LA DÉCADA PERDIDA
Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 13 de octubre de 2019
El título no es mío, corresponde a una presentación del viceministro de la Presidencia, Juan Antonio Ducruet a la que asistí, quien con una claridad meridiana explicó a un público muy selecto el estado en que se encuentra Panamá, después de 100 días del gobierno de Laurentino “Nito” Cortizo. Y fue contundente su mensaje. Dos mandatos de lo mismo, Martinelli y Varela, que empezaron juntos y como una pareja que se separa, estilo “La guerra de los Rose” *, empezaron a sacarse los trapos y a corretearse las colas por 94 meses.
Si bien algunos dicen que Martinelli “robó, pero hizo”, el daño a la institucionalidad del país ha sido casi irreparable. Además de este daño, retrocedimos en desarrollo del estado, no avanzamos en digitalización, e hicimos más burocrático el gobierno, aumentando la planilla estatal a cifras nunca vistas. Además, ese “progreso” que se veía en obras de infraestructuras, la mayoría inacabadas (Cadena de Frío, Centro de Convenciones, Minsa Capsi, y un largo etcétera) fue todo llave en mano, o sea, que le toca pagarlos a los gobiernos posteriores.
En la Caja de Seguro Social, lo que era un “dream team” se convirtió en un “nightmare gang” (de un equipo de sueño llegó a ser una pandilla de pesadilla). Desde la dirección de esa entidad y con la excusa de la modernización, se compraron toda clase de equipos que no han servido para agilizar los trámites, y no me dejarán mentir quien vaya a pagar una planilla no obligada, que los recibos se hacen a mano y con papel carbón. Y el responsable de esta modernización y el “cuñadísimo”, como le decían a Serrano Suñer (cuñado de Francisco Franco) siguen disfrutando de sus millones en algún lugar del planeta.
De tanto que nos robó, a Ricardo Martinelli solamente lo han juzgado por el caso pinchazos, y encima, después de un largo e histriónico proceso lo declararon “no culpable”, toda una burla para los panameños. Quisiera que empiecen a ponerle todas las denuncias del atraco billonario que hizo al estado, aspirando a ser el hombre más rico de Centro América.
En cuanto a su sucesor y vicepresidente, aparte de ponerle todos los frenos a las iniciativas privadas, a perseguir selectivamente a sus enemigos, nos metió el gol del Mundial de Fútbol, que celebraron la mayoría de los panameños y a organizar la Jornada Mundial de la Juventud, que si bien trajo al Papa Francisco a Panamá, y puso al país en las noticias internacionales, todavía no sabemos cuánto costó esta ventana al mundo, olvidando al sector turismo, cuya ocupación hotelera cayó a índices nunca vistos.
Durante su gobierno se conoció el escándalo de los “Panamá Papers”, y casi de inmediato, sin habernos recuperado del golpe, al mes siguiente, la inclusión de empresas panameñas en la Lista Clinton de la OFAC, que hizo peligrar la supervivencia de este diario y su hermano tabloide, El Siglo. El dueño de muchas de las empresas allí incluidas fue despojado de casi todas las compañías que prestaban un servicio pulcro en muchos países, de un banco –que llevaba adelante un sobrino que posteriormente fue sobreseído de cargos– y del centro comercial más moderno, para que fuera rematado a los representados por uno de los ministros del gabinete. Hoy en día ni una sola prueba se ha presentado en las acusaciones que se hicieron al señor Abdul Waked, a quien la canciller, en unas declaraciones que la perseguirán por el resto de su vida, dijo que no lo iba a defender ante los Estados Unidos, cuando el deber del estado es defender a sus ciudadanos mientras no se les demuestre su culpabilidad.
Todo esto y muchas otras cosas más ha hecho perder credibilidad y prestigio al país, hemos resquebrajado nuestra autoestima como panameños y el orgullo nacional se ha ido al piso y hemos dejado de prestar servicios de calidad y eficientes. Es hora de que despertemos y salgamos del marasmo en que la década de los maleantes nos hundieron y logremos tener un país justo.
Después de 120 meses que corresponden a dos períodos de gobierno, en el que durante 26 meses fueron uno solo y de allí se pusieron a pelear, teniendo a todo el país como testigo, no podemos esperar que en 100 días se compongan las cosas, especialmente por el abismal déficit fiscal con que el gobierno anterior dejó al país. Unamos fuerzas para salir adelante, ya dimos el primer paso.
*La guerra de los Rose es una película estadounidense de comedia de 1989, dirigida por Danny DeVito y protagonizada por Michael Douglas, Kathleen Turner y DeVito en los papeles principales.