Domingo 16 de agosto de 2015
‘Esta semana se realiza la Feria del Libro y espero que siga teniendo el éxito que hasta ahora ha tenido’
He venido insistiendo que tenemos un país donde los valores están invertidos y las prioridades están al revés. Se ha decretado una alarma hídrica después que el Gobierno llegó a la conclusión tardía de que si seguimos desperdiciando y botando el agua con la magnanimidad de la que siempre hemos hecho gala, nos faltará en un futuro cercano. Ha tenido que ser El Niño el que nos ha puesto en corredera, pero para darse cuenta solo falta asomarse a las calles donde los hidrantes botan generosamente el agua que a algunas comunidades les hace falta; las fugas de agua por tubería averiadas no se reparan por semanas, causando millones de galones de agua perdidos.
Algunas medidas de mitigación que podrían aplicarse en esta alarma hídrica es la de recoger el agua de lluvia para llenar los tanques de emergencia que tienen los edificios, que permite a sus residentes contar con agua cuando haya cortes. Almacenando agua que cae del cielo solo un filtro sería necesario para que se cuente con este recurso.
Nuestros ríos son relativamente cortos, ya que nuestra geografía es estrecha. A través de esos ríos se reciben muchos recursos de vida, pero todos van a dar al mar y una vez allí, igual que el agua que usan los barcos al atravesar el canal, se pierde. Podría pensarse en hacer pequeños embalses y de esa manera utilizar mejor los recursos pluviales. No solo para generar energía sirven estas corrientes naturales de agua.
Tenemos que detener la tala de árboles y denunciar al que la haga. Hace unos días, en el lote que está detrás del Colegio La Salle, dos individuos estaban en la labor de ‘tumbar el palo’. Cuando les pedí el permiso, uno de ellos me dijo que no lo tenía y llamó a su jefe, quien responsabilizó a los curas de la escuela, que habían dado la orden de derribar el frondoso árbol. Como les dije que los denunciaría en los medios y redes sociales, abandonaron temporalmente su labor y queda allí la evidencia que el árbol no está ni remotamente enfermo, porque dejaron las ramas que cortaron. Si fueron los curas los que dieron la orden, deberían darle una leída a la encíclica del papa Francisco, Laudato Sí.
Y es que parece que todo en este país se arregla llevándolo a los medios y denunciándolo en las redes sociales. El que quiera que le arreglen los profundos cráteres que hay en esta ciudad, que lo denuncie al @huecotuitero. Si el hueco lo produce una fuga de agua, viene la cuadrilla del IDAAN después de denunciarlo a @IDAANinforma y rompe la calle, repara la fuga y deja estragos. Sigue el reclamo mediante el Twitter @MOPdePanama para que tape los huecos. Lo hacen, echan un montón de asfalto y dejan los restos de la reparación obstaculizando el paso. A veces la comunidad es la que tiene que pagar por la remoción de los escombros.
La modalidad de gestionar a través de Twitter se instauró en el año 2011, cuando el actual presidente fue botado del Gobierno por su ‘hermano, amigo y entonces compinche’, el expresidente. Martinelli sigue opinando y quizá administrando sus tiendas desde Miami, de donde no ha salido desde enero de este año, y eso que prometió que una vez que saliera del Gobierno se dedicaría a trabajar y a viajar. Es sospechoso que no se atreva a salir de los Estados Unidos. Y su esposa, en la distancia, se ha contagiado de su incontinencia tuitera.
Esta semana se realiza la Feria del Libro y espero que siga teniendo el éxito que hasta ahora ha tenido. Es ardua la labor de promover la lectura, los noticieros tienen todos los días segmentos de farándula, pero Entre Letras, que sale una vez a la semana, es vulnerable a que una noticia en teoría más importante que la recomendación de la lectura de un libro, le impida que se transmite.