Publicado en El Siglo, el 11 de septiembre de 2023.
Estamos rodeados de expertos en todos, todólogos, que opinan sobre todo sin que uno lo pida. Yo soy del convencimiento (y la práctica) de que no doy mi opinión a una persona sobre algún tema, especialmente de salud, si no me la pide.
Es típico que cuando uno tiene una dolencia, sobren las recomendaciones sobre qué hacer, dónde ir, y a qué someterse. Recién tuve una crisis de las que me dan periódicamente por dos hernias en discos lumbares de la columna, al punto de que no podía ni caminar por el dolor en una pierna, y no sobró en quien ofreció buscarme un fisiatra, sugerir una terapia e inclusive, un tratamiento de ozono. Estoy consciente de que a todos los movió la intención de que pronto mejorara, pero en casos como éste, (como en la mayoría de los dolores) uno no debe someterse a nada sin que medie una opinión de un especialista y no ir, a lo loco, a someterse a un tratamiento que, lo más seguro, agravará lo que tengas.
Mucho de este entusiasmo por recomendar un remedio, una terapia, o un medicamento se acrecentó con la pandemia que sufrimos entre 2020 hasta hace poco, cuando se declaró su fin, sin que sigan dándose casos en muchos países. La realidad es que el COVID llegó para quedarse y seguro tendremos que vacunarnos anualmente contra él, tal como lo hacemos con la influenza. La proliferación de los antivacunas, los naturistas, los holísticos y tantos otros sabelotodo y metomentodo llegó a tal punto de que se perdieron amistades y también la fe en la naturaleza. Yo creo en la ciencia médica, y si me duele algo, voy al especialista del mal que me aqueja y, en el caso de la columna vertebral, me someto a todas las fisioterapias, pero en ninguna circunstancia me dejo operar.
Por suerte, en Türkiye hay excelentes médicos y la atención no puede ser mejor, los hospitales están dotados de los equipos más avanzados, las medicinas son baratísimas y los tratamientos también. Recientemente acompañé al Dr. Jorge Sinclair a una visita de un hospital considerado de los más modernos de Europa y quedamos gratamente sorprendido de las instalaciones y los métodos que utilizan.
A todos los que han sugerido algún tratamiento, mil gracias, pero ya estoy en manos de un excelente ortopeda que anteriormente me ha atendido y en el que confío plenamente.