MARIELA SAGEL
La Estrella de Panamá, 23 de Octubre de 2011
Hace unas semanas el Benemérito Cuerpo de Bomberos de Panamá le impuso el grado de teniente coronel honorario al Nuncio Apostólico, Su Excelencia Andrés Carrascosa, representante del Papa ante nuestro país y Decano del Cuerpo Diplomático aquí acreditado. La noticia no sería descollante si no se leyera entre líneas el tremendo mensaje que expresó el Nuncio en la ceremonia de imposición y la responsabilidad que reposó en los hombros de los bomberos y especialmente sobre los de su director general, Pablo Tuñón.
Don Andrés Carrascosa resaltó el invaluable papel que tienen los bomberos en nuestra sociedad, especialmente en estos momentos en que están equipados para llegar apenas al octavo piso de un edificio de 60 niveles. El valor del Cuerpo de Bomberos no puede subestimarse por lo que uno perciba o experimente localmente; en el mundo entero son apreciados y hasta venerados, al punto que los que integran la institución en la Ciudad de Nueva York, posterior a los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, gracias a su entrega, valentía y arrojo, los han llamados The New York Bravest. (Los más valientes de New York).
El Cuerpo de Bomberos de Panamá está adscrito al Ministerio de Gobierno a partir de la Ley 10 del 16 de marzo del 2010, que, a pesar de ser parte de lo que se considera Seguridad Pública, ha quedado en ese estamento. Recientemente ha sido objeto de muchas críticas, su nuevo director blanco de otras tantas polémicas, y no deja de preocupar que en lo que debe ser una abnegada institución haya entrado el germen de la corrupción. Una compra de equipo necesario para poder combatir en igualdad de condiciones la extinción de eventuales siniestros y cumplir con todas las labores que le son innatas, ha levantado una gran nube negra sobre la transparencia de la misma.
Las ayudas técnicas que deben cumplir los bomberos van desde el salvamento de personas en casos de emergencia, atención de accidentes de diversas naturalezas, rescates de seres humanos en diversas circunstancias y todo lo relacionado a la prevención y establecimiento de controles en las múltiples edificaciones que se levantan en Panamá.
Los bomberos de por sí son mal remunerados y arriesgan su vida en cada acometida en cumplimiento del deber. Existen fondos para la compra de equipos que están siendo señalados como que se están malgastando. Preocupa que se esté invirtiendo de manera irregular en la compra de esos equipos necesarios y hay mucho ruido alrededor de esas adquisiciones. Al ser este estamento de seguridad tan importante, especialmente para la prevención de accidentes y el combate a siniestros, y por la buena imagen que tiene la institución, no debería levantarse ninguna duda en la forma que se están haciendo las contrataciones.
El Nuncio Apostólico puntualizó en sus palabras de aceptación de tan insólita imposición honoraria, que ‘en un mundo moderno como el nuestro, en el que no falta quien piensa que todo se puede comprar y vender, tengo la certeza de que los valores del bombero, su valentía más apreciada por la sociedad será una honestidad capaz de llegar al sacrificio ante las presiones para no fallar al conjunto de la ciudadanía, que les seguirá considerando como su verdadera protección. Antes era el arrojo para apagar el fuego, hoy será cada vez más el valor de no dejarse corromper’.