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LAS 12 A LAS 12

Por Mariela Sagel, 6 de abril de 2025

     Como es tradicional, en casi todo el mundo occidental, a las 12 de la noche del último día del año se comen 12 uvas y se piden 12 deseos (o los que uno quiera).  Uno de los sitios más icónicos para realizar ese ritual es en la Puerta del Sol de la ciudad de Madrid, capital del Reino de España, que el 31 de diciembre del año que terminó hace unos meses congregó 15 mil personas, con un frío que pelaba.

Vista de la Plaza del Sol, con su gigante árbol de Navidad y la Torre del Reloj

En esa Puerta del Sol se encuentra, desde 1950, el denominado kilómetro cero de las carreteras radiales del país, al igual que allí está ubicada la Real Casa de Correos y que en su torre se destaca un reloj que fue construido y donado en el siglo XIX por José Rodríguez de Losada, el protagonista de la aclamada novela de Emilio Lara “El relojero de la Puerta del Sol”, que fue un afamado relojero español que vivió en Inglaterra, donde fundó un próspero negocio y lanzó innovativos diseños.

     Los orígenes de esta popular plaza, donde llega una línea de metro y hay restaurantes, monumentos y tiendas que son distintivas de esa parte de la ciudad se remontan al siglo XV y su nombre proviene de un sol que adornaba la entrada de uno de los accesos, que estaba allí porque estaba orientada hacia el levante.

Calles de acceso a la Puerta del Sol

Aunque desde los siglos XVII al XIX la plaza tenía importancia como lugar de encuentro (allí estaba uno de los mentideros más famosos de la villa desde el Siglo de Oro, las famosas gradas de San Felipe), no era un espacio definido, como la Plaza Mayor, y ocupaba la mitad de las dimensiones actuales. La Casa de Correos fue construida por el arquitecto francés Jaime Marquet entre 1766 y 1768; la misma fue posteriormente Ministerio de la Gobernación (Interior) y Dirección General de Seguridad del Estado durante la época franquista y, actualmente, es sede de la Presidencia de la Comunidad de Madrid. Cuando se convierte en Casa de Correos es que empieza a sentar las bases urbanísticas de lo que hoy es la Puerta del Sol y su creciente importancia como punto céntrico de Madrid. Tras la conversión en sede del Ministerio de Gobernación (1847), se decide derribar algunas casas de la zona para realzar el edificio y darle seguridad.

Algunos de las edificaciones que se erigieron para darle lustre a la plaza son la Iglesia del Buen Suceso y el Convento de San Felipe el Real.  Entre 1857 y 1862 se llevaron a cabo importantes reformas, manteniendo la alineación de la Casa de Correos y construyendo edificios de viviendas con fachadas uniformes, definiendo un espacio de forma semicircular.

     Fue punto de encuentro de la izquierda política en los años ´30 y, al término de la Guerra Civil, el régimen franquista pretendió hacer un “Madrid nuevo”, para borrar su pasado de liberalismo político “aunque tuvieran que desaparecer la Puerta del Sol y ese edificio de Gobernación”, según las palabras del cuñadísimo Serrano Suñer*, pero afortunadamente, por la pésima economía que se vivió durante esos años, se abandonó el proyecto.

La Puerta del Sol en el atardecer

En 1959 volvió a ser objeto de reformas, y en 1986 se despejó la zona peatonal, que es tan agradable.  Son de recordar las farolas instaladas, que se apodaron como “supositorios” y causaron una polémica, al punto que fueron sustituidas por las actuales, estilo “fernandino”.

     En la estación de Metro se construyó un intercambiador de la red ferroviaria de trenes de cercanías y con esta adición, es una de las estaciones más grandes del mundo.  La entrada simula un iglú.

SUS ÍCONOS

     En esta magnífica plaza está la estatua del Oso y el Madroño, que colocaron en 1967 y es punto de encuentro de los madrileños.  También se ubican varias placas dedicadas a héroes y víctimas del 11 de marzo de 2004.  El cartel de Tío Pepe es uno de los más antiguos (ha sido removido y vuelto a colocar).  El último elemento añadido, en 1994, es la estatua ecuestre de Carlos III. Para elegir su emplazamiento fue convocado un referéndum popular, que tuvo lugar en la propia Puerta del Sol, colocando la estatua, provisionalmente durante el período del referéndum, en el lugar que más o menos hoy ocupa. La inscripción en espiral que rodea el pedestal describe brevemente la historia del reinado de Carlos III. El monumento mide nueve metros de alto. Como curiosidad, cabe señalarse que en él se instaló un dispositivo electrónico para alejar a las palomas que se posaban continuamente sobre la estatua.

El oso y el Madroño

En la Plaza del Sol se encuentran tiendas y comercios muy típicos, como la cafetería La Mallorquina, también la tienda Casa Diego, donde se consiguen preciosos abanicos y elegantes mantillas. De la época galdosiana** aún se conservan el Gran Bazar de la Unión y la librería San Martín.  Hay muchos cafés y se experimenta una actividad frenética.

     En la literatura hay muchas referencias a la Puerta del Sol, como en la novela “Fortunata y Jacinta”, de Benito Pérez Galdós, cuyo personaje vive en la Puerta del Sol.  Emilio Carrere le dedicó en 1917 la novela “La conquista de la Puerta del Sol”.  También hay referencias a esta plaza en “Los negociantes de la Puerta del Sol” (1919), de Carmen de Burgos. “Luces de Bohemia” (1924) de Valle Inclán, cuando Max Estrella se dirige al Ministerio de Gobernación. “Portfolio” de Ramón Gómez de la Serna. “Un muchacho en la Puerta del Sol” (1973), de Jesús Izcaray, que refleja la efervescencia de Madrid.  Y un largo etcétera que incluye el libro que mencioné, de Emilio Lara.  El relojero Rodríguez de Losada, en la trastienda de su taller en Londres, organizaba sendas tertulias que él mismo denominaba La Tertulia del Habla Española, a la que acudieron numerosos intelectuales como José Zorrilla, Ramón Cabrera, Juan Manuel de Rosas, Luis Altamirano o hasta el general Prim. Benito Pérez Galdós y el propio Zorrilla han rememorado la tertulia y al propio Losada en sus obras, como he mencionado anteriormente.  Esto se daba a mediados del siglo XIX.

Interior del Restaurante Lhardy

LAS DOCE CAMPANADAS

     La tradición de recibir el año nuevo en la Puerta del Sol, a las 12 y comerse las 12 uvas se empezó a televisar en el año 1962.  Estando en Madrid para fin del año, nuestra intención era estar en ese momento allí, pero nos decantamos por acercarnos al sitio en la tarde, tomar el típico caldo y la copa de cava en el emblemático restaurante Lhardy, esperar la iluminación del inmenso árbol de navidad, y antes de que cerraran la línea del metro, irnos cómodamente para la casa y mirar el espectáculo en la tele.  El restaurante Lhardy ya va para su 3er siglo de existencia en la misma casa de la Carrera de San Jerónimo donde abriera sus puertas en 1839.  En el espejo del Lhardy, como decía Azorín, “nos esfumamos en la eternidad”.

Fachada del Restaurante Lhardy

Desde el privilegiado lugar en Chamberi donde estábamos alojados, pudimos ver los fuegos artificiales, y no tiritamos de frío, como la multitud que se congregó ese día frente al emblemático reloj.

     Como se ha vuelto una tradición, cada canal de televisión tiene una famosa pareja de animadores, con extravagantes vestidos y pícaros comentarios.  Las uvas las venden en lindas copas de champagne de acrílico, listas para solamente comerlas al ritmo de las campanadas, así que uno puede organizar una fiesta en torno a esa tradición, que data del siglo XIX.  Algunas de las versiones sobre cómo surgió esa costumbre aduce a una sobreabundancia de cosecha de esa fruta en Alicante, y que los productores, para deshacerse del sobrante, idearon una forma creativa y divertida de recibir el año nuevo.

Arbol de Navidad en la Gran Vía de Madrid

También se dice que en 1909 las bodegas instaladas en la ciudad organizaron un evento para regalar uvas a todas las personas que asistieran, como estrategia publicitaria.

     Cualquiera sea el origen de esta tradición, las 12 uvas a las 12 de la noche en la Puerta del Sol es un epicentro emblemático de las fiestas de fin de año y al son de cada campanada del reloj de José Rodríguez Losada se pide un deseo.

“Cuando faltan segundos para la medianoche, la bola, situada en la parte superior de la torre, baja acompañada de sonido de carrillón. Poco después suenan los cuatro cuartos, que anticipan las doce campanadas, separadas entre sí de un intervalo prudencial para evitar posibles atragantamientos con las uvas”, se lee en la web del Ayuntamiento de Madrid.

*Ramón Serrano Suñer, conocido como “el cuñadísimo”, era cuñado de Carmen Polo, esposa de Francisco Franco, fue uno de los principales artífices del régimen en sus primeros años, tanto en lo jurídico como en lo político.

**Galdosiano se refiere a la obra del famoso escritor Benito Pérez Galdós.

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Arquitecta de profesión, administradora de proyectos, gerente de agencias de publicidad y empresas de telecomunicaciones. Ministra de Gobierno y Justicia de Panamá, escritora del año 2015, columnista de opinión y cultural, conductora de programa de televisión sobre libros, embajadora de Panamá en Türkiye, concurrente en Azerbaiyán.