«Dentro del crimen organizado todos suponemos que está el lavado de dinero, el narcotráfico y delitos relacionados..»
Durante todos estos años hemos visto cómo ha ido en incremento y variación la forma en que se cometen delitos o crímenes. Incluso las estadísticas oficiales –y las paralelas— han tenido que ir modificando la forma en que se reportan lo que se denomina ‘crimen común’, a otra más sofisticada que se nombra bajo ‘crimen organizado’.
Dentro del crimen organizado todos suponemos que está el lavado de dinero, el narcotráfico y delitos relacionados, pero hay que tomar en cuenta que también caen en esta categoría la trata de blancas, la corrupción y todas las secuelas que ésta tiene.
En el tema de trata de blancas, que para muchos sonará como remoto porque las prostitutas que usualmente conocemos no son precisamente blancas, hay mucha tela que cortar. Existen mafias que se dedican a la prostitución de niñas, todas muy lindas y curvilíneas, que son arrancadas de sus hogares para que sean parte de una red que llega a otros países y que se ha demostrado, es la última forma de lavar dinero, sin que queden las secuelas de las drogas. Son famosas las historias de las chicas rusas, ucranianas o de otro país de Europa del Este, que ejercen la profesión más antigua del mundo en España, México y lugares aledaños, pero no se ha indagado lo suficiente en las mafias que traen las damas de la noche a nuestro país.
Es un tema muy sensitivo porque involucra a seres humanos que, con su anuencia o la de sus padres, buscan un mejor horizonte pensando que en el camino se van a tropezar con la piedra que les salvará de acabar enfermas o asesinadas, además de vejadas constantemente. Recientemente el periodista mexicano Jorge Zepeda ganó el Premio Planeta con una historia conmovedora de una croata que llegó a México por causa de este negocio inhumano. Es hora que tomemos conciencia de la clase de delitos que vemos a diario cometer y que ya no están en la categoría de delincuencia común.