Colombia, ‘en un proceso disciplinario por el modelo de recolección de la basura’. Las reacciones no se han hecho esperar, ha habido en la capital colombiana marchas ‘históricas’ en respaldo suyo y el burgomaestre ha anunciado que llevará su caso a niveles internacionales, de ser necesario. El presidente de ese país, Juan Manuel Santos, respetando la separación de poderes, ha dicho apenas el viernes 13 que tenía planeado reunirse ‘de manera individual» con el señor Petro y con los jefes de los organismos de control, «para asegurarnos de que las instituciones, como debe ser en una democracia fuerte, prevalezcan’.

Es preciso acotar que el alcalde Petro es un exguerrillero del grupo M-19, que llegó a su posición a través del sufragio, abanderado de su partido político. El procurador es de tendencia conservadora derechista (¿hay algo más redundante que esto?) y sus señalamientos son que el alcalde incurrió en faltas ‘gravísimas’ al cambiar el esquema de la recolección de basura que hace un año produjo un problema sanitario en Bogotá. Las noticias internacionales que han reportado sobre esta remoción sugieren que es ‘un mensaje de guerra’ contra el proceso de paz que llevan a cabo el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

¡Cuánta diferencia hay tanto en la elección como en la remoción de este funcionario con lo que tuvimos como alcalde de la comuna capitalina! Primero, hay diferencias abismales en cuanto a los méritos políticos de ambos. El nuestro, gringuero, este, exguerrillero. Segundo, lo remueven por una crisis sanitaria y hay manifestaciones en respaldo suyo, que, según uno de sus copartidarios, no se habían visto en 40 años (¿coincidencia en el discurso?). Acá, nadie salió a manifestarse en respaldo del bailarín, ya que lo botó el presidente, y no de un tuitazo, como lo hizo con el vicepresidente, sino en una reunión en la que aparentemente le torció el brazo y le mostró evidencias sobre las cuales lo podría chantajear. Tercero, Bogotá tiene un proceso cuidadoso y bien diseñado para elegir a su sucesor y ya lo han iniciado, no es que apenas sonó la pandereta saltó el vice a ocupar el puesto.

La ciudad de Panamá no solo ha estado al borde de una crisis sanitaria por culpa de la recolección de basura, vive en la inmundicia por culpa de la mala administración que le quitaron a la Alcaldía.