La ciudad de México es muy conocida por la gran cantidad de museos que tiene. A través de ellos se le ofrece al visitante una visión tanto particular como global de lo que son sus manifestaciones artísticas, científicas e históricas. Lo más interesante de los museos del Distrito Federal, capital de ese gran país, es que las personas los visitan en forma asidua, en familia y con amistades. Contrario a como lo hacemos en Panamá, que nos vamos a los malls a desperdiciar nuestro tiempo y dinero (si lo tenemos), para los mexicanos se trata de una actividad de mucho esparcimiento.
Hace tres años abrió sus puertas en la Plaza Carso, en la Delegación Miguel Hidalgo, sede del grupo empresarial más poderoso de ese país, el Museo Soumaya, dedicado por el empresario mexicano Carlos Slim (uno de los hombres más ricos del mundo) a su esposa Soumaya Domit Gemayel, que falleció en 1999. Este centro cultural recoge unas 66 mil piezas de la colección de arte personal de la pareja, considerada una de las más completas en su categoría.
El edificio diseñado especialmente para este maravilloso homenaje a la memoria de su compañera posee piezas de las culturas mesoamericanas, de la pintura mexicana del siglo pasado y una impresionante colección de esculturas de artistas como Auguste Rodin, Salvador Dalí y Jean-Baptiste Carpeaux, entre otras muchas obras de gran valor.
EL INTERIOR
La estructura interior es sobria y austera. Predomina el silencio y el orden, además de una asepsia que se respira y transpira. Cuenta con seis pisos. Se sugiere que se vea el museo de arriba hacia abajo, transitando por las suaves rampas que lo circunvalan, muy al estilo del Guggenheim de Nueva York, pero sin obras en las paredes, aunque con algunos señalamientos de lo que va a encontrar en las siguientes salas.
Se recomienda que la visitas al museo comiencen por el quinto piso. De ahí se puede ascender a la sala ‘Julián y Linda Slim’, nombrada en honor de los padres del señor Slim. Esa sala es como estar en la corona de un reino. Con iluminación natural y techos traslúcidos, ofrece una colección espectacular de esculturas.
Denominada ‘La era de Rodin’, cuenta con impresionantes esculturas del célebre artista francés y también de Salvador Dalí, donde se refleja el surrealismo en tamaño real. La colocación e iluminación de las piezas demuestran un cuidado esmerado en exponerlas.
En el piso quinto se exhiben antiguos códices y también obras más recientes de maestros mexicanos. El visitante quedará embelasado al pasar por el cuarto piso, donde están las obras impresionistas y vanguardistas, donde se encontrará una gran cantidad de maestros como Pierre Auguste Renoir, Vincent Van Gogh y el resto de los artistas de su época.
En el piso 3 vamos descubriendo antiguos maestros europeos y ‘novo hispanos’. Llama la atención una pintura y un espacio dedicado al autor del libro El Profeta , el libanés Khalil Gibran, que también era pintor y allí hay varias de sus obras.
Bajando con gozo y contemplando obras de Tintoretto, Sorolla, Soriano, Raoul Duffy, Joan Miró y también de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Rufino Tamayo (éstos últimos mexicanos) nos tocó ver una exposición temporal de arte asiático, con predominancia de las tallas de marfil y las vestimentas bordadas con hilos dorados. En el piso 1 presenciamos una exposición de ricas piezas de oro, plata y cristal, que forman parte de la utilería de las grandes haciendas mexicanas.
En la planta baja, encontramos una de las 12 piezas que se hicieron en bronce de la escultura ‘La Piedad’, de Miguel Ángel (la original es en mármol). Está ubicada a los pies de la escalera y rampa que inicia (o termina) el recorrido, que está repleto de sorpresas.
LA ESTRUCTURA
El edificio -diseñado para albergar esta valiosa colección- tiene unos 46 metros de altura y 46 mil placas hexagonales que lo revisten, sin aperturas visibles, solamente la que conduce a las puertas de entrada.
Emula, una escultura de Rodin, fue diseñado por el arquitecto Fernando Romero, yerno de Slim, con la colaboración de Frank Gehry, otro famoso arquitecto. Por la complicada estructura de las placas que lo revisten da la impresión que flota en el aire, porque no se ve ninguna estructura que los apoye. Se le ha llamado un ‘trapezoide en movimiento’. En vista de que la cubierta del edificio es semi transparente y esa es precisamente el área de las esculturas, permite la iluminación directa que hace el recinto más llamativo y espectacular.
Se estima que unos dos millones y medio de personas han visitado el Museo Soumaya desde su apertura el 29 de marzo de 2011, acto en el que estuvo Gabriel García Márquez.
Además de Gabo, la curiosidad por conocer el proyecto cultural de Slim ha atraído a celebridades de toda índole, de la farándula, la política, el arte y deporte.