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LAS FIEBRES DE LA MEMORIA


Por Mariela Sagel, Vida y cultura, La Estrella de Panamá, 5 de mayo de 2019

     Cuando creíamos que nada de la escritora nicaragüense Gioconda Belli nos sorprendería, después de su portentosa obra reunida en novelas, memorias, poesías, ensayos y hasta cuentos para niños nos llega “Las fiebres de la memoria”, una novela de amor, misterio y aventura, con la prodigiosa habilidad que tiene la autora de reinventarse una identidad y darse una segunda oportunidad.  La obra fue presentada por la periodista, también nicaragüense, María Lourdes Pallais, junto a la escritora, en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) y desglosa la verdad de sus antepasados, en la que su padre fue hijo de una relación fuera del matrimonio y a los 18 años él, su padre, se da cuenta de que la que pensaba que era su madre, era su abuela y el que pensaba que era su hermano, era su padre.  Parece un galimatías, pero la lectura de la novela es fluida como la prosa que “la Belli” exuda.

     La autora pescó un hilo y fue tirando de él hasta construir una historia narrada con habilidosos y sugestivos recursos a pesar de que las circunstancias en que se originaron los hechos representaron un gran escándalo en la corte francesa del siglo XIX y de allí viene el origen de su progenie.

LA NOVELA

     Narrada en primera persona y por una voz masculina, la trama real no se revela hasta bien avanzada la aventura de escape del conde Charles Choiseul De Praslin en el año 1847 de la corte de Luis Felipe I de Orleans, rey de Francia.  Acusado de haber acabado con la vida de su mujer, Fanny, De Praslin (o sus acólitos) fingen un suicidio y es así como logra escapar.

     Primero va a la isla de Wight, en Inglaterra, al otro lado del Canal de la Mancha, donde conoce a personas muy interesantes, y una de ellas le inculca el interés en la botánica y medicina natural.  Cuando se entera que se sospecha de su fingida muerte en su país natal y temeroso de ser descubierto y decepcionar a sus nuevos amigos, se marcha con su siempre leal criado Ibrahim a New York, desde Liverpool, no sin antes reunirse con el depuesto rey francés y toda su familia en Claremont House, que gozaban de la hospitalidad que la Reina Victoria dispensada a la familia real una vez derrocado Luis Felipe en 1848.  En New York conoce al Comodoro Vanderbilt, que lo convence de embarcarse en la aventura de encontrar una ruta corta de una costa estadounidense a la otra, a través de Nicaragua, –lejos de la “malsana” Panamá–, para llegar a California e imbuirse en la fiebre del oro en California. En esa ciudad también encuentra la verdad de la muerte de su esposa al reunirse con la que fue su amante, Henriette.

     El protagonista de esta novela es un personaje muy complejo, lleno de contradicciones y como tiene que vivir dos o tres vidas, fingiendo que no tiene descendencia (dejó 9 hijos en Francia), que es un burgués (siendo un aristócrata) afloran en él sus relaciones complicadas con las mujeres, a las que indirectamente culpa de sus desgracias.

     Una vez embarcado en la expedición de Vanderbilt, conoce a un estadounidense que viaja a Granada, entonces asentamiento principal en Nicaragua, y éste lo convence de quedarse en ese país por las ventajas que les ofrecían a los extranjeros.  Charles (que ahora se llama Jorge) no está exento de caer con malaria y gracias a su previsión de aprovisionarse de medicamentos, la quinina hace su efecto y se cura.

     Nuestro personaje queda subyugado por la belleza exuberante del trópico y también por una mujer viuda que le corresponde y al final forman una familia en Matagalpa.  No dejan de sorprenderme los recursos narrativos que Belli utiliza, su prosa pulida, cuidada y delicada.  Extrapolando lo que se hizo en la remodelación reciente que han sufrido algunas de nuestras joyas arquitectónicas en referencia a enterramientos de antiguos guerreros, rescato esta frase: “El dinero no respeta la historia, ni los huesos de los héroes”.

     Jorge y Margarita tienen descendencia y le siguen atormentando al antiguo conde su pasado y la mentira en la que tiene que vivir y muchas veces quisiera sincerarse con su mujer, pero no lo hace y cae en la melancolía.

     La escritora relató cómo fue su proceso de documentación, la investigación, que la llevó a la Biblioteca Nacional de Francia. También vio una película sobre el caso con Bette Davis, “All this, and heaven too” –“El cielo y tú”, – la historia de un conde enamorado de una institutriz, lo que indica que fue un caso muy sonado, fue un escándalo enorme en la Francia de 1847. Le fascinó revivir la Revolución Francesa, el proceso de lo que fue, por la analogía con Nicaragua. “En el sentido de que se da una gran revolución que cambia la historia de la humanidad, en el caso de la Revolución Francesa, pero que inmediatamente después viene todo lo contrario. El terror, Napoleón, el imperio… Pasan de una monarquía a un imperio, vuelve la monarquía… Les toma cien años al menos llegar realmente a la conformación de la República” le dijo Belli a Marta Ailouti de El Cultural, en octubre pasado en su paso por España. También se imbuyó de información sobre la desilusión que fue la revolución para su antepasado y también para los nicaragüenses, que viven sometidos hoy día a una gran presión migratoria, que conduce a reinventarse, preguntarse de dónde venimos y mirar un futuro en otro lugar de donde se ha nacido.

GIOCONDA BELLI

     Gioconda Belli ha obtenido varios premios, como el Premio Biblioteca Breve y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela “El infinito en la palma de mi mano” (2008).  Otras de sus obras más sonadas es la icónica novela “La mujer habitada”, que también recibió el Premio de los Libreros, Bibliotecarios y Editores a la Novela Política del Año y el Premio Anna Seghers de la Academia de las Artes.  Sus otras novelas memorables son “Sofía de los presagios”, “Waslala”, “El pergamino de la seducción”, “El país de las mujeres” y “El intenso calor de la luna”.  Sus memorias se recogen en “El país bajo mi piel” que recrean la época sandinista que ella endosó con entusiasmo.  Tiene varias antologías poéticas y una colección de ensayos, así como cuentos para niños.

     Francia le concedió el título de Chevalier de las Artes y las Letras y es la presidenta del PEN Nicaragua. 

     Gioconda ha vivido fuera de su país muchos años y comprende muy bien cómo la identidad del que emigra cambia, cómo la voz existe en otro idioma, y que hay una parte de uno que no está. Esa experiencia la ayudó a ponerse en el pellejo de sus protagonistas y lograr reconstruir una identidad.

     Reclama que ella es un poco introvertida, y que la escritura y ahora las redes, la ayudan a comunicarse y estar en contacto con sus seguidores de su muro de Facebook, o por otros medios.

     De las mejores frases que leí en esta magnífica novela está “Hay una extraña dignidad en la escritura” y “El acto de escribir tiene un efecto civilizador para la conciencia”.  Eso, refuerza, nos permite reflexionar y al hacerlo el pensamiento sale mucho más acabado.  “Ese pensamiento que usas todos los días para relacionarte con la gente tiene un proceso de purificación a través de la palabra”