Tuve dos entregas sobre las tareas pendientes que quedaron del año pasado y lo que saqué como reflexiones para el año 2009. Es difícil resumir lo que tenemos que hacer para enrumbar al país en vías de mantener el crecimiento económico del que hemos disfrutado, a pesar del impasse del 1999 a 2004. De no haber sido por eso, imagínense cómo hubiéramos estado.
Mencioné anteriormente que el turismo es algo que tenemos que tomar muy en cuenta. La ruta por descubrir empieza a ser descubierta, pero hacen falta infraestructuras de todo tipo para sostener ese diamante en bruto para que Panamá «se quede en ti». De otra manera, van a renegar de publicidad engañosa y sobrevendida, como están empezando a pensar de Costa Rica. Ya era hora. Nuestro país tiene cualquier cantidad de bellezas que se pueden compartir, siempre y cuando se cuiden, se mantengan sin contaminación, sin basura y sin depredación o demoliciones, y sobre todo, se desarrollen en provecho de las comunidades donde están ubicadas, que todas tengan participación activa y reciban beneficios de su desarrollo.
Ya empecé a hacer el inventario de huecos en la ciudad, por sugerencia de los responsables de repararlos, pero donde esquiva uno, cae en dos más. Igual en la carretera al interior que, como dicen en Debate Abierto, no es una autopista, es un sendero.. y rural. Solamente hay que tener paciencia, no preocuparse de lo que cuesta reparar el auto y mantener la cordura.
Se me ocurre que una manera de sortear estos cráteres sería solicitar un sensor, como esos con que vienen los autos de ahora, que avisan cuando uno se estaciona. Lo malo es que estaría tan activo que haría imposible el conducir en las calles de la ciudad.
Bella Vista da pena. El barrio que se forjó alrededor de la exposición de 1914, con hermosos ejemplos de Art Deco, ya no es bello. El afán de levantar mamotretos de mal gusto han hecho que se demuelan verdaderos íconos de la época y ahora, que la crisis es inminente, solamente se ven escombros, lotes baldíos y depredación de la flora, con avisos de «Se vende». Bien le vale el nombre de «Fea Vista». Los que sobrevivieron a este delirio se pueden dar golpes de pecho, como la casa de los Brannan, edificios como Hispania y Sousa, además de casas de familias que deberían ser patrimonio de la humanidad, para que perduren.
Nos abocamos a una elección que tiene visos de emoción, más que de razón. Los panameños somos tan peculiares que somos capaces de pegarnos un tiro en el pie con tal de castigar a alguien, a un partido o aceptar que lo único permanente es el cambio, sin que éste represente comprar a todo el mundo al precio que sea o que se esgrima el mismo como eslogan de campaña, como fue la esperanza en 1994. Hay que mirar programas, continuidad y, sobre todo, visión de Estado y quién anda al lado, para no elegir una partida de locos sin orientación, o mejor dicho, una pandilla o una banda: la primera son como carritos locos, la segunda tiene un (a) guía. Estamos en el umbral de escoger el Chávez de la derecha. Después lloraremos lágrimas de sangre.
Recuerden mis palabras, o mejor aún, sepan elegir, aunque eso represente votar por el partido por el que nunca votarían.
Al fin y al cabo, ha resultado el más ejecutor y el que produce progreso cuando está en el poder.