La necesaria comunicación desde el gobierno
MARIELA SAGEL*
La Estrella de Panamá, 27 de febrero de 2011
Desde un tiempo para acá el puesto de ‘jefe de relaciones públicas’ o ‘vocero’ de un funcionario se ha constituido en una especie de ‘superman’ o ‘wonder woman’ intocable, incuestionable e inalcanzable, porque, a ojos vista, es la persona que tiene toda la confianza del jefe al que le sirve.
Pero lo que se ha olvidado en todo este gran paso que se ha dado ha sido el principio básico que desde el gobierno hay cosas que comunicar, no en base a propaganda o avisos pagados, cuñas de radio y televisión donde salen los mismos funcionarios hablando, sin poseer licencia de locución (mucho menos el talento e idoneidad para promocionar algo) y no se señalan los puntos importantes que toda gestión de gobierno tiene el deber de informar y comunicar a la población.
Pongamos un par de ejemplos: se informó que entraría a regir a principios del mes de febrero, una nueva normativa en el tránsito, que se aplicaría para accidentes o colisiones menores. Enhorabuena, porque es alentador que se tomen este tipo de medidas. Pero fue tal el zangoloteo y la confusión que esto generó, que se tuvo que posponer el inicio de la implementación de la norma. ¿Por qué? Porque algo tan básico como dónde se aplicaría, cómo se haría y poner al alcance de todos los conductores de autos el paquete completo que nos permitiría aplicar sin más dilación esa medida no se hizo. Ojalá a alguien se lo ocurra hacer un six o five pack que incluya formulario, cámara desechable, reglamento de tránsito y el par de requisitos más que se quieren aplicar y venderlo en las tiendas de conveniencia de las estaciones de gasolina, o en las mismas agencias de los autos. He dado aquí una idea que de repente se convierte en un negocio para muchos, menos para la que la inventó.
Otro caso: esta semana han salido sendos avisos pagados avisando que se pospone la aplicación de las sanciones del AMIR, el impuesto estimado que se había anunciado se debe pagar para las sociedades anónimas. Vino entonces la corredera: que qué era eso, que cómo se comía, etc. En vez de estar desgañitándose en los medios anunciando los proyectos que, Dios primero, se completarán en los tres años de gobierno que faltan —y que aún no se han iniciado— usar esos recursos en ilustrar a la población de qué se trata la nueva medida y cómo y dónde se tiene que empezar a pagar.
Un ejemplo más lejano, puesto que no todos viajan: hace unos años se adoptó en Migración que, al momento de viajar solo un menor de edad, debe presentarse una carta notariada, con la autorización de ambos padres. Esto es para todos los chicos, no solo aquellos cuyos padres están separados y que tengan puesto un impedimento de salida. A cuántas parejas no les ha pasado que, llevando al hijo al aeropuerto, pierda el avión o ponga al cónyuge en corredera por no contar con ese documento. Es muy fácil que las agencias de viaje, o las mismas aerolíneas incluyan esta información en los papeles, facturas o recibos que expidan al momento de comprar un pasaje y no hacer pasar un susto y muchas veces pánico, a los involucrados, como le pasó a mi hermana, estando ella aquí y el marido en Asia. Pues, tiene uno que hacer mano de llamadas telefónicas, faxes, disgustos y esas situaciones se prestan para que el funcionario de Migración sea sujeto a una presión de un ‘salve’ para dejar pasar la irregularidad.
En vista que estamos hablando de comunicación desde el gobierno, espero que algún funcionario, de esos que no tienen mucho que hacer, empiece por redactar un manual de urbanidad de cómo contestar el teléfono, para que el ‘mami’, ‘reina’, ‘gordo’ y ‘papi’ sean erradicados del lenguaje tanto telefónico como personal, y se eleve la calidad del funcionario, desde el trabajador manual, pues, a veces da es pena lidiar con estos empleados que no respetan ni jerarquía, ni mucho menos edad y van ubicándose por sí mismos en el lado del confianzudo irrespeto, sin darse cuenta que con su ejemplo, impactan a toda una serie de personas a las que atienden diariamente.