Opinión Panamá Publicado en La Estrella de Panamá

En honor a Sinán y los libros

MARIELA SAGEL*

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La Estrella de Panamá, 1 de Mayo de 2011

El pasado 23 de abril se celebró el día de San Jorge (Saint Jordi, en catalán), fiesta que fue institucionalizada en conmemoración a la fecha del fallecimiento de ese santo en el año 303 y que se dice fue el patrón de Inglaterra, Etiopía, Georgia, Bulgaria y Portugal y de las comunidades españolas de Cataluña, Aragón, Cáceres y Alcoy.  

En 1996 la UNESCO lo estableció como el Día Internacional del Libro, porque precisamente ese día, en el año 1616, fue enterrado Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha y falleció el escritor británico William Shakespeare, y es costumbre en España que a las mujeres se le regale una rosa y ellas, en correspondencia, obsequien a los caballeros un libro. Se hacen muchos eventos alrededor de esta fiesta y en las librerías se ofrece tanto descuentos como firmas de autores españoles para festejar esa gran obra que es el libro.

Coincidentemente, en Panamá se ha designado el 25 de abril como el día de la Escritora y el Escritor Panameños y ambas fechas, por la cercanía una de otra, son propicias para enaltecer a los hacedores de las palabras. Se escogió la fecha del 25 de abril porque ese día, hace 109 años, nació nuestro insigne escritor y gloria nacional de las letras, Rogelio Sinán, en la isla de Taboga. La Universidad Tecnológica de Panamá estableció hace unos años el Premio Centroamericano Rogelio Sinán, que se rota entre los géneros novela, cuento y poesía y el Gobierno Nacional instituyó en el 2001 la condecoración Rogelio Sinán, que se otorga cada dos años y a la que se han hecho merecedores, a la fecha, los escritores Elsie Alvarado de Ricord, Guillermo Sánchez Borbón, Carlos Francisco Changmarín, Pedro Rivera y Demetrio Fábrega. 

Por coincidir este año el Día Internacional del Libro con el Sábado de Gloria, las festividades se trasladaron a la semana que acaba de culminar y fueron muchos los eventos que se organizaron no solo para rendirle homenaje al ‘buena amigo’ que es el libro, sino también recordar la obra de Bernardo Domínguez Alba, que era el verdadero nombre de Sinán.

Algunos fueron muy lucidos y concurridos y otros no corrieron con la misma suerte: la Asamblea Nacional le hizo un reconocimiento a la doctora Rosa María Britton y solo llegó uno de los padres de la patria al evento, lo que ha sido muy criticado, porque estos señores no se pierden entierro de paloma o bautizo de muñeca cuando se trata de otros temas. La Asamblea patrocinó, el año pasado, la señalización de la Feria Internacional del Libro mediante, precisamente, imágenes de los escritores panameños fallecidos y un fragmento de sus obras.

La Fundación Nuestra Lengua convocó a una tertulia con el título ‘La isla de Rogelio’, en la cual disertó el profesor y periodista Modesto Tuñón, gran conocedor de la obra de Sinán y también otros autores que han estado siempre pendientes que su obra no caiga en el olvido, como Enrique Jaramillo Levi y Ariel Barría, invitaron a un coloquio en torno al tema.

El maestro Sinán es una gloria nacional y así debemos mantener su nombre, la lectura de sus libros y la investigación sobre su vida. Fue un escritor muy completo que se desempeñó en los campos de la educación del español y dramaturgia, la diplomacia y también fue un gran patriota. El Departamento de Sociología, en ocasión de la reedición de la obra máxima del maestro, La Isla Mágica, señaló: ‘Siempre me pareció que Sinán buscaba, entre las líneas que producía, ese personaje que conocía en la intimidad de su experiencia como panameño que había viajado por todo el mundo’.

Roque Javier Laurenza, ese inmenso panameño olvidado por muchos, dijo en una ocasión que ‘la cultura es el camino a lo más alto. Y lo más alto, por una paradoja metafísica es precisamente lo que está en nosotros: la vida y todo lo que ella implica cuando es vivir de hombre, de persona. Porque en verdad, el hombre lleva en sí a la persona, como la patria a la nación’.

Mantengamos vivo el recuerdo del maestro regalando, leyendo y recomendando sus libros.