PARA QUE NO OLVIDEMOS A ALICIA
Por Mariela Sagel, Facetas, 31 de julio de 2016
En el marco de la XII Feria Internacional del Libro de Panamá, que se celebrará en esta ciudad del 16 al 21 de agosto próximos, se presentará el libro titulado “Mis huellas”, que es una recopilación de 20 poemas póstumos y la “Crónica de un ultraje” de la periodistas Alicia Mon Chambers, que murió el año pasado cuando se dejó vencer por una penosa enfermedad.
El libro, editado e impreso en Panamá, recoge una parte de la vastísima producción poética y de crónicas y cuentos que atesoró Alicia desde que empezó a escribir en una vieja máquina de escribir portátil, y que su madre, Geneva Chambers, ha guardado con celo y hoy lo ofrece como un homenaje a quien fue la luz de su vida y también la de todos los que la conocieron.
QUIÉN ERA ALICIA MON CHAMBERS
Alicia Mon Chambers era una periodista, egresada de la universidad de Belgrano en Buenos Aires, que en sus pocos 26 años revoloteó alrededor de los géneros que le gustaban, que era la música a través de la práctica del violín, el cine y la escritura. Hija de comunicadores, su inolvidable padre, Luis Mon, fue un conocido y destacado publicista y profesor de la Facultad de Comunicación. También su madre, Geneva Chambers, se dedicó por varios años a la docencia y trabajó en publicitarias hasta que montó su negocio de artículos promocionales. En su casa se respiró siempre el aire de la comunicación y cuando aún era pequeña, después de haber perdido a los 6 años a su papá, le dijo a su mamá que quería ser escritora.
Como el oficio de escritor es una profesión maldita en nuestros países sub desarrollados, se decantó por estudiar periodismo, prefiriendo los temas culturales, donde se sentía a sus anchas. Se graduó en la escuela Chino-Panameña de secundaria. Era muy madura para su edad y desde chiquita manifestó inclinación por la música. Ávida lectora, se integró a grupos de lectura y se involucró en actividades culturales y musicales y escribió sus primeros poemas a los 15 años a la vez que seguía con sus clases de violín.
Mientras estaba estudiando en Buenos Aires, ciudad que por su amplísima oferta cultural complementó sus inquietudes galopantes, hizo de “corresponsal” para La Prensa, reportando eventos que allá se realizaban, y en ese periódico y en La Estrella de Panamá, trabajó durante sus vacaciones mientras se convertía en periodista.
Una vez graduada, empezó a buscar trabajo y lo encontró en este diario, La Estrella de Panamá, donde trabajó por un tiempo, para después irse a laborar en La Prensa, en la sección cultural y en los suplementos que publican. Desde sus excelentes reportajes, hizo amistades con jóvenes, viejos, intelectuales, artistas, aspirantes a artistas y personas comunes. Le apasionaba el ballet y apoyó con denuedo esta manifestación artística de la danza, lo mismo que las artes escénicas, el cine y la literatura, tanto en prosa como en verso.
En 2014 se le diagnosticó un tumor cerebral, del cual fue operada, pero la operación no erradicó totalmente el mal y al año siguiente, en otra intervención, éste la venció el 14 de mayo de 2015. Desde entonces, el Ballet Nacional, la Asociación Nacional de Conciertos y la Fundación Down le han rendido merecido homenaje, por su contribución a las artes y el apoyo a sus actividades en nuestro país.
MIS HUELLAS, 20 POEMAS Y UNA CRÓNICA
El libro que se presentará en la feria, titulado “Mis Huellas: 20 poemas póstumos” y que tiene una “Crónica de un ultraje”, donde se retrata a Alicia como era, irreverente, alegre y acuciosa ha sido una iniciativa de su madre, en homenaje al talento de esta joven periodista que perdió nuestro país pero que nos deja un ejemplo y un legado. Los poemas que se reproducen allí fueron escogidos por el Dr. Rodrigo Noriega, a quien corresponderá la presentación el día 16 de agosto, y quien ha tenido la deferencia de hacerle un hermoso prólogo, donde reafirma que Alicia “se hace eterna a través de estas páginas que recogen sus versos, su lírica y su pensamiento”.
Al mismo tiempo que se le rinde homenaje a su memoria, las ventas del libro servirán de capital semilla para la Fundación Alicia Mon Chambers, (en formación) que tiene como misión la de ofrecer oportunidades de participar en actividades culturales como música, obras de teatro y talleres de escritura a jóvenes adolescentes que tengan limitaciones económicas y sobre todo, que estén en riesgo social por la falta de oportunidades.
Pero el legado de Alicia no termina allí, hay un detalle que para muchos podrá ser considerado como intrascendente pero que reflejan la madurez que tenía esta joven periodista y escritora, cuando se enfrentó a su terrible enfermedad: ella dispuso expresamente que todos sus órganos fueran donados para aquellas personas que los necesitaran. Este tema, que ahora se está tratando de hacer menos dramático por la cesión que todos podemos hacer a través de la cédula y la licencia de conducir, es de gran importancia porque fue este año que se realizó el primer trasplante de corazón en Panamá, y la Organización Panameña de Trasplantes ha empezado una agresiva campaña para concientizar a las personas que los órganos de una persona pueden extender la vida de otra cuando se produce su muerte, preferiblemente cerebral.
Este acto de madurez de una joven veinteañera llamó mi atención porque no debe haber sido fácil para su madre el disponer de sus órganos frente a la tragedia que representó la muerte de Alicia, pero conversando con ella me indicó que sabe que el hígado fue trasplantado y que eso le ha dado vida a una persona que estaba en espera de un donante, lo que la conforta en su dolor.
Ejemplo de madurez, talento y la seguridad que solamente mueren a quienes olvidamos, en el libro “Mis huellas: 20 poemas póstumos” no dejamos que Alicia Mon Chambers, sus ocurrencias, su alegría, su irreverencia y su contagioso entusiasmo por las letras, las artes, la música y las condiciones especiales de los afectados por el síndrome de Down y su creencia en el potencial de cada uno de ellos es el testimonio de su breve paso por este mundo, que dejó huellas, no solo una veintena, sino el recuerdo y el cariño de todos aquellos a quienes tocó, directa e indirectamente.
Su espíritu sensible, alerta, profundo e imaginativo nos conduce a seguir sus huellas y a la búsqueda del significado poético y filosófico de los poemas.