Por Mariela Sagel, 7 de septiembre de 2020, El Siglo de Panamá
Recuerdo en mis años de infancia que en la casa familiar había un bidé en el baño de la recámara principal. Desde entonces no he vuelto a ver uno en Panama, pero sí lo he encontrado en hoteles de España, Italia y ahora en Turquía, en todos los inodoros, inclusive los públicos.
El bidé es un utensilio inventado en Francia en el siglo XVII para mejorar la higiene de las partes íntimas de las personas. En Estados Unidos se descontinuó su uso y seguramente eso ha hecho de que nos olvidemos de los beneficios del mismo. No es un reemplazo para el papel higiénico, por el contrario, una vez que se ha limpiado muy bien el ano y los genitales se utiliza para asegurar la limpieza de esta aérea del cuerpo humano.
En nuestros países cálidos es muy importante su uso porque la humedad y el calor contribuyen a volver estas áreas pudendas en atractivo de infecciones y malos olores. Su uso debería retomarse para que todos aprendamos a mantenernos y sentirnos limpios.
Los que me he encontrado en Turquía son apenas una pieza dentro del inodoro que se activa con una llave a un costado. El que teníamos en casa era una pieza adicional dentro del baño, lo que seguramente aligeró la eliminación del mismo por hacer espacio. Con esta nueva modalidad de incorporarlo al inodoro, no hay justificación para no contar con sus beneficios. Debería ser algo que sea obligatorio en las nuevas construcciones. Entiendo que en Panama hay la fórmula de instalar ese dispositivo en los baños modernos. Leyendo su historia, entenderíamos mejor la importancia que debe tener en el aseo personal de cada individuo.
Emprendamos una campaña para retomar el uso del bidé. Por nuestra salud, nuestra higiene y también para que las próximas generaciones aprendan de un artefacto que se inventó hace casi 5 siglos y no pierde vigencia.