Por Mariela Sagel, en La Estrella de Panamá, 10 de enero de 2022.
Hace 58 años se verificó en Panamá un episodio que fue la vuelta de tuerca que necesitaba el país para que los Estados Unidos se sentara a renegociar el tratado ignominioso que ningún panameño firmó, y que le concedía a perpetuidad el control y usufructo del Canal de Panamá y el establecimiento de la infame Zona del Canal, que era un monumento a la segregación y discriminación, enclavada en el centro del país.
Ese día, estudiantes del Instituto Nacional intentaron izar la bandera panameña en la escuela secundaria de Balboa, en cumplimiento de un acuerdo al que habían llegado los presidentes Roberto Francisco Chiari y John F. Kennedy en 1963, a fin de que ondearan las dos banderas en las instituciones públicas de la Zona. El resultado fue un enfrentamiento cruento que duró 3 días y en el que murieron 22 panameños, incluyendo dos niñas (una por una bala perdida y otra por asfixia de los gases lacrimógenos) y que obligó al presidente Chiari a romper relaciones con la potencia del norte, primera vez en la historia que un país latinoamericano tomaba una decisión así.
Esta historia ha sido abordada por muchos, tanto panameños como de otras nacionalidades, y se ha ido diluyendo en el inconsciente colectivo de los panameños, por muchas razones, pero es nuestro deber mantener vivo su recuerdo y buscando eso se publicó recientemente un libro llamado “Lo que no me contaron”, de la profesora Wendy Tribaldos, cuya educación se basó en Ciencias Sociales así como administración y liderazgo educativo y que ha dedicado sus últimos años a la gestión de proyectos de documentación y conservación del patrimonio natural y cultural de la nación.
Cuando yo pensé que ya nada se podía escribir sobre el 9 de enero, soy la primera sorprendida por la forma en que aborda el tema, hurgando en documentos nunca antes consultados, tomando como referencia más de 120 fuentes, desde libros publicados por panameños, como los archivos de los diarios de la época, las opiniones de los comunicadores, de los participantes en la gesta patriótica, así como los documentos desclasificados del Departamento de Estado de los Estados Unidos, las imágenes de la cruenta batalla que se libró esos aciagos días, y muchas más referencias que lo hacen un libro muy completo.
El libro empieza con la interiorización del por qué este libro, después de 58 años, que se dieron cuando ella aún no había nacido. Dicen que debe pasar una generación para que los libros se escriban desde una perspectiva correcta, y los mejores ejemplos locales más recientes han sido los libros del ex embajador de Cuba en Panamá, Lázaro Mora, sobre la invasión estadounidense a Panamá, titulado “No tenemos derecho a olvidar”, publicado en 2016 y el libro “Las guerras del General Omar Torrijos”, del periodista español Zoilo Martínez de Vega, que salió a fines del año 2020, en anticipo a los 40 años de la muerte del militar que consiguió que nos devolvieran el Canal de Panamá.
Avanza muy rápido y puntual, con muchas ilustraciones de lo que se vivió esos días, con notas a pie de página de las fuentes consultadas y señala circunstancias que para muchos han pasado desapercibidas durante todos estos años, como el papel que jugaron los medios de comunicación, especialmente la radio, en enardecer los ánimos, así como el papel de la Guardia Nacional en no interferir en la confrontación, guardando el espíritu nacionalista que se había desbordado, al tiempo que tomaba las precauciones para que no se produjeran más saqueos.
Después de 117 páginas de relación de hechos debidamente comprobados, empiezan las reflexiones, muy válidas, sobre la memoria perdida y reinventada, y es allí donde Wendy aporta su punto de vista de panameña, experta en historia documental, y llama la atención sobre el olvido que estamos promoviendo de la historia que nos ha forjado como nación. Expone una tesis interesante, sobre por qué estamos olvidando las luchas que nos llevaron a conseguir la soberanía plena sobre nuestro territorio, y el usufructo de nuestra mayor riqueza natural, nuestra posición geográfica, lo que permitió la construcción del Canal de Panamá. Señala que, probablemente una de las razones por las que estos eventos se están perdiendo en la memoria de los panameños fue el triunfo soberano que obtuvimos con la firma de los tratados y la devolución del Canal de Panamá.