La cosa no es así
MARIELA SAGEL
El Siglo, 23 de mayo de 2011
A medida que sube el tono de los que defienden la construcción de la mentada Torre Financiera en los terrenos que ocupó la Embajada Americana, se van señalando supuestas negligencias que tuvieron los gobiernos anteriores y las cuales, gracias a los iluminados que hoy nos gobiernan, se están corrigiendo. La semana pasada, el ministro de Economía intervino en un largo programa de radio de uno de sus afectos, y dijo, entre otras cosas, que nunca antes se había presentado el proyecto de un metro para la ciudad de Panamá. Falso de toda falsedad: En 1999, el gobierno de Francia entregó al de Panamá un anteproyecto con financiamiento incluido y estudio de pre factibilidad que no le hubiera costado ni un centavo al Estado. Resultado: el ministro, que hoy es magistrado, se lo pasó al MOP y este se enfrascó en una pelea de espacios de poder con la Autoridad del Tránsito y el asunto quedó en el olvido. Recientemente, cuando se firmó con la empresa francesa la adjudicación de los vagones del Metro, el director de esta empresa en Panamá me presentó al Presidente de la compañía, y entre bromas, el francés señaló que yo era la madre del proyecto Metro.
Otra falacia esgrimida por el ministro Vallarino fue que esta administración respetaba los edificios históricos porque ellos, en realidad fue la administración Moscoso, habían restaurado el Palacio de Gobierno. Cierto, fue restaurado después de que se hizo un concurso y se le entregaron al mismo ministro, hoy magistrado, los planos ya confeccionados para que se hiciera el rescate de ese centenario inmueble en el Casco Viejo.
Ni los corredores ni la autopista Panamá- Colón fueron diseñados por el gobierno del Toro. Todos fueron proyectos conceptualizados en la década del 80. Faltó oportunidad y decisión para hacerlos y eso es lo que ha pasado con el Metro y enhorabuena que ahora se haga, un poco tarde porque hay más congestión en las calles, pero no hay que regatearle el mérito a nadie. Repitiendo una y otra vez una mentira, se convierte en verdad, y tratando de justificar un capricho desquiciado como la Torre Financiera en ese espacio de terreno, se desvirtúan los esfuerzos que se han hecho en otras administraciones.
Creo que es hora de que se olviden las consignas de campaña y se empiece a gobernar con la verdad y en beneficio de todos y no solamente de unos pocos.