ES CUESTIÓN DE PLANIFICAR
Por Mariela Sagel, El Siglo, 18 de diciembre de 2017
En la vida se nos ha enseñado que, en la medida de lo posible, casi todo se puede y se debe planificar. Uno lleva un plan desde que nace y es así como empiezan a darte alimentos suaves en unos meses, de allí a más sólidos, y a determinada edad, debes ingresar al kínder, a la escuela primaria y por el resto de los días está todo planeado.
Si bien es cierto que ocurren a veces cosas que nos sacan de un plan previamente establecido (un accidente, un embarazo, una pérdida de un ser amado) llevamos dentro un mapa de vuelo que tratamos de cumplir.
En ciudades avanzadas también se planifican las obras, las efemérides y los eventos que aquí se van a realizar. Desde hace más de un año estamos hasta la coronilla escuchando sobre lo de la JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) pero cuando salimos a la calle, nos enfrentamos a una urbe hostil, desarticulada y sin planificación.
¿Por qué no se prohíben los trabajos de construcción y reparación de obras en diciembre, mes en el que se celebran tres de las más importantes celebraciones del año? Es un caos salir a las calles de esta capital y además del desbocado tránsito de personas que van en busca de regalos, cobran su décimo o bonificación, tenemos que lidiar con grúas, cementeras, taladros, y toda clase de maquinaria pesada que obstruye el tráfico de autos y peatones. Sería ideal que se planificara que en este mes se suspendieran todas las obras o mejor aún, que se planifique la ejecución de una obra en base a que TODAS se terminarán ANTES del mes de diciembre, so pena de multa. De repente ayudaría a muchos contratistas y constructores, así como a las autoridades municipales a meterse en un programa de planificación y aprender a trazar un plan de ejecución que sea eficiente y que aproveche la temporada en que es más fácil ejecutar obras.