Las visas sí son parte de la solución
Mariela Sagel
ARQUITECTA
En fecha reciente la señora Priscilla Delgado, que preside la Fundación Leer, publicó un artículo intitulado “Las Visas no son la solución”. Si bien la señora Delgado, a quien se le conoce por haber estado al frente de las últimas Ferias del Libro, ofrece algunos datos que tienen relación más que todo a lo que concierne a inversiones y la cantidad de presos de nacionalidad colombiana y mexicana que ocupan nuestras cárceles, considero que en su escrito está aplicando el aforismo coloquial que reza “que está queriendo ganar indulgencias con avemarías ajenas”.
Los indicadores de personas de nacionalidad extranjera es apenas una referente en el complejo tema del incremento de los incidentes delictivos que se vive desde el año 2000. Según el Sistema Integrado de Estadísticas Criminales, dependencia del Vice Ministerio de Seguridad Pública, los delitos registrados en el primer año del siglo XXI sumaban 22,764 y para el fin de 2007 ascendieron a 37,661; o sea, un incremento del 40%, siendo la provincia de Panamá donde más casos de estos se efectúan (65% del total). Los robos a mano armada y hurtos mayores han desplazado el robo simple y el hurto de autos en importancia y ni se diga de los homicidios, ejecuciones y secuestros. Casi todos éstos últimos se dan en estrecha relación con el negocio del narcotráfico y el lavado del dinero. La delincuencia común también ha quedado rezagada por la delincuencia organizada, y esa es la que hay que prevenir y atacar.
Solamente dos de las líneas aéreas que atienden vuelos a Colombia lo hacen a por lo menos ocho ciudades de ese país con unos 112 vuelos semanales. Sin contar con los que se originan allá, estamos hablando de por lo menos 20 vuelos diarios. Tomando en cuenta que la Ley de Migración vigente permite al turista permanecer en el país por 30 días y renovar su estadía, algunos deciden quedarse. Según la Dirección de Migración, 140,000 colombianos ingresan a territorio panameño por los puestos migratorios, de los cuales 30,000 se quedan en el país y de esos únicamente de 5 a 10 mil aplican para la residencia. El resto, unos 25,000, permanecen ilegales.
En cuanto a los mexicanos, se ha comprobado que, quizá por la obligatoriedad que existió hasta el año pasado de exigirnos visa a los panameños y en reciprocidad, pedírsela a nacionales de ese país, no representan actualmente una amenaza y el problema puede resolverse perfectamente con la cooperación entre países y el intercambio de información. Los mexicanos tampoco son actualmente una gran población de inmigrantes en este país.
Visto lo anterior, si bien las visas no son la solución, apenas son parte de la misma. Un estricto control migratorio y colaboración entre entidades (aduanas, salud y migración) y la puesta en vigencia de un Sistema Integrado de Migración, más el aumento del presupuesto que tiene esa entidad, mejoraría este delicado tema que nos afecta a todos. En la frontera con Costa Rica es urgente colocar “scanners” en los puestos migratorios, que es por donde ingresa la mayor parte de la droga que proviene de México.
Para Colombia, desde los tiempos que éramos parte de ella, hemos sido su patio trasero. Ahora lo seguimos siendo por todo el desarrollo de la narco mafia. Una visa para la gente decente no es ningún problema, se convierte en uno para aquellos que tengan prontuario. Pero visas para prostitutas que han venido a montar sus negocios de “prepago” en Panamá y para inversionistas tipo Murcia, no queremos, ni ahora ni nunca.