A escasa una semana de las primarias del PRD quiero dar testimonio de mi compromiso con la campaña para la Alcaldía de Noel Riande. No ha sido impuesta ni señalada por nadie, mucho menos aupada por ninguna autoridad. Un periodista le señaló recientemente que «para la batalla electoral que se avecina se requiere conocimiento, experiencia y pro -actividad con el propósito de que el partido no pierda la Alcaldía, que tanto ha costado mantenerla en dos periodos seguidos, por esa razón no nos podemos dar el lujo de inventar un candidato que no sea competente».
Al periodista de marras le digo, con derecho y experiencia que seis meses han sido suficientes para palpar la realidad de esta ciudad que esconde la pobreza a la par que se regodea en la riqueza.
Después del Congreso del PRD el señor Riande me invitó a formar parte de su campaña. Durante varias reuniones, en marzo de este año, me di cuenta de que el posible candidato era un hombre sincero y que tenía intenciones de promover un cambio a la politiquería de este país. En vista de que mi candidato a presidente no se lanzó, tal como yo lo había predicho, me embarqué en esta cruzada, que tiene visos de salir airosa.
Noel Riande podrá no tener experiencia politiquera, pero la política ya la adquirió, recorriendo los 21 corregimientos que conforman la comuna capitalina, a sol y sombra, bajo lluvia y bajo un sol inclemente. Su programa de trabajo da fe de sus compromisos. Éste fue diseñado luego de un inventario pormenorizado de las dificultades de los residentes de los cuatro circuitos.
La ciudad de Panamá merece mejores rumbos. Hasta ahora, el crecimiento ha sido desorganizado y sin planificación, obviando los planes urbanísticos que sendos profesionales de la arquitectura confeccionaron con detalle desde el año 2000. Su nomenclatura deja mucho que desear y es una ciudad hostil, que no da espacio para los adultos mayores ni para los jóvenes, mucho menos para
el esparcimiento. Se han dado licencias para operación de garitos, cantinas y bares a diestra y siniestra. Ni hablar de los centros de juego, que son fuente de sangramiento de los ahorros de los jubilados. No se hacen actividades que reúnan a la familia.
El transporte, la seguridad y los servicios públicos, que no son competencia de la Alcaldía hasta ahora, deberán formar parte de las grandes soluciones que adoptó Riande como eslogan de campaña. Siendo el
segundo puesto de importancia en la República, así mismo se debe encomendar al más capacitado y honesto de los candidatos, sobre todo para que la acariciada descentralización no sea malversada por unos pocos. Por eso, no he dudado en aportar con mi esfuerzo y talento a la candidatura de Noel Riande para alcalde.