LO MEJOR DE LA SEMANA
Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 15 de mayo de 2016
Con un final de infarto, donde se premió la excelencia periodística y entre los ganadores estuvieron varios periodistas de este diario, especialmente el Gran Premio Nacional de Periodismo, con el que se alzó la acuciosa y muy comprometida periodista Adelita Coriat, culminó el XX Premio Nacional de Periodismo, que tuvo este año siete jurados de excelencia de Perú, Uruguay, Chile, México, Colombia y España. La mejor entrevista televisiva la ganó Álvaro Alvarado con la que le hizo en junio del año pasado a Manuel Antonio Noriega en la cárcel El Renacer, y Nubia Aparicio, otra gran profesional, obtuvo el premio a mejor entrevista publicada en la Revista Portada. Se le concedió, por decisión unánime de la asamblea del Fórum, el Premio de excelencia periodística, al Profesor Hermes Sucre Serrano y un reconocimiento especial al publicista y escritor Tony Fergo, por su vinculación permanente con el gremio.
Pero la semana estuvo llena de efemérides, que nos alejan un poco de pensar en el tsunami en que se ha convertido Panamá gracias a los #MossackFonseca Papers y el manejo que se le está dando al tema Waked, donde pareciera que los gringos han perpetrado sobre nosotros una segunda invasión, esta vez sin helicópteros ni artillería pero con bombas tan potentes que las víctimas no quedarán quemadas, como los que vivían en el Chorrillo, pero sí con otras graves afectaciones. Y los panameños, seguimos en actitud de súbditos reverenciales, aceptando que nos sigan aporreando.
El 9 de mayo se celebró el Día de la Victoria que representó el triunfo de la Unión Soviética y los Aliados sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, o Gran Guerra Patria como suelen llamarla los rusos. Es un día que gran fiesta en Rusia y Ucrania y otros países vecinos. Hace 71 años se acabó la pesadilla que abatía a Europa.
El 12 de mayo se conmemoraron 90 años de la fundación de la Academia Panameña de la Lengua. Esto ocurrió cuando la Real Academia Española, rectora de todas las academias de la lengua española del mundo, aprobó su creación en Panamá para “el estudio, el correcto y apropiado uso y la defensa del idioma español; colaborar con otras academias y la asociación de estas para que los cambios que experimenta la lengua española no quiebren su esencial unidad; esclarecer los modos peculiares de hablarla y escribirla en Panamá”. Sin mucho apoyo estatal pero con independencia y buen criterio, su labor ha sido llevada adelante con gran entereza e independencia y valdría la pena que incidiera un poco más en la forma en que se expresan los políticos y los periodistas, ya que en Panamá el español, si bien no está tan amenazado como en otros países, aquí se cometen toda clase de errores gramaticales y de lenguaje, tanto al escribir como al hablar, especialmente en público.
Es una tarea difícil la que lleva a cabo la Academia de la Lengua, pero también hermosa y reconfortante porque sus opiniones son tomadas muy en cuenta para los estudios que adelanta la rectora que tiene en España.
Y hoy domingo 15 de mayo se cumplen 113 años del fusilamiento de Victoriano Lorenzo, el cholo guerrillero que fue proclamado general “en virtud de la voluntad del pueblo” y que veló por la gente de sus mismos orígenes en la encarnizada lucha entre liberales y conservadores que se escenificó en la Guerra de los Mil Días y que posteriormente, gracias a los malabares de las potencias –igual que siguen haciendo con nosotros hoy día – decidieron el destino de nuestro país sin que los panameños tuviéramos derecho a opinar. Victoriano Lorenzo es una de esas figuras míticas que vale la pena rescatar del olvido y estudiar su verdadera trascendencia. Pocos autores nacionales lo han hecho pero en Colombia sí se han preocupado por estudiarlo, como es el caso del libro “La guerra perdida del indio Lorenzo”, de Rafael Baena.
Tendremos que buscar a un Victoriano que le haga frente a tanta afrenta que estamos viviendo hoy en día.