OTRA PRIMAVERA ÁRABE
Por Mariela Sagel, La Estrella de Panamá, 9 de abril de 2017
En la pasada jornada que se vivió en la Ciudad del Saber, en torno a la Economía Naranja que impulsa la creación y financiamiento de las industrias creativas y culturales, se citó a Dick Cheney por algo que dijo en algún momento, en este contexto: “Es necesario entender que existe lo que sabemos que conocemos, lo que sabes que desconocemos lo que no sabemos que desconocemos. La economía naranja es algo que no sabemos que desconocemos pero no es un enemigo sino una oportunidad”. Tal despliegue de sapiencia de un hombre que fue Secretario de Defensa de George Bush padre (ejercía ese cargo durante la injusta y salvaje invasión a nuestro país) y vicepresidente de Bush hijo, y que según se dice era el poder tras el poder y al que muchos analistas políticos lo catalogan como el vicepresidente más poderoso de la historia de Estados Unidos, llama poderosamente la atención cuando acaba de lanzarse un feroz ataque contra Siria por parte del loco anaranjado que ocupa ahora mismo la Casa Blanca.
Felipe González, en su libro “En busca de respuestas”, habla de los presidentes estadounidenses que le tocó lidiar, y destaca a Ronald Reagan, a quien considera bastante ignorante pero, a diferencia de Bush hijo, sabía que no sabía y esa inteligencia le permitió elegir equipos humanos muy eficaces. El Bushito, demasiado falto de ideas para ejercer cualquier clase de liderazgo, quedó en manos de los protagonistas de la teoría del unilateralismo y las consecuencias, Irak y Afganistán, han sido sobradamente conocidas. Y uno de esos poderes en la sombra era el señor Cheney, de cuya inteligencia no podemos dudar.
El mundo entero está revuelto, donde uno mira hay un problema, político, social, climático, natural o bélico. La decisión de Trump de atacar Siria la disfrazó con una cena con el presidente chino y justificándola con un Dios que no sabemos a cuál se refería. Las equivocaciones que han cometido otros presidentes que, para justificar la industria armamentista gringa inventan guerras e invasiones –y de paso beneficiar a sus aliados económicos – demuestran que esos políticos-empresarios llegados al poder por votos de gente que se siente decepcionada de las otras gestiones no tienen principios ni ideas. Hace falta identificar a los que tienen ambas, ideas y principios.
Venezuela está al borde de un cisma, liderada por un mastodonte que no tiene ni ideas ni principios, y con un pueblo que nunca supo comprender el valor de la riqueza que tenía esa nación y cuyos dirigentes no invirtieron en la educación y la cultura y se polarizaron la riqueza y la pobreza permitiendo la caída en el populismo sin escrúpulos. Lo de Siria, aunque lo sintamos distante, nos afecta a todos pues ya están subiendo los precios del petróleo, lo que encarece todos los insumos básico, y eleva la vulnerabilidad de nuestro paso transístmico, el Canal de Panamá, que desgraciadamente está “bajo el paraguas del Pentágono”. Con un loco que le pican los dedos por apretar el botón, que no tiene ideas ni principios, quién quita que se invente un motivo para intervenir en nuestro territorio y “rescatar” lo que considera se nos devolvió injustamente.
El necio no sabe que no sabe, repite una y otra vez Felipe González en su libro, y más recientemente lo escribió en un artículo contra Trump. Justo antes del ataque a Siria, había una vacante en la Corte Suprema de Estados Unidos y la misma fue llenada finalmente (después de varios bloqueos de los senadores, algo que no se ve aquí en Panamá de parte de los sumisos diputados, que reciben órdenes del Palacio de las Garzas) por Neil Gorsuch, quien fue el responsable de aprobar la tortura en la presidencia de Bush hijo como juez federal. En los momentos que se daba el enfrentamiento de las cámaras en Washington por este nombramiento estaba por la capital estadounidense –sin ser abucheado como en todos los lugares donde se hace presente aquí– el impresentable presidente de nuestra Corte Suprema de Justicia, y no hubo quien sugiriera que ya que tantos halagos recibió de parte de los gringos, por qué no lo nombraban en esa corte y deja la nuestra, que está suficientemente contaminada y desprestigiada.