MARIELA SAGEL
El Siglo, 26 de diciembre de 2011
La semana pasada se divulgó la noticia de que Panamá no participará de las pruebas internacionales PISA, un sistema objetivo de comparación que maneja de forma cuantitativa la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que tanto ha insistido en que nuestro país se pliegue al intercambio de información a fin de sacarnos de la lista de paraísos fiscales. PISA es el Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes (Program for International Student Assessment). La decisión del MEDUCA se sustenta en que los recursos para esas evaluaciones se destinarán para capacitación, ya que los últimos resultados fueron desastrosos.
Tan desastrosos que arrojaron que nuestros jóvenes de 15 años no comprenden lo que leen (puesto 62 de 65 países participantes), mucho menos entienden las matemáticas (64 de 65) y peor es que los temas científicos les son totalmente ajenos (62 de 65 otra vez).
Vivimos en un país que arroja índices de crecimiento altísimos y es por todos conocido que existe una gran falta de mano de obra calificada, lo que permite la entrada de extranjeros que llenen esos vacíos, que seguramente entienden lo que leen, son buenos en matemáticas y encima, practican las materias científicas. La próxima prueba es en 2015. ¿Estaremos preparados para superar los bajos índices que se dieron en la última versión? Si no se hace un verdadero cambio en el sistema y se aplica una reforma educativa agresiva, seguramente volveremos a fracasar.
Estamos en camino de ser un país rico con gente ignorante. Desechamos la orientación cultural como si fuera elitista, desconociendo que existen varias formas de cultura, desde las buenas maneras, el correcto uso del lenguaje y la lectura. Esta realidad se hace cada día más evidente en los mensajes publicitarios que se transmiten (‘estamos ‘partyseando’’), en los incontinentes ‘twitters’ con horrores de ortografía y en el uso del ‘hubieron’ cuando ese verbo no existe, se dice hubo. Sabemos de las peleas entre los políticos, pero nuestros estudiantes no tienen idea de la tragedia nacional que fue la invasión a Panamá, la visión de estadista que tuvo Belisario Porras (tres veces presidente y que dejó una obra considerable tanto en instituciones como en estructuras) ni mucho menos que nuestro escritor más laureado hasta ahora es Rogelio Sinán.
El apabullante crecimiento económico debe ir de la mano de elevar la educación como una prioridad. Y eso no se hace con sellos en los medios impresos: se hace con una política de estado que sea coherente y no puede esperar.
1 COMENTARIO
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Buenos Días Mariela.
Acabo de leer tu columna «Fracaso de la Educación».
Muy acertadas tus palabras. Muy lamentable sería que necesitáramos mano extranjera calificada para realizar el trabajo que supuestamente nosotros como panameños deberíamos realizar.
Quedé con ganas de leer mas sus artículos. Luego le comento al respecto…. Saludos
Alan.