Por Mariela Sagel, El Siglo, 5 de febrero de 2018
En inglés es común decir “once in a blue moon” cuando en un mes ocurren dos lunas llenas y ésa una expresión poética que también se puede traducir como “muy de vez en cuando”. La dama de la noche se convierte así en una luna azul. Este pasado 31 de enero no solo tuvimos una luna azul, sino una luna roja o luna de sangre, que no se vio en Panamá, pero sí se pudo apreciar junto a un eclipse lunar en América del Norte y en el océano Pacífico hasta el sureste asiático. Los temblores precedidos por ese fenómeno astrológico no deben tener relación con el hecho de que la luna estuviera tan cerca de la tierra, pero uno nunca sabe.
Este fenómeno que ocurrió la semana pasada no pasaba desde hace 150 años. La luna azul resultó una super luna que, gozando del esplendoroso verano panameño del mes de enero, se vio más cerca porque, de hecho, estuvo más cerca de la tierra. El hecho de llamarla luna roja fue producto del eclipse que atravesó el satélite y que lo reflejó en el color de la sangre.
Son poco comunes estas coincidencias y no hay que caer en las supersticiones, pero sí estudiar los fenómenos astrológicos para sacar mayor provecho de ellos. Seguramente los astrólogos o aficionados a esta ciencia podrán decirnos si es bueno sembrar cuando éstos ocurren, o si es bueno cortarse el cabello o concebir un hijo. En la etnia guna se les dice a los albinos “hijos de la luna” porque creen que fueron concebidos en noches de luna.
Una buena orientación astrológica ayudaría a explicar muchas cosas que la naturaleza manifiesta al son de los astros, como son las mareas, los ciclos lunares, los ciclos menstruales, en fin, la naturaleza baila a un ritmo que repite sus pasos cada cierto tiempo. Por eso es importante estar atentos a ellos.