Por Mariela Sagel, El Siglo, 18 de febrero de 2019

     El viernes la Junta Directiva de la Autoridad del Canal de Panamá tomó una decisión histórica al designar, por unanimidad, a Ilya Espino de Marota, como subadministradora, y Ricaurte Vásquez como administrador, cuando venzan los períodos de los actuales directores. 

     En los días anteriores se corría la voz de que eran tres los finalistas para ocupar el cargo de administrador, dos profesionales que nunca han trabajado en el Canal, y el Dr. Vásquez.  Uno de ellos era, a todas luces, el que quería imponer el presidente Varela.  El ambiente se había enrarecido aún más con la designación de tres directores, dos miembros actuales del gabinete Varela y el embajador en funciones de Panamá en Estados Unidos.  Aunque estas designaciones tienen que ir a la Asamblea Nacional para ser ratificados, esperemos que los diputados, si les queda algo de dignidad ante los inminentes comicios, confío que las rechacen porque riñe con la ética que deben guardar los funcionarios.

     Catín Vásquez no solo es un profesional que ha fungido como subadministrador, sino que ha ocupado puestos importantes en diversas administraciones (como ministro de hacienda, economía y planificación) y en empresas privadas internacionales.  Siempre sostuve que quien ocupara esos puestos tendría que venir de dentro del Canal, no solo por la meritocracia sino porque hay que conocer el monstruo desde adentro.

     No faltaron las voces agoreras que empezaron a señalar tanto a Vásquez como a la Ing. Marota como vinculados al PRD. Y los que los eligieron, la cuestionada Junta Directiva, en la que tres están señalados por diversas irregularidades, solamente hay un miembro del PRD, que es el diputado Elías Castillo. 

     Son dos extraordinarias designaciones, garantía de que el Canal de Panamá se seguirá manejando con profesionalismo, alejada de la política partidista y, sobre todo, darle a la comunidad internacional la garantía de que seguiremos prestando un servicio de primera categoría.