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La experiencia “Chopin”

Domingo 15 de noviembre de 2015 , Facetas de La Estrella de Panamá

En la ciudad de Varsovia se ha erigido un museo al compositor, dotado de la más moderna tecnología.

Mariela Sagel

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Mi interés por visitar Polonia estuvo basado en comprender por qué ese país, tan católico, era el territorio que todos sus vecinos querían anexar y después de conocer dos de sus ciudades más emblemáticas, me percato a diario de su riqueza, talento y belleza, que tiene la suerte o desgracia de compartir frontera con Rusia y Alemania, dos gigantes generalmente antípodas.

De Varsovia me he traído muchos recuerdos, pero los más importantes son el Museo Fryderyk Chopin, el Parque Lazienki (donde está el Palacio en la Isla, que fue la residencia oficial del último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski) y el Palacio de Cultura y Ciencia, un regalo que le dio Josef Stalin a Polonia en la década de 1950, cuando ya ese país había entrado en la égida de los países llamados satélites de la Unión Soviética.

PALACIO FRYDERYK CHOPIN

Uno de los mayores orgullos que ostenta Polonia es el haber sido la cuna del compositor clásico, Fryderyk Chopin, que en solamente 39 años de vida dejó un legado imperecedero a la música clásica. Su padre era pianista y el pequeño genio empezó sus lecciones a los 6 años. Con solamente 16 años compuso sus primeras sonatas y a los 19 años viajó a Viena, la capital de la música erudita europea y causó un gran entusiasmo en sus presentaciones. Ese viaje, durante el cual le tomó por sorpresa el levantamiento que se había producido por la ocupación rusa, lo obligó a quedarse en París y no regresar nunca a su patria.

En la capital francesa se codeó con aristócratas e intelectuales, frecuentando los salones donde se ofrecían conciertos íntimos y asistían personalidades del exilio polaco y músicos como Liszt, Berlioz y artistas como Delacroix y muchos otros. Un malogrado plan nupcial lo arrojó a los brazos de George Sand, apodo que usaba la escritora Aurore Dudevant, que alteró su vida para siempre.

La música de Chopin fue básicamente compuesta para piano, pero siempre hizo mano de la improvisación e introducía cambios sobre la marcha, alteraba y pulía una melodía hasta que se publicara, de allí que sus composiciones influyeron en la percepción de la música de piano del siglo XIX y su estilo particular lo colocó entre los más grandes de los compositores.

Por eso su ciudad natal (aunque no nació en Varsovia, allí creció) le ha erigido este magnífico museo, dotado de la más moderna tecnología y museografía de avanzada, que es una composición de objetos, sonidos, aromas, luces, ideas y sentires, para que se logre el propósito de sus organizadores, el de ‘experimentar Chopin’, haciéndolo cada uno de su propia forma. La atmósfera trashuma la emoción de su música y cada uno de los visitantes podemos concluir de qué manera lo adoptamos.

Son varios pisos, que conmemoraron el bicentenario de su nacimiento (en 2010). El diseño del edificio, en lo interno, fue a un concurso internacional y abarca los períodos de su corta vida, recreando un salón como en los que él se sentaba al piano, manuscritos, cartas, objetos y una réplica de su rostro hecho en yeso al morir. También hay cuadros, dibujos, partituras, esculturas, medallas y estampillas, postales y afiches de sus conciertos y presentaciones. Una experiencia sensorial única en el centro de Varsovia.

PARQUE LAZIENKI

Parque Lazienki data del siglo XVII y está en medio de las más elegantes embajadas y mansiones de Varsovia. Es de estilo barroco y se le llamó Lazienki (baños, en polaco) debido al sofisticado pabellón de baños que existía en ese entonces sobre la isla en el lago del área.

En 1764 la propiedad fue adquirida por el rey Estanislao Augusto Poniatowski cuando fue nombrado y convirtió el pabellón de baños en su residencia oficial, su palacio. También ordenó levantar en los alrededores del lago otros edificios de estilo clasicista. Muchas de estas construcciones fueron quemadas por los nazis en 1944 tras el Alzamiento de Varsovia, pero las fundaciones de los edificios quedaron en buen estado, lo que permitió su reconstrucción después de que acabó la guerra.

Etanislao II mandó a construir el Palacio en la Isla y está en una isla artificial en el lago del parque, conectada por dos puentes a tierra firme. Sus interiores son lujosos y tienen los ornamentos y pinturas que han marcado la realeza europea. También se construyó otro palacio, denominado la Casa Blanca, como residencia de verano, que posteriormente se convirtió en la casa de la amante del rey. Allí estuvo el rey Luis XVIII durante su exilio causado por la Revolución Francesa.

El Palacio Belvedere, que está dentro de los linderos del parque pero sobre la avenida Ujazdów, era una fábrica de porcelana y también fue la residencia del gran duque Constantino, hermano del Zar Alejandro I de Rusia. Su diseño, por su pulcritud y clasicismo, ha sido imitado por otros palacetes de la aristocracia polaca.