NO PREGUNTES QUÉ VA A PASAR
Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 29 de diciembre de 2017
El filósofo y pensador español Fernando Savater, que estuvo en Panamá en 2014 para difundir su mensaje de ética en una población que se abocaba a una elección presidencial en la cual se perdieron todos los respetos, consecuencia de estar saliendo de una gestión que irrespetó a todo el país, fue objeto de un homenaje recientemente, que reseño en este mismo diario en la sección cultural. Su mensaje contundente, después de recibir las elogiosas disertaciones de cuatro intelectuales, tres mexicanos y uno español que es, además, su editor, fue que, a estas alturas, con las situaciones como se pintan en el mundo no debemos preguntarnos “¿Qué va a pasar”? Por el contrario, debemos decididamente suscribir la interrogante “¿qué podemos hacer?”
Y es que en estos tres años y casi cinco meses, después de 60 meses de desafueros, escándalos, amenazas y ser testigos de cómo era vapuleada la institucionalidad del país, no hemos hecho nada y todavía seguimos elucubrando en qué va a pasar.
Durante el quinquenio martinellista ejercimos cierta calistenia en las protestas, especialmente cuando quemaron a los chicos del Centro de Cumplimiento de Tocumen, cuando pasaron la Ley Chorizo y se disolvieron violentamente las protestas en Bocas del Toro. También cuando se discutía la ley de minería a cielo abierto. Logramos que se suspendiera el proyecto de la construcción de la Torre Financiera, que iba a contribuir a un colapso más acelerado de la infraestructura citadina, especialmente la que está en el barrio La Exposición. A pesar de eso, el arquitecto que diseñó ese adefesio se embolsó sus 7 millones de dólares causando una lesión patrimonial de la cual no ha rendido cuentas. A la fecha, el terreno donde otrora estuvo la Embajada de los Estados Unidos sigue siendo baldío, sin que lo atienda nadie, un cúmulo de escombros, y también siguen sin llevarse a cabo las urgentes mejoras que demandan tanto el Hospital Santo Tomás como el Hospital del Niño, que están aledaños a ese lote.
Pero con este gobierno nos hemos refugiado en la comodidad del sillón, desde donde tuiteamos a diestra y siniestra, a troles y desfachatados call centers, y contestamos a todo perro y gato que se hace con una cuenta de esa red social y se dedica a atacar, dependiendo de quién le pague. Se han organizado unas tímidas marchas contra la corrupción que se ha desatado desde que se destapó la olla de presión de la constructora Odebrecht (y no se logra saber la verdad a pesar de todas las peticiones que se han elevado para que la procuradora (alias la encubridora) avance en las investigaciones). La última modalidad con que se ha escudado el gobierno es inhabilitar a la fiscal Zuelika Moore nombrándola magistrada para que, a la hora de llegar los casos por señalamientos de Odebrecht a la Corte Suprema ella se abstenga, y hasta allí llegó el asunto.
El asesor presidencial que quería trascender como García Márquez, el abogado Fonseca Mora, otro que sufre de logorrea, tiene a buen recaudo su lengua después de haber jurado ante la faz del país que lo partiera un rayo si no era verdad que a Varela lo había sobornado Odebrecht. El gobierno solamente reacciona en la forma que le corresponde si lo señala la OCDE, la Unión Europea o cualquier otro organismo, pero se comporta en forma genuflexa ante las inaceptables afrentas de los gringos, como si no hubiéramos conseguido, después de una lucha generacional, que nos devolvieran nuestro principal recurso que permite la posición geográfica de la que disfrutamos sin disparar un solo tiro, solamente con la dignidad en alto.
Entonces, a estas alturas faltando menos de un año para que arranque formalmente la campaña presidencial y frente a todas las promesas incumplidas, no preguntemos ¿qué va a pasar? Debemos proponer ¿qué vamos a hacer? Trazarnos una hoja de ruta para no dejar que en este año de Hidalgo que se aproxima este desvergonzado gobierno, que encima no le interesa defender a los panameños ante agresiones extranjeras, se salga con la suya, ni nombrando magistrados, ni sacando excusas para no afrontar las acusaciones que tienen sus personeros a nivel internacional en los manejos de los dineros del estado y mucho menos, en los acuerdos que a nuestras espaldas suscriban con gobiernos extranjeros. Preparémonos para un año en donde tendremos mucho que hacer, desde cada una de nuestras trincheras porque vamos a necesitar de todos para rescatar a este país.